Las huellas no se forjan sino se construyen pisando.
Esta debemos forjarla a golpe de martillo y en duro metal. Que se diga de nosotros: Los Adultos Mayores del siglo XXI mostraron el camino.
Antes de ahora la preocupación por los viejos fue sólo en el entorno familiar, ahora pasó definitivamente al interés público y tenemos peso ciudadano por el número, la experiencia, por la capacidad y disposición a integrarnos y seguir siendo cada uno. Y por donde vamos irán los que vienen envejeciendo, si elegimos bien y si no borrarán nuestras huellas y elegirán el camino que no fuimos capaces de encontrar.
Estas palabras van dirigidas al que desde un sillón directorio tiene la facultad de decidir y disponer y al querido amigo que me dice: “Le cooperaría pero se me va en collera el lápiz, con herramientas en la mano le puedo ayudar”
De este amigo puedo afirmar que no tiene instrucción pero es un educado caballero que siempre ha mostrado respetarse y respetar. Sus opiniones expresadas con claridad y valentía, basadas en la justicia y la decencia han sido un modelo del comportamiento ideal en las asambleas.
Además, aunque sean palabras perdidas, a los que asumen de caudillejos en busca de una popularidad fácil, barata y restringida a cuatro seguidores, alterando normas de conducta y disciplinas absolutamente ligadas a la salud, estado y condición de los adultos mayores. Falta agregar de estos caudillejos: Osan tomar decisiones de dudosa o ninguna legalidad y, a veces, muy inconvenientes para los adultos mayores.
Esta forja martillazo a martillazo del camino lógico y deseable para los clubes de adultos mayores debe estar atenta a los detalles tanto como a lo grande o importante. Chocherías se va a referir a algo que puede considerarse insignificante o significativo y solicita, Chocherías, le hagan llegar aportes, mencionar temas con relación a dar martillazos en la forja de la huella.
Para que la comprensión llegue directamente vamos a referirnos al inexistente Club “La Vejez Color Oro” avecindado en la populosa urbe Rucamabhida y a sus socios Facundo y Felisa.
No son matrimonio ni están emparentados; su relación es solamente ser socios del mismo club. Y tener limitaciones económicas. Y tener la dignidad de no hacer alarde de esta limitación que manejan con privacía y dignidad. Ambos son participativos, entusiastas, amistosos y alegres. La limitación económica es un detalle molesto que no les arruina la vida.
El club “La Vejez Color Oro” programa una excursión por un día a un bello lugar propiedad de una Caja Compensatoria en un moderno bus de esa misma Caja la que además proporcionará almuerzo y onces por una suma al alcance de Felisa y Facundo. Cada uno hace sus cuentas se inscribe y cancela el monto fijado. También cada uno sabe que a los postres ese socio tan simpático y activo va a tomar el gorro de alguien y va a recaudar la propina para los mozos. Las coincidencias forman parte del diario vivir, Facundo debió, justamente en la tarde anterior, prestar apoyo al hijo cesante y se reservó una moneda de quinientos pesos para la consabida recolección. Felisa estuvo peor, solicitó una moneda en préstamo a su vecina, ese tipo de gestos es habitual entre ellas; la una sufre cuando está incapacitada para socorrer a la otra, pero esta vez la vecina estaba “firme” y le insistió: “Lleva dos por…” Felisa rehusó, teniéndola en el bolsillo seguro la gastaba y devolver dos es más difícil que devolver una. Depositadas las monedas en el gorro recolector ambos quedaron cero pesos.
Al regreso surge la posibilidad de hacer una pasadita al afamado pueblo artesanal Los Pomos. Gran alegría de todos. Quienes lo conocen hacen planes de que comprar y otros sienten que a un día muy feliz se agrega la satisfacción de conocer un lugar que siempre habían deseado visitar. Se presenta un detalle: el bus debe cancelar peaje. Inmediatamente el entusiasta y cooperador recolector del gorro cumple su oficioso cometido dentro del bus.
En dos lugares del bus dos personas debieron confesar que no podían contribuir y cuando terminada la recolección apagaron las luces del moderno y confortable vehículo dos adultos mayores enjugaron lágrimas.
Si estamos forjando huellas por donde transitarán los clubes del futuro estos detalles ¿Detalles? pueden ser previstos. Desembolsos tales como propinas sean añadidos a la cuota cobrada durante la organización del paseo y entregados por el presidente o el jefe de la delegación en el momento oportuno. Para los imprevistos quien encabeza al grupo debe portar una suma de dinero proveniente de los fondos sociales y rendir cuentas en reuniones futuras. La recolección de dinero en público tiene un simbolismo respetable en actos religiosos, la mantención del templo, la asistencia a su ministro y a los necesitados de la parroquia. También cuando niños y jóvenes presenciamos la pareja organillero y socio con un bombo a la espalda golpeado con un mazo accionado con un pie y una pasada de sombrero a los espectadores,-nosotros,- embobados con el espectáculo, que ya pertenece al folclore. Para los adultos mayores es más correcto y podemos decir señorial se entregue una propina recolectada en el club con anterioridad, en un sobre con el nombre del club y la cantidad que contiene.
Si usted, estimado lector o lectora, se pone en el lugar de Felisa o Facundo convendrá con nosotros en la necesidad de mejorar. Los clubes para adultos mayores no vienen de antiguo, se están formando, creciendo y perfeccionando con nuestras acciones, análisis y críticas. Usted puede y debe ayudar pensando y expresando. ¡Deben quedar muchas cosas por corregir! Si lo hacemos bien los que vienen atrás, que son todos los seres humanos, se beneficiarán.