Los Años Dorados, club adulto mayor, población San Pedro.
Esta vez si. Claro que si. Apuntó, disparó, hizo una fama clara, neta.
Le contamos: Un aporte municipal de ciento veinte mil pesos para gastar en alguna actividad en común. Se desechó el clásico asado campestre y se acogió la sugerencia de un socio: alguna actividad de corte más intelectual.
Osvaldo, el presidente, quedó con “orejitis profundis” tanto telefonear a museos, teatros, incluido el Municipal de Santiago, finalmente se optó por el Planetario al que asistiríamos a mediodía. Tendríamos tiempo, a nuestra llegada para elegir y dejar “conversado” donde almorzar y durante el almuerzo decidir alguna actividad o el conocimiento de algo antes de regresar a Rancagua.
Inscritos veintiséis socios, desistieron siete y diecinueve nos presentamos a la hora señalada para viajar en metrotren. Acuerdo: Terminados los ciento veinte a meter la manito al bolsillo y continuar la fiesta.. Bajados en la estación Alameda estaba ante nuestros ojos un letrero así de grande: El cine Hoyts exhibía la película chilena El Regalo, esta era la solución perfecta para el que hacer después de almuerzo. Dos comisiones, mientras el grupo llenaba sus ojos en las vitrinas del Mall vecino a la estación, el presidente con un socio a descubrir el camino desde la estación al Planetario, informarse de la hora en que seríamos atendidos, ubicar la Caja donde se adquirirían las entradas, ubicar el casino y “palabriar” el almuerzo
La otra comisión Ubicar el cine Hoyts, en el grupo iba una conocedora ¿Qué se creen? Informarse de los horarios de las películas, el precio de las entradas y ¿le cuento? Solamente un mil pesitos y función a las quince horas. También en el grupo iba quien había visto la película y dijo: -“Es tan buena que voy a volver a verla” Ahora somos varios los que queremos volver a verla.
El tema mostrado en el Planetario fue “El Principio de todo” Sorprendente, impresionante, más allá de todo lo que hayamos visto o leído de astronomía. Una amplia dependencia circular del primer piso tiene profusión de interesantes, muy interesantes, afiches informativos y grandes vitrinas con lo mismo, en uno de ellos leímos que el Planetario está incluido entre los primeros cincuenta medios mundiales más importantes en .la difusión de la astronomía.y nosotros, los Años Dorados de Rancagua, hemos disfrutado de ello.
¿El almuerzo? El presidente, entre una colación con el sistema de autoservicio y un almuerzo en el comedor de ejecutivos había decidido por lo segundo y como era el día de los aciertos, eligió lo que más nos convenía, al llegar al comedor nos tenían dos mesas preparadas con manteles, servilletas, límpidos vasos, por algo éramos los cresos que andábamos con ciento veinte y nos merecíamos un almuerzo con mantel y ¿chocolate? No, el postre fue flan con una exquisita crema.
El regreso en metrotren con la mente llena de estrellas en revoltijo con las escenas del El Regalo, película chilena de las buenas.
Le contamos: Un aporte municipal de ciento veinte mil pesos para gastar en alguna actividad en común. Se desechó el clásico asado campestre y se acogió la sugerencia de un socio: alguna actividad de corte más intelectual.
Osvaldo, el presidente, quedó con “orejitis profundis” tanto telefonear a museos, teatros, incluido el Municipal de Santiago, finalmente se optó por el Planetario al que asistiríamos a mediodía. Tendríamos tiempo, a nuestra llegada para elegir y dejar “conversado” donde almorzar y durante el almuerzo decidir alguna actividad o el conocimiento de algo antes de regresar a Rancagua.
Inscritos veintiséis socios, desistieron siete y diecinueve nos presentamos a la hora señalada para viajar en metrotren. Acuerdo: Terminados los ciento veinte a meter la manito al bolsillo y continuar la fiesta.. Bajados en la estación Alameda estaba ante nuestros ojos un letrero así de grande: El cine Hoyts exhibía la película chilena El Regalo, esta era la solución perfecta para el que hacer después de almuerzo. Dos comisiones, mientras el grupo llenaba sus ojos en las vitrinas del Mall vecino a la estación, el presidente con un socio a descubrir el camino desde la estación al Planetario, informarse de la hora en que seríamos atendidos, ubicar la Caja donde se adquirirían las entradas, ubicar el casino y “palabriar” el almuerzo
La otra comisión Ubicar el cine Hoyts, en el grupo iba una conocedora ¿Qué se creen? Informarse de los horarios de las películas, el precio de las entradas y ¿le cuento? Solamente un mil pesitos y función a las quince horas. También en el grupo iba quien había visto la película y dijo: -“Es tan buena que voy a volver a verla” Ahora somos varios los que queremos volver a verla.
El tema mostrado en el Planetario fue “El Principio de todo” Sorprendente, impresionante, más allá de todo lo que hayamos visto o leído de astronomía. Una amplia dependencia circular del primer piso tiene profusión de interesantes, muy interesantes, afiches informativos y grandes vitrinas con lo mismo, en uno de ellos leímos que el Planetario está incluido entre los primeros cincuenta medios mundiales más importantes en .la difusión de la astronomía.y nosotros, los Años Dorados de Rancagua, hemos disfrutado de ello.
¿El almuerzo? El presidente, entre una colación con el sistema de autoservicio y un almuerzo en el comedor de ejecutivos había decidido por lo segundo y como era el día de los aciertos, eligió lo que más nos convenía, al llegar al comedor nos tenían dos mesas preparadas con manteles, servilletas, límpidos vasos, por algo éramos los cresos que andábamos con ciento veinte y nos merecíamos un almuerzo con mantel y ¿chocolate? No, el postre fue flan con una exquisita crema.
El regreso en metrotren con la mente llena de estrellas en revoltijo con las escenas del El Regalo, película chilena de las buenas.
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