lunes, septiembre 03, 2007

Bubo aporta ideas para cuidar el Medio Ambiente

Hace unas semanas atrás vivimos un fenómeno poco común en nuestra zona central. Vimos caer nieve en Santiago, Rancagua y muchas otras ciudades. Pero por que pasan estos fenómenos. Si recapitulamos este invierno hemos tenido muchas heladas, nieve, días soleados y luego mucha lluvia y todo esto se debe a que no estamos cuidando nuestro medio ambiente.
Sabía usted que arrojar el aceite de uso doméstico, por el fregadero o lavaplatos, es muy perjudicial para nuestro ecosistema. Esto porque las alcantarillas se tapan, dañando el sistema de tratamiento de aguas servidas y al llegar al mar, un litro de aceite contamina un millón de litros de agua.
Así que ahora vez que haga cualquier fritura recuerde no bote el aceite en el lavamanos si no que hágalo en una botella desechable o en papel de diario, con esto ayudaremos a construir un mundo.

Cosa de Rayados

  • Si yo fuera tú, me enamoraría de mi.
  • No te preocupes, el peor día de tu vida solo durará 24 horas.
  • Es mejor callar y que piensen que eres idiota a hablar y demostrarlo.
  • Si, se puede ser feliz con una sola mujer, pero ¿Con cual de ellas?
  • Está bien ser abstemio, pero con moderación

El Pececito Dorado. Autora Roster.

Hace muchos años había una isla lejana que estaba habitada por varias familias. Todos se alimentaban de lo que daba el mar, Carecían de muchas cosas pero ellos estaban conformes con su suerte y así eran felices. Entre ellos había un matrimonio querido por todos, no tenían hijos y siempre estaban dispuestos a asistir a los demás. La esposa acostumbraba acompañar a su esposo en la pesca a alta mar; para ellos echar la red era conseguir siempre una buena pesca. Ella quedó embarazada y continuó acompañando a su marido y solamente en el último mes él dijo: ahora voy solo, ella insistió: solo no vas, que sea lo que Dios disponga pero vamos juntos.
Recién echada la red empezaron las molestias del parto y muy pronto el bote tenía otro pasajero, un lindo varoncito que el padre cubrió con su camisa y emprendieron rumbo a casa.
Madre e hijo estaban bien y el papá decidió llamarlo Mariano por ser hijo del mar. Todas las familias del lugar mostraron gran alegría por el feliz acontecimiento.
El niño, desde que aprendió a caminar iba a jugar a la playa, a veces el papá lo llevaba a pescar. El niño crecía y siempre estaba jugando o sacando algas que secaba al sol. Un día vio a una mujer muy linda sentada en una roca que el usaba para tirarse de picada al mar, era tan linda la muchacha que quedó mirándola por mucho rato, luego trató de acercarse pero ella se tiró a nadar y se perdió en una ola. Mariano pensó que ella se había ahogado y se fue a casa muy triste. La mamá le pregunto que le pasaba y contestó que nada. Al otro día se fue tempranito a la playa, buscó por todas partes pensando encontrarla en la playa y él le daría sepultura. Pararon varios días y una tarde la vio sentada sobre la misma roca su pelo brillaba como si fuera oro.
Así fue que Mariano se enamoró perdidamente pero cuando quería hablar con ella sólo conseguía que se perdiera en el mar El se puso muy triste y cada día fue peor. Un día Mariano tomó el bote del papá, se internó en el mar, echó la red pensando que si la pesca era buena podría tener un poquito de plata para hacerle un regalo a esa dama.
Cuando sacó la red estaba con tantos peces que le costó subirlos al bote, en esa tarea estaba cuando vio un pececito tan lindo, era dorado como el oro; el dijo es muy lindo y muy chiquito, mejor lo devuelvo al mar y lo echó al agua y para su asombro el pececito le dijo “Gracias Mariano”. “Mi nombre es Pez Dorado, si alguna vez necesitas llámame y ahí estaré”
Mariano pensó que se estaba volviendo loco, contó a sus padres lo que le estaba pasando y ellos pensaron que estaba muy enfermo. Pasados algunos días volvió a la playa esperando encontrar a su amor y si que la vio pero ella se fue mar adentro. Mariano se acordó del pececito dorado y lo llamó, vino, le contó lo de la dama y el amor que sentía por ella. El pez le dijo; Yo te llevaré a ella, sígueme sin temor y empezó a nada mar adentro y luego fue sumergiéndose en lo profundo pensando nada más que en su amor. Llegaron a un palacio en el que había muchas mujeres hermosas que rodeaban a la dama y su asombro fue muy grande porque no tenían piernas y sólo cola de pez. Aquí tienes la verdad, ellas son sirenas y tu amada es la reina, a veces tiene permiso para salir del agua, con la prohibición de hablar con los humanos, yo soy su guardián. La reina tomó una docena de ostras y en una bolsa hecha de algas las echó diciéndole: “Cultívalas y te darán muchas perlas y ellas serán tu riqueza pero nunca cuentes como las obtuviste. El pez dorado te enseñará cómo se cultivan y ahora síguelo, te llevará a tu casa.
El Pez Dorado le indicó que dejara la bolsa de algas bajo la roca y le dio más instrucciones en secreto y por eso no puedo contarlas. Pasado un tiempo enseñó a las demás gentes de la isla como cultivar ostras y todas han ido teniendo su propia fortuna.
Esta es la historia de Mariano, hijo del mar.

