Tarea para mayo, redactar sobre una mamita destacada. Re, súper fácil. Puedo escribir recuerdos sobre la mejor madre del mundo, la mía No cabe duda que para miles de millones de seres humanos la mejor madre es la propia. Estoy por tomar esa decisión y una voz me sopla al oído… “Busca, busca, conoces muchas madres” Y la tarea se me complica, conozco muchas, muchas madres que merecen un recuerdo, que han realizado una o varias acciones meritorias, valientes, sacrificadas y tantas cuya labor no ha tenido nunca nada espectacular pero que ha sido constante y prolongada en el tiempo.
La elección es por una que matriculó a su primera hija en prekinder el año 1984 y cuya tercera hija egresó de cuarto medio el año 2003. Durante estos diecinueve años estuvo estrechamente vinculada a los Centros de Padres y Apoderados de las tres hijas desempeñando cargos directivos en quince de ellos. Contó con el apoyo incondicional e irrestricto de Ramón, su marido, quien, desde luego tenía las limitaciones propias de las exigencias laborales. El primer año no aceptaron cargos directivos, él por las muy comunes y ciertas razones de trabajo y ella, Evelyn, porque dejaba a su segunda pequeñita, Leslie, al cuidado de nana. Sin embargo desde su común y corriente ubicación en la asamblea se lanzaron en una entusiasta colaboración, cogieron una idea propuesta por otra madre: Una casa de muñecas. La idea prendió y contagió. Se estableció el orden lógico de los acuerdos, surgió la proposición “financiamiento” y la objeción: financiar que y cuanto, esto puso de relieve la necesidad de un presupuesto que a su vez destacó que era necesario, previamente, determinar el tamaño de la casa de muñecas, acordar un plano y, claro, tener la aprobación de la dirección del colegio y la ubicación de la futura casita. Se recibió aprobación inmediata, se acordó una ubicación amplia y apropiada. Separación de funciones, un grupo al que se integró Evelyn procuraría el financiamiento: Misión “Fabricar dinero” Otro grupo planificación y realización material, abiertamente liderado por Ramón. Lista la lista (La redundancia es intencionada) de materiales a realizar compras e inmediatamente surgió la necesidad de acordar una política de adquisiciones y se convino que tratándose de dinero de todos “Había que cuidarlo, estirarlo y vigilarlo” Cada boleta se pegaría a una hoja explicativa de valores unitarios y totales, con descripción de todos los pesos y medidas que correspondieran y nombre y firma de dos responsables de la compra. Las adquisiciones serían por las cantidades estrictamente justas. Nada de “fabricar” sobrantes que llevar a casa. La madera, aunque ordinaria, seca, revisada y de un espesor que garantizara durabilidad.
La casa de muñecas aún sigue cada año recibiendo al nuevo contingente de párvulos. Las pinturas y barnices de buena calidad y aplicados por apoderados que traían experiencia previa adquirida en sus afanes domésticos hizo a todos decir “La casita quedó fantástica”
El grupo financiamiento añadió al mandamiento número uno “No fabricar sobrantes” el mandamiento número dos “Quien come o bebe algo en un beneficio lo paga” Estas reglas causaron algunas molestias y roces, hubo quienes pretendieron cobrar su cooperación por ese camino. La honestidad se impuso. El “estiramiento del dinero” permitió entregar a los fondos comunes un remanente que se destinó al alhajamiento de la casita, cortinas, cubrepisos y más y en esta etapa colaboraron entusiastamente profesora y auxiliares de párvulos. Los “mandamientos” fueron comentados, discutidos e introducidos en muchos cursos del establecimiento.
Al año siguiente los constructores cambiaron a inquietudes culturales y aprovechando las relevantes dotes de recitadora de una apoderada Evelyn y Ramón, aún sin aceptar cargos directivos, propusieron preparar una función teatral, la recitadora cautivaba con su arte, Ramón caracterizado de mimo, con algunas dificultades salía adelante en la interpretación gesticular y Evelyn encargada de “efectos especiales” manejaba focos con cambios de luces.
Dos o tres años más tarde Evelyn, ya sus tres hijas asistiendo a clases, aceptó cargo directivo y continuó en ello hasta el 2003 año en que Giselle, la tercera hija egresó de cuarto medio. En marzo de cada año los tres cursos que contaban con una niña de este matrimonio se disputaban el concurso de esta pareja.
Ahora que todo está en el recuerdo grato, dulce y romántico con frecuencia intercambian bromas. Ella lo acusa de haber aceptado tareas y obligaciones para cargarla a ella con el trabajo y él quedarse con los honores.
Ramón se jacta de haber sido capaz, a pesar de la fatiga del trabajo, de dirigir desde su casa los Centros correspondientes a los cursos de las tres hijas. A la risa de ambos se suman ellas y finalmente se produce un empate de cuatro contra uno
Las universidades no funcionan con apoderados. De otro modo ¿A que estarían dedicados Ramón y Evelyn?