Doñihue destaca a sus escritoras.
Viernes 25, salón de actos de la biblioteca pública de Doñihue. Con una presentación del libro de poesías y cuentos titulado “En Rucamábhida” la municipalidad de Doñihue cerró la semana del libro y la lectura. La autoría de la obra mencionada corresponde a nueve adultas mayores, dos de ellas doñíhuanas y un adulto mayor que asumió la dirección del grupo.
La bibliotecaria de Doñihue y Consejera Regional de la Cultura y las Artes, Lucía Abello, organizó y dirigió un acto revestido apropiadamente de severidad formal.
En un salón espacioso, con asistencia óptima de público, una introducción musical a cargo del grupo “Tradiciones de Doñihue” dirigido por Jessica Bobadilla da comienzo al acto.
Lucía Abello da conocer “En Rucamábhida” producido por Mariana Moris y Mireya Medina , vecinas connotadas de Doñihue, Rosa Rojas y Genoveva Abarca de la comuna aledaña de Coltauco completando el grupo María Acevedo de Codegua, Nila Muñoz, Rosa Córdoba, Esmilda Cáceres, Rosa García y José Flores de Rancagua. Agrega que ha solicitado análisis del libro a la directora del liceo Claudio Arrau, María Antonieta Toro y al director de la escuela agrícola de Quimávida, Samuel Hudson quien inicia su comentario manifestando su extrañeza por el nombre Chochas y omite delicadamente repetir la primera acepción académica de chocherías a la que calificó de muy dura. (la revistita ¿Chocherías? del mes de abril del 2004 se refirió a esta dureza). Luego tradujo el nombre Rucamábhida como casa en el cerro o en la montaña y pasó a comentar el cuento de Nila “Lonquigua, mi Pueblo” Necesito leerlo tres veces porque en medio de un lenguaje sencillo y correcto se ocultaban ideas no visibles de inmediato. La primera lectura le informó de un pueblo idílico que un enamorado, por despecho, llevó a la destrucción. Cuenta el amable analista que el relato volvió a su mente con la sensación de haber dejado pasar algo, la sensación persistió y realizó una segunda lectura, ésta le destacó como una mentira –el despechado propaló el rumor que en un lugar determinado había oro- y la ambición que esto suscitó condujo al feliz y tranquilo Lonquigua a un fin funesto. La ubicación de esta causa no bastó y el cuento siguió en su mente obligándolo a una tercera lectura que le mostró una originalidad: la literatura clásica tiene modelos de hechos tanto o más desgraciados que el de este cuento y siempre la culpable es una mujer. Esta vez fue un hombre.
Destacó que el libro es una unidad y no solamente una colección de cuentos y poesías de distintos autores. A esta sensación de unidad contribuye la permanente presencia del amor en sus aspectos de pareja, de familia, a los semejantes, al terruño y al pueblo ficticio Rucamábhida presente en varios relatos de varias autoras.
María Antonieta Toro concordó con las opiniones de Samuel HUdson y recordó a las Chochas que para el segundo libro, ella espera que el grupo escriba otro, la distribución puede ser diferente intercalando trabajos de distintas autoras. y que se agreguen sus nombres y datos biográficos.
Luego se llamó a dos autoras, Nila, Bebita y a Chocho el Viejo para que leyeran algo de su creación o se refirieran al libro; lo destacable de este primer grupo fue que Nila, cuyo cuento, Lonquigua había sido comentado y elogiado, no pudo contener la emoción y su voz se quebró. Correspondió ocupar la tribuna a las dos doñihuanas, abuela Mariana y Yeya cuyas intervenciones fueron largamente aplaudidas y finalizo Cardelina de los Ángeles que cautivó y se llevó las palmas con su poesía humorística don Joaquín Cordero.
Tres asistentes rancagüinos debían retirarse para regresar en la última movilización colectiva y el concejal Humberto Díaz se ofreció para regresarlos en su automóvil cuando finalizara el acto. La gentileza del amable concejal permitió que se reparara una omisión: Destacar el papel de Bubo, la bebé chocha sin cuyo apoyo informático no existirían ¿Chocherías? ni Las Chochas por la Literatura.