El Árbol”. Autora Agustina

Cuando niña vivía en un pequeño pueblo del sur.
En mi casa había un gran árbol, en el centro del patio.
Era un coigüe, muy bello; Con el viento adquiría formas armoniosas. Sus largas ramas de hojas pequeñas brillaban con el esquivo sol.
Yo adoraba ese árbol, bajo su sombra descansaba, estudiaba y soñaba con aventuras románticas.
Siempre estaba lleno de pájaros que cantaban todo el día, jilgueros, tordos; y sobretodo las tencas que tienen un canto perfecto.
Mi colegio quedaba muy lejos del pueblo, por lo tanto estaba ausente casi todo el día, de la casa,
Un día durante mi ausencia, mi padre hizo cortar el árbol.
Imagínense mi dolor, cuando al regresar, sólo vi un tronco cortado hasta la mitad.Lloré, grité hasta cansarme. En vano mis padres trataron de consolarme, me explicaron que estaba amenazando la casa, lo habían comprobado en el último temporal. Me prometieron esto y lo otro, pero yo sólo les gritaba: arboricidas, arboricidas, los odio.
Lo más terrible sucedió al atardecer, cuando los pájaros regresaron a sus nidos y no los encontraron. Daban vueltas y vueltas, movían sus alas con fuerza y sus cantos parecían gritos de dolor,
Hasta muy tarde en la noche, sentía su aletear junto a mi ventana, como acompañándome en mi tristeza.
Han pasado muchos años y cuando viajo al sur, contemplo los coigües y surge vívido este recuerdo de mi niñez.

El hijo adoptivo. Autora Cardelina de los Ángeles.

Viajando desde Santiago a Rancagua tuve como compañera de viaje a una señora muy alegre y simpática. Entablamos conversación de inmediato, intercambiamos nombres, Le conté que escribía poesías y relatos. Preguntó ¿Le puedo contar algo? A lo mejor usted puede escribirlo. ¡Claro que si! Cuénteme no más.
Comenzó así: Vengo a Rancagua a visitar una hija, vivo en Santiago pero no siempre viví en la ciudad. Residíamos con mi esposo y los hijos en un predio que teníamos en el sur. Mi esposo falleció, mis hijos se vinieron a estudiar a Santiago, aquí teníamos familiares, luego se casaron y formaron sus hogares.
La estoy aburriendo? Preguntó. ¡Nada de eso! Siga no más, le contesté. Y la señora continuó: Cuando vivíamos en el campo criábamos de todo, cerdos, conejos y muchas aves. Teníamos un perro muy lindo de raza indefinida, era un fiero guardián.
Un día una gallina puso un huevo en la casucha del perro, mi esposo dijo: quítalo porque el perro puede aprender a comerlos. Lo saqué pero al otro día volvió a poner la gallina. Lo sacaba todos los días hasta cuando me percaté que la gallina se había echado en la casucha con dos huevos. El perro no se molestaba, todo lo contrario, se acostaba a un lado para no molestar a la gallina. Yo la saqué con sus dos huevos y la puse en un nido en el gallinero, como había dormido dos noches sobre ellos no le puse otros. No quiso quedarse en el gallinero, salió corriendo a echarse en la casucha del perro, tomé los dos huevos y los puse debajo de ella. Salía a comer pero se quedó echada los 21 días que es el tiempo para que nazcan los pollitos. Nacieron dos, el perro seguía sin molestarse; la gallina sacaba en el día a sus pollitos a comer pero en la noche dormían con el perro.
La señora a veces se ponía un poco triste, creo que añoraba esa vida en el campo. Sonrió y continuó contándome. Los pollitos crecieron, la gallina volvió al gallinero en busca de marido. Había nacido un pollito y una pollita, ésta bastante crecidita, siguió a su madre y el pollito que ya no era tal, era un bonito adolescente, se quedó con el perro. En verano el gallo dormía arriba de la casa del perro y en invierno los dos dentro de la casucha. El pollito se había convertido en una ave de hermoso plumaje, muy gallardo y elegante. El perro y el gallo andaban todo el día juntos, jugaban de igual a igual, el gallo picoteaba al perro y huía, el perro lo perseguía y nunca lo alcanzaba porque el gallo se subía a un árbol y así estaban todo el día, al anochecer se iban los dos a dormir. Un día notamos enfermo al perro. Por allá no había veterinarios, llamamos a un señor que sabía algo de animales, le dejó unos remedios que se los hicimos tomar pero no mejoró. Mi esposo decía que podía ser la vejez porque el perro tenía ya bastantes años; había días que no salía de su casucha, el gallo tampoco lo hacía, se echaba al lado de la comida del perro y le cloqueaba para que saliera a comer, él picoteaba en la fuente del perro y tomaba agua sin moverse de su lado.
Un mañana el perro amaneció muerto, daba pena ver al gallito, lo picoteaba despacito como lo hacía cuando lo despertaba para que fueran a jugar. Mi esposo enterró al perro bajo una higuera, el gallito miraba desde lejos, no durmió más en la casucha, se fue a dormir arriba de la higuera. Yo le llevaba alimento y agua, él no se movía de ese lugar.Una semana más tarde lo encontramos muerto sobre la sepultura del perro, su corazoncito de ave no pudo soportar vivir sin la compañía de su padre adoptivo.

