martes, diciembre 02, 2008

Sin vuelta atrás.

Es el caso de Ximena, una mujer de 63 años, quien se casó a los 22, muy enamorada. Tuvo seis hijos y durante 15 años ella y su marido estuvieron completamente dedicados a la crianza. “En un comienzo íbamos al cine cada diez días y salíamos con los amigos al menos una vez al mes. Pero de repente eso se acabó y todo empezó a ponerse chato y fome. Él dedicado a sus negocios y yo preocupada de los niños, de las reuniones de apoderados… Éramos dos vidas paralelas, haciendo cosas por y para los hijos.”.
Hasta que un día Ximena se dio cuenta que entre ellos había una brecha imposible de superar. “Fue un sacudón demasiado fuerte” dice, refiriéndose al descubrimiento de una infidelidad. Y entonces sintió que no podía volver atrás “Es como cuando se quiebra un cristal: por más que intentes pegarlo, siempre se notará la trizadura”.

¿Chocherías? opina que habría sido instructivo tener los pensamientos y posiciones de ambos cónyuges acerca de esta materia.