Bien por Doñihue, su municipalidad, la bibliotecaria, la directora del liceo Claudio Arrau, el director de la escuela agrícola de Químavida y todos quienes hicieron posible mostrar “En Rucamábhida” y poner en el pensar de alguien. “Si ellas pudieron, ¿porqué no nosotros?
La bibliotecaria de Doñihue y Consejera Regional de la Cultura y las Artes, Lucía Abello, organizó y dirigió un acto revestido apropiadamente de severidad formal.
En un salón espacioso, con asistencia óptima de público, una introducción musical a cargo del grupo “Tradiciones de Doñihue” dirigido por Jessica Bobadilla da comienzo al acto.
Lucía Abello da conocer “En Rucamábhida” producido por Mariana Moris y Mireya Medina , vecinas connotadas de Doñihue, Rosa Rojas y Genoveva Abarca de la comuna aledaña de Coltauco completando el grupo María Acevedo de Codegua, Nila Muñoz, Rosa Córdoba, Esmilda Cáceres, Rosa García y José Flores de Rancagua. Agrega que ha solicitado análisis del libro a la directora del liceo Claudio Arrau, María Antonieta Toro y al director de la escuela agrícola de Quimávida, Samuel Hudson quien inicia su comentario manifestando su extrañeza por el nombre Chochas y omite delicadamente repetir la primera acepción académica de chocherías a la que calificó de muy dura. (la revistita ¿Chocherías? del mes de abril del 2004 se refirió a esta dureza). Luego tradujo el nombre Rucamábhida como casa en el cerro o en la montaña y pasó a comentar el cuento de Nila “Lonquigua, mi Pueblo” Necesito leerlo tres veces porque en medio de un lenguaje sencillo y correcto se ocultaban ideas no visibles de inmediato. La primera lectura le informó de un pueblo idílico que un enamorado, por despecho, llevó a la destrucción. Cuenta el amable analista que el relato volvió a su mente con la sensación de haber dejado pasar algo, la sensación persistió y realizó una segunda lectura, ésta le destacó como una mentira –el despechado propaló el rumor que en un lugar determinado había oro- y la ambición que esto suscitó condujo al feliz y tranquilo Lonquigua a un fin funesto. La ubicación de esta causa no bastó y el cuento siguió en su mente obligándolo a una tercera lectura que le mostró una originalidad: la literatura clásica tiene modelos de hechos tanto o más desgraciados que el de este cuento y siempre la culpable es una mujer. Esta vez fue un hombre.
Destacó que el libro es una unidad y no solamente una colección de cuentos y poesías de distintos autores. A esta sensación de unidad contribuye la permanente presencia del amor en sus aspectos de pareja, de familia, a los semejantes, al terruño y al pueblo ficticio Rucamábhida presente en varios relatos de varias autoras.
María Antonieta Toro concordó con las opiniones de Samuel HUdson y recordó a las Chochas que para el segundo libro, ella espera que el grupo escriba otro, la distribución puede ser diferente intercalando trabajos de distintas autoras. y que se agreguen sus nombres y datos biográficos.
Luego se llamó a dos autoras, Nila, Bebita y a Chocho el Viejo para que leyeran algo de su creación o se refirieran al libro; lo destacable de este primer grupo fue que Nila, cuyo cuento, Lonquigua había sido comentado y elogiado, no pudo contener la emoción y su voz se quebró. Correspondió ocupar la tribuna a las dos doñihuanas, abuela Mariana y Yeya cuyas intervenciones fueron largamente aplaudidas y finalizo Cardelina de los Ángeles que cautivó y se llevó las palmas con su poesía humorística don Joaquín Cordero.
Tres asistentes rancagüinos debían retirarse para regresar en la última movilización colectiva y el concejal Humberto Díaz se ofreció para regresarlos en su automóvil cuando finalizara el acto. La gentileza del amable concejal permitió que se reparara una omisión: Destacar el papel de Bubo, la bebé chocha sin cuyo apoyo informático no existirían ¿Chocherías? ni Las Chochas por la Literatura.
Bien por Doñihue, su municipalidad, la bibliotecaria, la directora del liceo Claudio Arrau, el director de la escuela agrícola de Químavida y todos quienes hicieron posible mostrar “En Rucamábhida” y poner en el pensar de alguien. “Si ellas pudieron, ¿porqué no nosotros?
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