Tontín a la Palestra.

¿Por qué ha estado Tontín tan alejado de Chocherías? No ha habido alejamiento, ¿Chocherìas? ha rehusado dar cabida a varios desatinos, ahora entrega éste al juicio de los lectores.
Nos relata Tontín que no tenía nada que hacer y decidió hacerlo parándose en la intersección de dos calles con tránsito en ambos sentidos. Disfrutar el insensato apresuramiento humano. Bípedos mecanizados para bajar corriendo de un medio de movilización y subir a otro en la calle cruzada. En esto un adulto mayor tropieza y cae, varios se desprenden de su mecanización y se convierten en inexpertos y bien intencionados samaritanos. Tontín no pudo hacerlo porque estaba en la vereda de enfrente y el tránsito vehicular se lo impedía. (Felizmente para el accidentado)
Ninguno de los samaritanos se interesó en constatar que hubiese quebraduras o zafaduras, menos si realmente la conciencia estaba conservada. Cada uno intentaba imponer su científico método de levantar caídos; seis samaritanos seis sistemas aplicándose simultáneamente. El desplomado, resistente el viejito, salió indemne de las agresiones samarias, sacudiose la ropa, alzó la barbilla, agradeció y continuó su andar
Fin del relato comienzo del despropósito. Nos cuenta Tontín que, ahora si, tenía algo que hacer. Se imaginó a si mismo caído rodeado de benévolos asistentes y también con total ausencia de ellos, ni un alma para tenderle una mano o “flor de buena suerte” un interesado en sus bosillos que tras quitarle lo que le interesara le diera las gracias y adiós. Volvió a su casa, dice él, a pensar. Recordó los simulacros de maremotos ensayados en Arica y otras regiones nortinas. Ahora cuenta que simula-cra caídas y maniobras de levantamiento todos los días. El sistema más apropiado para levantarse, hasta el momento es: Se pone cara al suelo, se arrodilla y…arriba Tontín. Ya se descuidará y le tomaremos una fotito.

