Tontín y la delincuencia
Alborozado nuestro inefable amigo nos muestra la página de Chocherías edición septiembre que lleva su artículo y dándole golpecitos con los dedos pregunta ¿Cómo está la colaboración de la señora Nenita? Agrega: Aprendí, aprendí a no generalizar y no simplificar el tema y queda en claro que padres tremendamente preocupados por grabar en la mente de sus hijos conocimiento del respeto a si mismos y a los demás, la honradez, la verdad, a obtener lo necesario y lo deseado con el propio esfuerzo y no tomarlo de los demás pueden tener pleno éxito o absoluto fracaso en sus esfuerzos. Expresa, Tontín, sus sentimientos de solidaridad a los padres cuyos esfuerzos se perdieron porque los mensajes del mal fueron más poderosos.
Ahora Tontín publica la segunda de cuatro colaboraciones recibidas y la información de su autora al final. Puede que Ud. se lleve una sorpresa.
“Nuestro modo de ser depende tanto de aspectos genéticos como ambientales, las ideas pueden tener porcentajes diversos como 40/60,-50/50,-60/40, etc. Por eso no me atrevo a plantear una hipótesis al problema expuesto.
Si bien todos los hijos pueden ser genéticamente similares, (No iguales) lo más probable es que las grandes diferencias sean provocadas por los estímulos recibidos del ambiente que los rodea. Como sabemos, tienen los mismos padres y a todos los educan de igual manera, les inculcaron los mismos valores, les dieron las mismas oportunidades, etc. Entonces, dentro del factor ambiental tenemos la familia y también gente externa: compañeros, vecinos, amigos.
Experiencia propia: Una vivió una etapa llamada adolescencia en la que se tienen cambios físicos y sicológicos, se comienzan a tener grandes amistades y estas cobran mucha importancia mientras que con los padres la relación pasa por momentos difíciles con episodios de rebeldía.
El tiempo que no se está con la familia se comparte con gente muy variada, personas con y sin principios valóricos, pobres y adinerados, solitarios y con familia. Hay personalidades más vulnerables y manejables que son fácilmente inducidas al mal. Hay quienes quieren ser aceptadas por un grupo y para ello deben realizar una acción reprobable. Hay personas que para llamar la atención, para ser diferentes creen que lo mejor es hacer cosas en contra de los demás.
Creo que no hay que basarse solo en los valores inculcados por la familia, las “juntas” buenas o malas también influyen en nuestro comportamiento.
Lo que pase por la mente de un ladrón o de un asesino es algo muy difícil de saber, algo muy oculto… ¡Ah! y no hay que olvidarse de los trastornos mentales que pueda tener una persona para adorar el mal.
Giselle
Sorpréndase. Ud. ha leído las reflexiones de una lolita de 18 años que cursa su primer año en la universidad.
Ahora Tontín publica la segunda de cuatro colaboraciones recibidas y la información de su autora al final. Puede que Ud. se lleve una sorpresa.
“Nuestro modo de ser depende tanto de aspectos genéticos como ambientales, las ideas pueden tener porcentajes diversos como 40/60,-50/50,-60/40, etc. Por eso no me atrevo a plantear una hipótesis al problema expuesto.
Si bien todos los hijos pueden ser genéticamente similares, (No iguales) lo más probable es que las grandes diferencias sean provocadas por los estímulos recibidos del ambiente que los rodea. Como sabemos, tienen los mismos padres y a todos los educan de igual manera, les inculcaron los mismos valores, les dieron las mismas oportunidades, etc. Entonces, dentro del factor ambiental tenemos la familia y también gente externa: compañeros, vecinos, amigos.
Experiencia propia: Una vivió una etapa llamada adolescencia en la que se tienen cambios físicos y sicológicos, se comienzan a tener grandes amistades y estas cobran mucha importancia mientras que con los padres la relación pasa por momentos difíciles con episodios de rebeldía.
El tiempo que no se está con la familia se comparte con gente muy variada, personas con y sin principios valóricos, pobres y adinerados, solitarios y con familia. Hay personalidades más vulnerables y manejables que son fácilmente inducidas al mal. Hay quienes quieren ser aceptadas por un grupo y para ello deben realizar una acción reprobable. Hay personas que para llamar la atención, para ser diferentes creen que lo mejor es hacer cosas en contra de los demás.
Creo que no hay que basarse solo en los valores inculcados por la familia, las “juntas” buenas o malas también influyen en nuestro comportamiento.
Lo que pase por la mente de un ladrón o de un asesino es algo muy difícil de saber, algo muy oculto… ¡Ah! y no hay que olvidarse de los trastornos mentales que pueda tener una persona para adorar el mal.
Giselle
Sorpréndase. Ud. ha leído las reflexiones de una lolita de 18 años que cursa su primer año en la universidad.
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