martes, octubre 05, 2004

Recuerdos de la Cooperativa.

En agosto comienza esta serie y ese capítulo finaliza con la reflexión ¡Que rica era la vida!
En septiembre, obligadamente, hay que entrar al camino sombrío y tortuoso de acciones delictuales y acciones constructivas. Hoy algunos socios comentan: “Todas las cosas, hasta el terreno, tuvimos que pagarlas dos veces” ¿Verdad total o parcial? Chocherías no lo sabe pero es como esos socios perciben lo ocurrido.
Murió el sueño de “Hacer construir mi casa como yo quiero”
Y se recurrió a la empresa “El Teniente” para que acogiera a la cooperativa en la “Operación Valle”. Después de un período de peticiones en la que intervinieron eficazmente dirigentes sindicales la empresa del mineral El Teniente convino en ir incorporando a sus planes habitacionales a los trabajadores que pudieran ser incluidos en las diferentes etapas de construcción. Los dividendos serían descontados de los sueldos y entregados por la empresa a la Corvi, posteriormente Serviú. Por ello ocurrió que algún socio de la cooperativa se retirara de la empresa, no cumpliera posteriormente con el pago de su dividendo y su deuda particular añadiera otra dificultad a la ya comprometida cooperativa. Finalmente todos los cooperados trabajadores del mineral obtuvieron una vivienda, distinta a la soñada en el momento de adquirir la hijuela del fundo La Esperanza pero viviendas sólidas y con las especificaciones comunes a las construcciones de poblaciones Corvi en el país. El año 1975 se presentó la oportunidad de cancelar la deuda hipotecaria solicitando a la empresa abonar a esa deuda el total o la parte que correspondiera de la gratificación anual. Era absolutamente necesario hacerlo porque en el año venidero se implantarían las desconocidas y atemorizantes U. F.
En la vida de las instituciones suelen existir personas que por alguna razón, carácter, posición, contactos, relaciones, etc. pueden y aceptan transformarse en personajes claves y utilísimos en la búsqueda de soluciones a problemas importantes como este de liquidar una deuda o continuar por años con ella, ahora cambiando cada mes su monto.
Vivía con el socio Tulio Trincado López el matrimonio formado por su hija y el funcionario de la empresa El Teniente, Fernando Orellana Rivas quien se desempeñaba en la oficina del mineral donde tendrían que recibirse las solicitudes y cursarlas hasta su aceptación,-no hubo ningún rechazo,- y la mediación entusiasta, oportuna y eficaz de Fernando Orellana dejó a los socios de la cooperativa, trabajadores de El Teniente, sin gratificación pero con su deuda habitacional saldada.
Extinguida la deuda hipotecaria, el terreno pagado hacía ya largos años, las obras de urbanización realizadas también canceladas y faltando solo pavimentar las calles Abdón Anich y Abraham Latife, la consecución de las escrituras sería cosa de coser y cantar.

Próximo Capítulo: Tras las Escrituras