En busca de una madre. Autora Nila

Doris es una niña muy amorosa y cándida, estudia para maestra, hija muy regalona, de buena condición económica. Sus estudios los realiza lejos de su hogar donde al principio hechó mucho de menos a su familia. Luego con sus prácticas en diferentes colegios se fue encariñando con sus alumnas y no sentía que estaba sola.
En una de sus prácticas en un colegio municipal donde los niños están carentes de muchas cosas materiales y algunos faltos del cariño familiar, conoció a un niño muy humilde que siempre estaba arrinconado y solito; se veía muy triste. Doris empezó a fijarse en él, se preocupó mucho pensando ¿Qué le pasará a este niño? Sus compañeros eran muy crueles, lo trataban de huacho, flojo, cochino, etc. Como Doris estaba en su práctica lo veía solamente una vez a la semana y esto la tenía muy desorientada. ¿Qué hacer por este niño que se veía tan desmejorado? Empezó a hablarle en los recreos, su nombre es Elías, de unos ojos verdes, tez pálida, físico bajito más bien delgado, cursaba el cuarto año básico, no sabía mucho, le costaba aprender. Doris le ofrecía dulcecitos para acercarse a él. El niño los recibía y salía corriendo. Un día que estaban en clases el niño se acercó a la profesora y le entregó un dibujo de regalo. Doris quedo impresionada por el acercamiento y en el recreo lo llamó para conversar con él, le tomó la manito para hacerle cariño y el niño no la rechazó y desde entonces empezó una linda amistad entre ellos.
Doris se encariñó con Elías, se quedaba horas extras para enseñarle y se pusiera al día con sus compañeros. La confianza fue creciendo en el niño y le contó a Doris que él no tenía mamá ni papá, que vivía con una señora que lo maltrataba y no se preocupaba de él. Elías quería tener una mamá que lo cuidara y fuera a la escuela a saber sus notas como los otros niños, esto le impactó mucho a Doris y desde entonces cada vez lo trataba con más cariño.
Cuando fue a visitar a su familia les contó el caso y que ella estaba muy pero muy encariñada con el niño y tenía ganas adoptarlo cuando se recibiera. Sus padres la apoyaron pero falta mucho para eso, hay que hacer muchos trámites y tu tienes que tener una buena condición económica.
Bueno, pasó el tiempo, terminaron las clases. Doris sufría al pensar que pasaría con el niño. Empezó a visitarlo a su casa, conoció a la señora que lo cuidaba, con la cual hizo una buena amistad consiguiendo que le diera permiso para llevarlo con ella y lo conocieran sus padres.
Elías estaba muy contento con su nueva familia y quería de mamá a Doris. Estudiaba mucho para agradarle, aprendió las tablas, las multiplicaciones y las divisiones que era lo que más le costaba. Ahora era un niño muy feliz, lleno de vida.
Los padres de Doris estaban encantados con él y decidieron adoptarlo cuanto antes les fuera posible.
Doris estaba tan contenta con todo que preparó su tesis y terminó sus estudios con altas calificaciones y Elías fue el niño más feliz porque ahora tenía unos padres muy buenos y una hermana que había sido su profesora. Ya había encontrado la madre que tanto había deseado.
Doris se preocupó de sus estudios y fue un muy buen alumno en los años siguientes, siendo el orgullo de todos.Elías al fin encontró lo que buscaba, una familia que lo adoraba y la madre que se preocupaba de todo lo que a él le pasara; llegó a adulto siendo un gran profesional y el orgullo de una maestra que se preocupó del problema de aquel niño triste, sin madre.

Frase del Mes

Más vale ceder el paso a un perro que dejarse morder por él."

Autor: Abraham Lincoln

Galo, Celestín, Publicista.

Galo lo llamaba su madre, sus amigos de la infancia y compañeros de escuela. Celestín los compañeros de trabajo por su aferrada devoción al OhiOhi OhiOhi.
Publicista le llaman los agradecidos adultos mayores que reciben su casi cotidiana entrega de alguna lecturita que tanto, tanto les ameniza la vida y les entrega informaciones de este contradictorio y enrevesado mundo que nos esforzamos por enredar entre todos.
La cosa empezó como tantas, suavecita y sin anunciarle a nadie el cuerpo que iba a tener: Buenas tardes mamita ¿Cómo está usted? Hoy le traigo el diario, mañana toca que le traiga la revista “El Teniente”
Gracias mijito, tengo hasta las ocho y media para leerlo, a esa hora llega mi vecina Cristina que se lo lee a su viejo que está casi ciego y a ella se lo quita a la hora de almuerzo la Filomena, la que vive en la esquina y es la abuela del Patito, el niño que me hace compras.
Entonces Luis Moncada decidió que para brindarle a su madre una lectura tranquila debía aprovisionarla de más ejemplares. La suerte lo favoreció y de algún modo llegaban a sus manos ejemplares de la revista que ya mencionamos, de los diarios Publimetro, El Colchagüino, El Tipógrafo y, a veces, un El Rancagüino. Ocurrió que más diarios, más lectores y recién había transcurrido una semana cuando lo esperaron en la .puerta de calle de la casa de su madre dos adultos mayores que le preguntaron ¿Usted es el publicista? Por favor convídenos también algo que leer. Pronto supieron y peticionaron tres hermanos de la calle 1º de Mayo. 83, 85 y 87 años tienen estos entusiastas lectores y el Publicista los atiende en la medida de su suerte en conseguir, para dar a ellos y a treinta y cinco adultos mayores de las poblaciones Esperanza y San Pedro la esperada lectura a la que se añade otra connotación: alguien se preocupa por proveerlos; llega, entrega y se va. Cuando tiene poco que entregar pide “Que corra” y así lo hacen y un diario o revista viaja por varias manos. Si transcurre un par de días sin conseguir nada impreso visita a unos pocos y les explica que luego la cosa va a mejorar. Mejora y él continúa su entusiasta reparto y como se ha establecido una relación de amistosa confianza a veces debe escuchar confidencias, relatos de penas y conflictos. Dice: sólo me cabe escuchar y es eso lo que necesitan. Las soluciones deben venir de otras fuentes, yo soy apenas el publicista

