martes, julio 01, 2008

Anelia, Artesana del Amor. Autora Vero.

Dios eligió un hermoso día de otoño para llamarla a su lado, un hermoso día que anuncia el reencuentro con el Tata Pedro, la Mamá Tila y con todos los que ya partieron. Estamos seguros que descansas ya sin dolor, ni la desesperación y malestares de la enfermedad, que por tanto tiempo te acompañó y que valientemente tuviste que aceptar, lo dice tu rostro relajado y tranquilo. Para nosotros llega el momento de extrañarte, pero sobre todo de recordar y de no olvidar lo que fuiste como hermana, cuñada, tía y mamá tía porque por tus brazos y tu corazón pasaron sobrinas e hijas de tus sobrinas, supimos todos de tu cariño y enseñanzas y también algunas de tus serias miradas y algo más cuando el mal comportamiento o la porfía lo exigían.
Admirable era verte crear maravillas con tus manos, muchas atesoramos entre nuestra ropa, más de alguna prenda o vestido creados por ti o alguna pintura como dijo el hermano José o simplemente recordar con la infinita paciencia de crear delicias o postres que no solamente eran riquísimos sino delicadamente decorados, como olvidar esa entrañable leche nevada o esas entradas de jamón que simulaban flores. Naciste para ser una delicada artesana y no nos cabe duda que Dios te pedirá que le dibujes o pintes hermosos días, llenos de color o tal vez atardeceres melancólicos que desde acá podremos admirar.
Gracias por todo ese cariño, por la preocupación constante por tus hermanos y sus familias, por estar siempre presente cuando algo sucedía, por tu ánimo y valentía que aún, estando tan enferma no te impidió trabajar, reunirte con tus amigas, participar en actividades de la iglesia o la comunidad y sobre todo gracias por crear.
Lleva contigo el abrazo de tus hermanas y el cariño inmenso de todos tus sobrinos.