martes, mayo 03, 2005

Tontín también saluda a las madres, haciendo sonreír

Bubo deja en el pizarrón la orden “Redactar para el día de la madre”.
La profesora: “Niñitas, la próxima clase me traen un relato que termine con la frase: “Madre hay una sola” y Margarita, linda ella, lee su relato frente al curso: “Mi mamá me manda a traer de un estante dos botellas de vino porque mi papá viene a comer con el compadre Enrique y yo, desde el estante le grité.: “Mamá, hay una sola” (Botella)
¿Se puede decir algo importante acerca de las madres?
Casi nada. Son las encargadas de mantener la vida en el planeta tierra.
Eso no más.
Y las madres son muchas más de las que tenemos presente; además de las humanas bípedas están la cuadrúpedas, las acuáticas y las aladas, las móviles y las vegetales. Todas las madres, las de dos pies y las de cuatro patas, las que viven en tierra, agua o aire, las que caminan y las enraizadas merecen reconocimiento y homenaje. Todas están cumpliendo con instrucciones que la naturaleza incorporó a cada espíritu materno y también las dotó a todas de amores y conocimientos instintivos para crianza, enseñanza, protección y dirección de los hijos.
La mamacita humana moderna está enfrentada a una tarea de gigantes. No está conforme hasta cuando entrega a su hijo a la colectividad premunido de los conocimientos y acreditaciones para que se integre al grupo social con libertad y utilidad. Algunas terminan esa tarea en una treintena de años.
Muchas pueden celebrar alborozadas sus triunfos, otras lloran y esconden sus fracasos.
Una paradoja increíble, fantástica, ilógica y muy cruel: Mientras más invenciones se aportan a la vida moderna más y más difícil es la tarea de las madres” Y se trata de ingenios ideados para facilitar tareas monótonas, para tenernos al día de los sucesos de todo el mundo y para prevenirnos de delincuencia, drogadicción y otros males.
Mi madre metía en mi cabeza conocimientos acerca de la verdad, honradez, respeto de mi mismo, afán de superación personal y temor a los castigos que, inevitablemente y de modo inesperado me caerían encima si faltaba a los conceptos citados.
No había televisión ni profusión de revistas que destruyeran su labor y con los niños vecinos y “los cabros de la escuela” ocurría exactamente igual.
En el presente la dedicación materna se borra de las mentes infantiles y juveniles tan pronto se enciende el televisor o los educandos tienen oportunidad de echar un vistazo a hurtadillas a la revista que tienen escondida.
Creemos preferibles los tiempos en que las madres ERAN ESCUCHADAS y las revistas posibles de tener eran sólo “El Peneca” y “Don Fausto”
Felizmente las madres no se arredran y siguen salvando cuanto pueden.