martes, octubre 02, 2007

Carta a Orlando.

Fue un agrado encontrarme contigo, saber de los tuyos que también, por extensión, son los míos. Fue un desagrado y quizás quepa la palabra disgusto ver como no estás cumpliendo con una obligación de primerísima importancia. Ya se, tu mente busca rápidamente que no has cancelado o que o a quien no has atendido; tu pensamiento me exige una explicación que aún no formulas y, desde luego, ésta va.
Dios te dio por compañera una mujer de principios que ha caminado por la vida junto a ti y tenido la sabiduría de hacer que tú camines junto a ella.
Tienes un hijo que arbitra rugby lo que significa imponer reglas a mastodontes bípedos que se entretienen empujándose, derribándose y aplastándose, no puede permitirse el error de un cobro injustificado porque el aplastado sería él.
Tienes una hija cuya vida es sin discusión de características cinematográficas, trabaja en Francia y está becada, para agregar un título más a su currículo, en Londres, tiene novio japonés y los planes son una boda en Tokio. Hace algunas semanas te llamó desde Centro América para decirte “Me enviaron en una misión y me quedaron unos cuatro diítas libres que usaré en ir a verlos. El avión partirá el lunes si el tifón que viene en camino se desplaza al oriente o partirá el martes si el tifón sigue su camino al sur. Ya les avisaré”
Cuando nos encontramos esta última vez mi mente pasó una huincha de medir alrededor de tu panza, así no más, por sobre la ropa y lo que debiera haber sido un poco más de cien me dio más de ciento veinte. En la generalidad de los casos, no obligatoriamente, suele significar menos años de vida y éstos de menor calidad. ¿Es esto justo con la familia? Notaste mi desaprobación y tocamos ligeramente el asunto, Mi conclusión es indisciplina alimentaria. Te invito a que revisemos con lógica y brevedad esta cosa de meter dentro de nosotros, por boca, los nutrientes que necesitamos. Físicamente somos piel, huesos, sangre, órganos y todo esto está en constante renovación por lo que necesitamos comer el material plástico para la renovación dicha. La ciencia a este plástico le llama proteína.
Todos los órganos que nos conforman, para proporcionarnos esta cosa tan inexplicable que llamamos vida, deben tener un calor y una capacidad de acción que les significa gasto de energía obtenida de otro grupo alimentario que la ciencia llama hidratos de carbono.
En definitiva necesitamos meter dentro de nosotros dos sustancias fundamentales: plásticos y energéticos. Los minerales, vitaminas y fibras y grasas convenientes van incluidos, por disposición de la naturaleza, en la alimentación que la misma naturaleza provee.
¿Chocherías? 46, del mes de septiembre en sus páginas 4, 5 y 6 con los títulos “Un viaje diferente” y “Coincidencia: la otra cara” te puede mostrar la instauración y vigilancia de la disciplina aludida.¿Porqué queques y dulces caseros y no industriales? Si te das el trabajo de leer los Ingredientes de estos productos notarás que estás metiendo dentro de ti colorantes, saborizantes, preservantes, endulzantes que no son ni plásticos ni energéticos. No los necesitas tú, los necesita el fabricante para hacerlos atrayentes y durables por largo tiempos en las estanterías, en espera de los Orlandos consumidores. Se asegura que no son dañinos, perjudiciales o peligrosos. Tenemos, debemos suponer que esta aseveración es exactamente así, sigue en pie el que no son plásticos ni energéticos, es decir, desde el punto de vista alimentario, no hacen falta. Mis bisnietos que en un recreo, sólo en uno, comen lo descrito están de maravilla. En cuanto a bebida, el agua es lo que la naturaleza nos dispuso., aún con el desagradable sabor a cloro, que es indispensable para limpiarla de bacterias potencialmente peligrosas, Y hay las empresas que distribuyen agua de mesa en vasijas de varios litros y lo que gastes en esto se compensa con la economía en bebidas de fantasía que también informan de una larga lista de ingredientes que tú pagas sin que tu organismo los necesite. Orlando, hasta la vista
La Preguntita

¿Qué es para usted la vida? ¿Un problema que debe resolver? O ¿Un misterio que debe vivir?