Las Semillas del Rey

En un pueblo lejano, el rey convoco a todos los jóvenes a una audiencia privada con el, en donde les daría un importante mensaje.
Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: "Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta mas bella ganara la mano de mi hija, y por ende el reino".
Así se hizo, pero había un joven que planto su semilla y esta no germinaba; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.
Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste pues su semilla nunca germino, ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir pues era un participante y debía estar ahí.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, desfilo al último hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y burla; en ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.
Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamo de entre todos al joven que llevo su maceta vacía; atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción.
El rey dijo entonces: "Este es el nuevo heredero del trono y se casara con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas; pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece"

Dos cartas y una nota.- Autora Velia.

Carta uno

Señor Florín Rosales.- (Una breve pausa, ya volvemos) Ha vuelto tu amigo de los años liceanos Floridor Ross. Quizás fue la cacofonía de nuestros nombres lo que nos unió o tal vez el contraste de nuestros caracteres, el uno soñador, volando por espacios azules, el otro muy en la tierra disfrutando lo que la vida podía ofrecerte. En aquellos días, tiernos brotes del árbol de la vida. Nos unió esa amistad que sólo puede darse entre dos seres solitarios y ariscos. Tú brioso con una energía inagotable, amante del aire puro, el sol, el agua; tu permanencia en este medio contaminado, saturado de smog, ruidos y basura era un sacrificio. Tu necesidad de sacudirte de tanta mugre te empujaba (y tú a mi) a largas caminatas hacia los cerros donde disfrutabas, corriendo, saltando, gritando.
Rompías las barreras del tiempo y el espacio y volvías a tu hogar a sentir el olor único de la tierra removida, del pasto seco, de la fruta madura (si hasta el olor de la bosta es agradable, decías)
Luego el regreso, tu pleno de energía nueva, alegre y liviano como un picaflor que encontró un naranjo florido. Yo agotado, exhausto como un limón exprimido, pero contento por ayudarte a sobrevivir.
Somos caballos, dijiste un vez. Tu un fina sangre, destinado a brillar en las grandes elites, a estar rodeado de gente distinguida, amante del placer y la vida social. Yo, un potro salvaje, que ama los grandes espacios abiertos, la naturaleza, la libertad.
Pero nuestros sueños de ser caballos quedaron truncos el día en que nos convirtieron en floripondios. Esta extraña metamorfosis la hizo el profesor de ciencias. Al leer la lista le llamo la atención nuestros nombres; Vaya, vaya. ¡Aquí tenemos dos floripondios! Desde aquel aciago minuto, todos se olvidaron de nuestros nombres y quedamos así bautizados. (Este gallo nos cagó, dijiste)
Un verano, por fin, conocí tu tierra. Ver aquello fue como nacer de nuevo. Supe como era el cielo verde de los bosques, el cantar de las aguas cristalinas de los riachuelos, el trino de los pajaritos.
Ya no necesitaba soñar, sólo me sumergía en tanta grandiosidad.
¿Por qué allá en el campo el cielo está más cerca y las estrellas son más brillantes?
Conocí a la gente de tu tierra, manos ásperas y mirada pura, gente forjada con el trabajo de la tierra de la que absorben su generosidad, su fortaleza su esencia pura y natural.
Muchas veces me quedé tendido bajo un árbol recuperando energía para el próximo paseo. (Iremos a la vertiente de las tres rosas, la cascada de la novia, la mina del mono cojo… A caballo, para que no te canses ¿…?) En estos remansos (de reestructuración muscular) Me acompañaba tu hermanita, la pequeña Titi (Que ojos más bellos tenía, negros, luminosos, inmensos, ojalá que nunca nada ni nadie pueda enturbiarlos ni menos, lograr que derramen una lágrima) ¡Cuéntame un cuento! ¿Quieres? Inventé mil historias para ella, viajando por el mundo de la fantasía. Recorrimos mil caminos azules con algunas zozobras pero siempre llegando a un final feliz (Que será de la pequeña Titi)
¿Recuerdas al profesor de castellano? Usted Ross tiene una imaginación parabólica, pletórica, alegórica (¿por qué le gustarían tanto las esdrújulas?) Usted debiera ser poeta. Si supiera que lo único que he escrito en mi vida es esta carta…Quizás pueda llamarme poeta porque me gusta descubrir la belleza en las cosas más nimias: una piedra, una hoja seca, un gorrión…Buscando esa belleza pura e intangible recorrí el mundo. Muchas veces me enamoré; de una mirada tierna, de una risa cristalina, de una voz suave y profunda…luego un gesto, una palabra rompía el encanto y …adiós amor.
He vuelto de nuevo con mi bagaje de melancolía, enfermo de soledad y hastío. Olvidado, en un rincón del mundo quedó el último girón de mis sueños. Sólo me acompañaría mi soledad, enemiga fiel que penetra en el corazón y en el alma, cubre con su velo negro los sentidos y no permite ver, ni escuchar, ni sentir lo que pasa alrededor.
Hombre, me decías, vine de la vida. ¡Disfruta cada momento, mastícalo, digiérelo! Tú vives en las nubes. No, aquí en la tierra está todo lo que necesitas para ser feliz. Puede que algún día pase la felicidad por tu lado y tú no la vas a ver por estar soñando…
Este floripondio no tiene esperanzas ni sueños azules, se muere por falta de amor; se está secando para seguir viviendo.
Floridor Ross .
Carta dos.

