Viajes a las Alturas.
Permítanme presentarme. –Ramiro Jofré, 69 vividos años. Socio del club Adulto Mayor Cardenal Silva Henríquez, de Codegua-.
Tenía sólo 11 años cuando me llevaron a la cordillera. El primer destino era La Buitrera, en esa parte había un refugio muy bueno y desde ahí salíamos a distintas lugares, conocimos muchos puntos en la cordillera. Salíamos a caballo en busca de hierbas medicinales como quinchamalí para el estómago, hierba del clavo para la vejiga y la próstata, la triaca para el corazón, el horizonte para el riñón y muchas más como bailahuén, hierba olorosa, pramillareta, marañón, gualtata, contra hierba o radam y otras que salíamos a buscar.
Salíamos a cazar porque había muchos conejos y liebres, perdices y otras aves. Cazábamos para la comida porque íbamos por varios días.
En las noches, a la orilla de una fogata, contábamos chistes, unos tragos de licor para los grandes y a los menores, bebidas, pasábamos mucha alegría. Estos viajes se repitieron por muchos años. Yo aún voy a la cordillera, casi siempre en el mes de febrero por ser el mejor para ir.
En esos años Chapa Verde era como su nombre lo dice. Actualmente no es así porque las vegas fueron secadas por medio de unos tubos perforados que desaguan en un tranque y lo demás ha sido quemado con el humo de la fundición. Como digo en mi relato Chapa Verde era verde, ahora es un pedregal. Mi sueño, es que Chapa Verde vuelva a ser lo que fue, mi ilusión es tan grande que siento que, por lo menos en parte, se recuperará y volverá a verdear. En el refugio de la buitrera hay un agua muy helada que cuando uno bebe un trago parece que está congelada y en la mañana cuando se va a lavar está escarchada.
En la cordillera hay una parte que nosotros le pusimos El Jardín, en los días de verano está todo florecido, flores de todos colores y al atardecer todos los pétalos están cerrados como que se han dedicado a dormir. En esa parte la vegetación es muy baja a causa de las temperaturas que son muy bajas porque hiela muy temprano y las nevazones son extensas y con esto me despido. Será hasta otra oportunidad porque tengo mucho más que contar.
¿Chocherías? agradece a su colaborador Ramiro Jofré y piensa en los viejos (Este era el vocablo usado en la mina para referirse unos a otros sin importar edad, rango laboral, estado civil, etc. sólo quedaban fuera del mote “viejo” los gringos, ellos eran los mister.) Decíamos los viejos cuyos ojos se humedecerán al recordar estas excursiones a la cordillera en las que ellos participaron.. Ramiro recuerda La Buitrera y Chapa Verde, nos viene a la memoria Las Callanas y Los Baños de las Galerías de donde se cuenta que hay un pozo de donde sale agua realmente hirviendo, el Potrerillo del León, Malapasada, la Quebrada del Frío, el Paso de los Guachucheros, la Laguna de los Patos y tantos otros lugares cuyos nombres están muy al fondo en el baúl de los recuerdos. Los excursionistas de fin de semana y los veraneantes de un par de semanas formaban verdaderas hermandades, estos últimos preparaban larga y detalladamente sus vacaciones cordillera adentro con asistencia de arrieros con mulas para llevar equipos y vituallas y los mismos quedaban contratados para la fecha de regreso.
Grupo aparte formaban los promeseros que desde Sewell y Caletones concurrían, por rutas descubiertas por ellos, el 30 de agosto a pagar mandas a Santa Rosa de Pelequén. Téngase en consideración que en agosto aún la cordillera guarda toda su nieve. Conocimos a alguno que dijo: -Para una sola vez en la vida, una aventura peligrosa y muy sufrida.-
Por lo que cuenta Ramiro, los veraneantes aún conservan su entusiasmo.
Tenía sólo 11 años cuando me llevaron a la cordillera. El primer destino era La Buitrera, en esa parte había un refugio muy bueno y desde ahí salíamos a distintas lugares, conocimos muchos puntos en la cordillera. Salíamos a caballo en busca de hierbas medicinales como quinchamalí para el estómago, hierba del clavo para la vejiga y la próstata, la triaca para el corazón, el horizonte para el riñón y muchas más como bailahuén, hierba olorosa, pramillareta, marañón, gualtata, contra hierba o radam y otras que salíamos a buscar.
Salíamos a cazar porque había muchos conejos y liebres, perdices y otras aves. Cazábamos para la comida porque íbamos por varios días.
En las noches, a la orilla de una fogata, contábamos chistes, unos tragos de licor para los grandes y a los menores, bebidas, pasábamos mucha alegría. Estos viajes se repitieron por muchos años. Yo aún voy a la cordillera, casi siempre en el mes de febrero por ser el mejor para ir.
En esos años Chapa Verde era como su nombre lo dice. Actualmente no es así porque las vegas fueron secadas por medio de unos tubos perforados que desaguan en un tranque y lo demás ha sido quemado con el humo de la fundición. Como digo en mi relato Chapa Verde era verde, ahora es un pedregal. Mi sueño, es que Chapa Verde vuelva a ser lo que fue, mi ilusión es tan grande que siento que, por lo menos en parte, se recuperará y volverá a verdear. En el refugio de la buitrera hay un agua muy helada que cuando uno bebe un trago parece que está congelada y en la mañana cuando se va a lavar está escarchada.
En la cordillera hay una parte que nosotros le pusimos El Jardín, en los días de verano está todo florecido, flores de todos colores y al atardecer todos los pétalos están cerrados como que se han dedicado a dormir. En esa parte la vegetación es muy baja a causa de las temperaturas que son muy bajas porque hiela muy temprano y las nevazones son extensas y con esto me despido. Será hasta otra oportunidad porque tengo mucho más que contar.
¿Chocherías? agradece a su colaborador Ramiro Jofré y piensa en los viejos (Este era el vocablo usado en la mina para referirse unos a otros sin importar edad, rango laboral, estado civil, etc. sólo quedaban fuera del mote “viejo” los gringos, ellos eran los mister.) Decíamos los viejos cuyos ojos se humedecerán al recordar estas excursiones a la cordillera en las que ellos participaron.. Ramiro recuerda La Buitrera y Chapa Verde, nos viene a la memoria Las Callanas y Los Baños de las Galerías de donde se cuenta que hay un pozo de donde sale agua realmente hirviendo, el Potrerillo del León, Malapasada, la Quebrada del Frío, el Paso de los Guachucheros, la Laguna de los Patos y tantos otros lugares cuyos nombres están muy al fondo en el baúl de los recuerdos. Los excursionistas de fin de semana y los veraneantes de un par de semanas formaban verdaderas hermandades, estos últimos preparaban larga y detalladamente sus vacaciones cordillera adentro con asistencia de arrieros con mulas para llevar equipos y vituallas y los mismos quedaban contratados para la fecha de regreso.
Grupo aparte formaban los promeseros que desde Sewell y Caletones concurrían, por rutas descubiertas por ellos, el 30 de agosto a pagar mandas a Santa Rosa de Pelequén. Téngase en consideración que en agosto aún la cordillera guarda toda su nieve. Conocimos a alguno que dijo: -Para una sola vez en la vida, una aventura peligrosa y muy sufrida.-
Por lo que cuenta Ramiro, los veraneantes aún conservan su entusiasmo.
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