martes, febrero 03, 2009

Parkinson, un mal que aumenta

El envejecimiento de la población mundial aumenta. Se creó una medida estadística llamada “expectativa de vida” que fue a comienzos del siglo veinte un poco más de treinta años y hoy está por sobre los setenta para los varones y sobre los ochenta para la mujeres.
En este espectacular avance estadístico participan los progresos sanitarios entre los que es obligado citar los tratamientos del agua. La ciencia médica, mediante la prevención, en la que los programas informativos y los sistemas de vacunaciones han alejado por muchos años a la mortalidad y lo mismo ha hecho el avance en el conocimiento de las enfermedades y el descubrimiento de medicamentos más eficaces y activos.
Factores sociales tales como mejores viviendas, mayor capacidad adquisitiva y acceso a los conocimientos también contribuyen a prologar la vida. Estos factores, muy lamentablemente, no están al alcance de todos.
El aumento del envejecimiento está presentando sus particulares características; esta presentación recién comienza y sus manifestaciones van abarcando todos los aspectos de la vida, los viejos seguimos siendo seres humanos.
Entre los sucesos negativos del envejecimiento esta el aumento de la enfermedad llamada por su primer estudioso “parálisis temblorosa” y luego bautizada con el apellido del médico inglés, Parkinson”, que dio a la publicidad sus investigaciones de este mal que ahora afecta a más de seis y medio millones de habitantes en todo el orbe.
Muchas personas manifiestan un franco e inmerecido rechazo a estos enfermos y les atribuyen conexiones con alcohol y drogas, condición absolutamente injustificada.
A menudo los servicios institucionales públicos, hospitales y clínicas, se han visto sobrepasados por la carga de enfermos de Parkinson y se han formado grupos de asistencia voluntaria de gran utilidad, que también acusan sobrecargo de trabajo.
La creencia que esta enfermedad sólo afecta a los viejos es errónea, un buen número de esos más de seis millones no son mayores.
La enfermedad muestra rigidez muscular, dificultad para iniciar movimientos, falta de equilibrio y lentitud en las acciones voluntarias. El psiquiatra francés Pitié Salpetriere dice:-En el mundo actual es necesario moverse rápidamente, comunicarse a través del leguaje corporal y las emociones. El Parkinson impide todo esto.
La neuróloga francesa Marie Vidhaillet asegura que vivir con esta enfermedad es como vivir –(para nosotros)- con el inestable clima de agosto: Sol nubes, lluvias, brisas, vientos tempestuosos, nuevamente sol, todo ello impredecible, no sujeto a normas. El enfermo y quienes lo asisten deben aprender a vivir sin sucumbir.
El Parkinson se debe a la muerte de las neuronas que producen dopamina, sustancia química que regula el movimiento del cuerpo. Los medicamentos que compensan la falta de dopamina son imperfectos. La neurocirugía tiene buenos resultados en muy pocos casos.
En nuestra sociedad en la que para muchos envejecer es un delito esta enfermedad es un estigma. A veces el conocimiento lleva a muchos a revisar sus opiniones. ¿Chocherías? espera que alguno que hasta hoy tuvo un concepto errado ahora se sume a un grupo de benefactores de estos enfermos.