Mi querido Floridor:

Tu carta no llegó a su destinatario. Mi hermano Florín falleció en un accidente el año pasado. Vivió como él decía, disfrutando plenamente de la vida. Dio y recibió amor. Fue feliz. Todos lo recuerdan con mucho cariño porque sembró esperanzas y alegría. Fe y optimismo. Amor y paz.
Perdóname, tuve que leer tu carta, no pude dejar de hacerlo. Florín tenía razón, una vez el amor pasó por tu lado y no lo viste. No podías verlo porque estaba en una niña de ocho años que escuchaba extasiada tus historias y que creció amándote. Mi querido Floridor, y fuiste tú el que me hizo llorar al leer tu carta y mis ojos derramaron esas lágrimas que tú no querías…¿Podrían ellas regar ese floripondio? ¿Lograrán hacerlo revivir? ¿Terminará esta historia con un…y fueron muy felices?
Cristina Rosales.
Nota

Arreglando un antiguo mueble que me regaló mi mamá encontré estas cartas que me parecieron muy lindas, como para publicarlas. ¿Quieren?

Florita Ross Rosales.

Feliz Cumpleaños Chocherías

Como dice la canción, un año más que se va, un año más, cuantos se han ido, un año más qué más da, cuantos se han ido ya.
Cocherías Feliz Cumpleaños!!!!, ya soy 4 años los que llevamos junto a Chocho El Viejo y a Tontín en este ambicioso proyecto y aunque la vida nos ha hecho en ocasiones tener poco tiempo para crear, las ganas de que Chocherías llegue cada vez más lejos nos dan fuerzas para siempre estar en la búsqueda de ideas nuevas, temas novedosos, más lectores, más amigos.
En este cumpleaños queremos dar gracias a cada persona e institución que ha permitido que Chocherías llegue a ser lo que es hoy, un boletín que se distribuye en más de 10 comunas de la región e incluso algunos en Santiago.
Chocherías, felicidades y que sean muchos más. Bubo

El éxito de compartir

En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, porque ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año? preguntó el reportero.
Verá usted, señor, dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos

Tomado de Internet por Bubo

El diccionario al estilo de Bubo

  • DECIMAL: pronúncialo equivocadamente.
  • DIADEMAS: veintinueve de febrero.
  • DILEMAS: háblale más.
  • DIÓGENES: la embarazó.
  • MEOLLO: Me escucho

Espera… Autora Velia.

Espera, empezó a llover. No salgas así, con tan poco abrigo. Lleva la bufanda que te regalé para nuestro aniversario. Dime ¿Cómo es ella? Sí, te entiendo, es joven, bonita, alegre. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Eras gentil, sincero, honesto. Lo que más me gustó de ti, fue tu alma de niño y de poeta. Espera, sigue lloviendo. Mi poeta enamorado que decía: Eres mi sol, mi canto, mi alegría. El aire que respiro, mi pan de cada día. Te quiero siempre conmigo. Nunca te dejaría… ¿Sabes? Esas palabras siempre y nunca, no debieran existir. Sólo son palabras que no se pueden cumplir. Espera. Mira, empezó a nevar. Vamos, hombre, alégrate, haremos sopaipillas y tomaremos mate. O mejor beberemos champaña y bailaremos, bailaremos y bailaremos…Creo que mañana será un hermoso día lleno de sol.

Adiós

La conocimos hace, solamente, noventa días. Se acercó al taller de Chochas, la afinidad y corriente de simpatía fue mutua y espontánea. En la siguiente sesión presentó su trabajo de ingreso, el poema “Chispas” publicado en agosto En el tercer encuentro, último en el que disfrutamos de su presencia, nos entregó una prosa plena de sentimiento y un bellísimo relato: “Dos cartas y una nota”
Con pena por la ausencia definitiva y con orgullo por haberla tenido junto a nosotros publicamos ambas creaciones.

Ingenio de Bubo

El animal que menos duerme es el ciempiés por que cuando termina de sacarse los zapatos ya es de día

Un viaje diferente.

Regreso de Santiago en metrotren; falta larga media hora para la partida y los vagones están casi vacios, muchos asientos para elegir. Siento los tironeos impacientes, exigentes de mi ángel de la guarda “Siéntate aquí” Apegado a la ventanilla, contra la marcha del tren. Acato la orden. El vagón se va completando rápidamente y mis futuros acompañantes de viaje no aparecen hasta que, observaciones y deducciones, ella bajita, menos de un metro sesenta, veinte años, quince kilos de sobrepeso, vestimenta limpia, cuidada, apropiada, bastante usada, sienta a su lado un pequeño de entre cuatro y cinco años, fue madre a los dieciséis. La carita del pequeño denota felicidad, está ocurriendo exactamente lo que él quería. Le calculo ocho kilos de sobrepeso.
El vagón se completó y están habiendo pasajeros de pie. Nuestra observada y analizada compañera de viaje debe sentar en sus faldas al pequeño cediendo el asiento a otra portadora de bebé.
Justo con el inicio de la marcha nuestra gordita saca una botella, tamaño personal de bebida de fantasía la destapa y entrega al gordito que traga un par de sorbos la devuelve, madre traga y el rito continúa. Ambos tragones son tan moderados que la botellita alcanza hasta la llegada a la estación Pedro Aguirre Cerda. La botellita vacía, inútil, vuelve al bolso, ella no ensucia su entorno y no cabe duda que el pequeño tampoco lo hará. El tren reinicia su andar y la gordita saca del bolso una barra grande de chocolate (después averigüe por el peso, 100 gr.) La provisión de golosina duraría hasta las cercanías de Rancagua. Junto con la rotura del envoltorio se agolparon en mi cabeza las objeciones, protestas y recomendaciones, estaba a punto de salírseme un sermón contra la obesidad, con mucho esfuerzo impedí que llegara a mi boca. ¿Qué derecho tenía a estropear una fiesta ajena?
Presenté mis airadas protestas al ángel de la guarda ¿por qué me metió a contemplar a unos gordos a ganar más grasa? En un tren repleto iba a tener que sufrir hasta el fin el consumo de la barra de chocolate.
De pronto el pequeño levanta sus manos estira sus dedos y pide a la mamá: “préstame los tuyos”, baja algunos de sus propios dedos e inicia una interesante labor de conteo, sumas y restas, intervengo, presto mis propios dedos y el feliz pequeño, parece que por primera vez tiene veinte dedos más los propios a disposición, continúa el juego, con inseguridad al comienzo, preguntando por la corrección de sus resultados y muy pronto adquiere dominio de la aritmética y me hace preguntas de más y menos. Yo, torpe que soy, me equivocaba y el me corregía con grande y comprensiva risa.
Mi desagradable sentimiento crítico por la obesidad dio paso al respeto a una madre muy joven teniendo éxito en el estímulo de la inteligencia de su pequeño. Tuvo acceso a ese conocimiento y lo está empleando muy bien Pareciera que no ha tenido el mismo acceso al tema de la excesiva acumulación de grasa corporal.

Coincidencia: la otra cara.

Venía de haber almorzado un par de horas antes con mis bisnietos Ariadna y Ricardito y la mamá de ambos relató que un día de la semana pasada había recibido un severo raspacachos desde la escuela de los niños y la devolución de un queque que llevaba cada uno para su colación del recreo de media mañana. Pregunto: ¿Colación del recreo de…? Si, es el único en que se permite y se hace comer a los niños alimentos autorizados, entre otros: pasas, nueces, aceitunas, higos, frutas; los queques, dulces chilenos, empolvados y otros deben ser caseros y no de producción industrial. Los queques que la escuela no permitió que mis bisnietos comieran y devolvieron a mi nieta llevaban una nota bien prendida con corchetes “Mamita estos queques no son caseros, lea usted la lista de ingredientes, hay varios que no aportan nutrientes y que el organismo de sus hijos no necesita” La cita de la nota no es textual sino rehecha en charla de sobremesa. Los ingredientes citados se habían destacado con color y subrayado. La vigilancia de lo que los niños comen es acompañada de conversaciones tías-niños y cada uno de ellos tiene clara la información que no se debe comer nada fuera de los horarios establecidos. En esos hogares las bebidas de fantasía se reemplazan por agua y jugos de fruta cocida en casa. Sueño con que el obesito, no pregunté el nombre esperando oírlo de su madre y ella invariablemente lo trató “mi amor”, en su próxima visita a su abuela rancagüina no inicie el viaje comiendo y bebiendo sino sólo entretenido con el nuevo ingenio creado por madre para estimular su inteligencia y en una estación intermedia, Paine o Linderos, hagan un ligera merienda al estilo de la escuela de mis bisnietos. Los mayores podemos tener sueños locos

¿Chocherías? El paso de los años.

Septiembre 2003 a septiembre 2007. Desde una hoja doblada en dos al ejemplar que usted tiene en sus manos. La hoja fue ideada por Chocho el Viejo para conocimiento y uso de la veintena o algo más de socios de su club de Adulto Mayor “Los Años Dorados” El crecimiento a ocho y a doce páginas en octubre y noviembre del mismo año fue idea, insistencia y exigencia de Evelyn Arévalo, jovencita estudiante de Informática que tomó sobre si todos los problemas de computación, compaginación, agregó las ilustraciones y creó la bella y novedosa portada que usted disfruta mes a mes
Cuando María Acevedo, presidenta de la Corporación de Adulto Mayor, provincia de Cachapoal conoció a ¿Chocherías? la imaginó en manos de los adultos mayores de toda la provincia, la dio a conocer a las diversas comunas, ideó cobrar el valor de la fotocopia para financiar esta parte de su producción; el sistema funcionó con la conocida deficiencia del “Después pagamos” que resultaba un verdadero freno a la producción y distribución, cara y laboriosa por la enrevesada geografía de la provincia. Buscó auspicio. Buscó y buscó hasta encontrar a:
Don Álvaro Morales, agente de la Caja de Compensación “Los Héroes” quien aceptó financiar un número de ejemplares que ya ha crecido un par de veces. La acción pro ¿Chocherías? de don Álvaro no quedó ahí, cuando la revista, tras un exitoso rastreo encontró una decena de adultas mayores aficionadas a la creación literaria el gentil auspiciador dijo “reunámoslas aquí” De esa reunión nació el grupo de “Chochas por la Literatura” que continúa acogido a la Caja de Compensación “Los Héroes” cuyas producciones se leen en la revista y que pronto se publicarán en un libro que, Dios mediante, el público podrá adquirir en un par de meses más.
Este resumen no estaría completo ni sería justo si no agradeciéramos a los innumerables amigos y amigas que ¿Chocherias? ha logrado en estos cuatro años, los que nos han estimulado con palabras elogiosas y los que nos han señalado por donde podemos corregir. Están dos amigas que han entregado su amistad a la revista, hemos sentido su calor humano y recibido los beneficios de su cooperación: Patricia Medina de la Caja de Compensación “Los Héroes” e Ivonne Quezada de la municipalidad de Coltauco.
¿Chocherías? fue creado para la tercera edad y, como ocurre con tantas iniciativas, está dando frutos inesperados: Se ha establecido una conexión con la niñez y la juventud, por iniciativa de los propios niños y jóvenes. Un pequeñita de diez años, vecina de Cardelina de los Ángeles, la más prolífica y celebrada de las Chochas, tomó de manos de su abuela, abuela por decisión de la pequeña y no por consanguinidad, una revistita que ella no había visto por ningún lado, le interesó una poesía, pidió la revistita en préstamo para llevarla a la escuela, se interesaron en ella las demás niñas, la profesora cumplió con su deber de informarse qué había caído en manos de sus pequeñitas y ¿Chocherías? paso a ser tema de una clase. La inspirada Cardelina publicó una ronda que el curso de nuestra improvisada relacionadora pública escribió en el pizarrón y el curso copió en sus cuadernos.
El joven Ignacio Silva, nieto de Cardelina, esta vez si de sangre, publica en el diario mural de su Escuela Industrial A6 poesías y relatos de su abuela y es un poco héroe de sus compañeros por tener una abuelita escritora de muy buena acogida en ese colegio.
Xiomara, nieta de Yeya, otra destacada Chocha, cada mes lleva a su curso, tercer año del liceo Comercial, un ejemplar de ¿Chocherías? que es disputado por leerlo “Yo primera” En cumplimiento de una tarea Xiomara leyó “Pedacitos de Cielo” de Cardelina, publicado en Febrero del 2007. Este cuento desplazó las demás lecturas y fue el motivo de comentarios y elogios de las alumnas. Xiomara se ganó una nota 7.
Es muy probable que estos niños y niñas, estos jóvenes y jovencitas durante su vida observen respeto y guarden cariño por los adultos mayores y cuando ellos lo sean se dispongan a asumir liderazgos en beneficio de la tercera edad e influyan en sus nietos esas mismas actitudes estableciendo una cadena iniciada por Evelyn Arévalo, María Acevedo, Álvaro Morales y las Chochas Abuela Mariana, Cardelina de los Ángeles, Chocho el Viejo, Coquimbana. Coyita, Lita, Nila, Roster, Veva y Yeya.