Crisis de los Cuarenta.
Confesamos no haber tenido ningún conocimiento anterior relativo al tema que expondremos.
Consistiría en cambios biológicos, sicológicos y sociales que se producirían en personas de ambos sexos, al cumplir cuarenta años, o en las proximidades de su cumplimiento.
Es un tema archipolémico que cuenta con decididos y fervientes defensores y también encontramos a una valiente opositora que utiliza el sarcasmo y la ironía para detractar. Es doña Liliana Ángela Matozzo de cuya publicación obtenemos conceptos como los que reproducimos: -Muchos varones en cierto momento de su vida empiezan con el cuento de la “crisis de los cuarenta” y abandonan a la compañera de toda la vida porque la presencia de ella les está recordando que ya no son unos jovencitos, hay alguna arruga, panza, que están más cerca de una enfermedad que de un record atlético. Tiran matrimonio y familia por la borda y se emparejan con una mujer mucho más joven que se dirige a ellos como “papito”, no tienen temas comunes que compartir y el diálogo se reduce a “quiero, quiero, dame, dame, cómprame, cómprame” A esta exposición Matozzo agrega que los participantes de este cuento son unos decrépitos morales.
Los defensores de la “Crisis de los cuarenta” citan como el caso más emblemático el del actor Keanu Reeves quien declaró a una revista alemana que el mismo día de su cumpleaños número cuarenta sintió, como si dentro de si alguien hubiese encendido un interruptor, los síntomas de esta crisis.
Ya hemos visto que ello significa cambios biológicos, síquicos y sociales traducidos como un rechazo a envejecer y la necesidad de cambiar las formas de vida.
Cuenta Keanu Reeves que debió someterse a terapia durante cuatro años, superó la crisis, decidió “echar raíces” comprándose una casa, ser más relajado, menos materialista y no asistir a las fiestas de los famosos.
El resumen, después de leer diez o más exposiciones de mujeres afectadas por esta “crisis de los cuarenta” da como resultado -Sentir una inquietud y un descontento irrefrenable y considerar la relación sexual con el marido o pareja como una rutina carente de atractivo. Una de las expositoras confesó que aún teniendo un marido atento y bondadoso al que ella tenía mucho cariño empezó a interesarse por un compañero de oficina bastantes años menor que ella. Inició sesiones de gimnasia, adoptó un régimen alimentario adelgazante, se vistió con ropas más juveniles y demostró a su compañero de trabajo aceptación por las bromas insinuantes que solía hacerle. Lógicamente la situación avanzó en la dirección que ella esperaba y llegó el momento en que él debía efectuar un pronunciamiento y el candidato a la acción completa recordó un compromiso al que no podía faltar y se retiró. La ira y la vergüenza la sumieron en una depresión.
Otras relatan los temores y sentimiento de culpa por la doble vida. Algunas piden consejos. La respuesta a esta petición ha sido invariable: Cada una esta obligada a tomar sus propias decisiones.
Lectores y lectoras, ¿Chocherías? nunca ha publicado en sus páginas palabras malsonantes ni frases vulgares, esta vez reproducimos textualmente algunas porque su innegable fuerza expresiva no es reemplazable con lenguaje convencional..
Dice una expositora –Sobre el horizonte de los sentimientos humanos es muy difícil dogmatizar. Como regla general podría entenderse como preferible pensar con la cabeza y el corazón, no con la entrepierna para no cagarla con una infidelidad.- ¿Qué más podemos decir?
Consistiría en cambios biológicos, sicológicos y sociales que se producirían en personas de ambos sexos, al cumplir cuarenta años, o en las proximidades de su cumplimiento.
Es un tema archipolémico que cuenta con decididos y fervientes defensores y también encontramos a una valiente opositora que utiliza el sarcasmo y la ironía para detractar. Es doña Liliana Ángela Matozzo de cuya publicación obtenemos conceptos como los que reproducimos: -Muchos varones en cierto momento de su vida empiezan con el cuento de la “crisis de los cuarenta” y abandonan a la compañera de toda la vida porque la presencia de ella les está recordando que ya no son unos jovencitos, hay alguna arruga, panza, que están más cerca de una enfermedad que de un record atlético. Tiran matrimonio y familia por la borda y se emparejan con una mujer mucho más joven que se dirige a ellos como “papito”, no tienen temas comunes que compartir y el diálogo se reduce a “quiero, quiero, dame, dame, cómprame, cómprame” A esta exposición Matozzo agrega que los participantes de este cuento son unos decrépitos morales.
Los defensores de la “Crisis de los cuarenta” citan como el caso más emblemático el del actor Keanu Reeves quien declaró a una revista alemana que el mismo día de su cumpleaños número cuarenta sintió, como si dentro de si alguien hubiese encendido un interruptor, los síntomas de esta crisis.
Ya hemos visto que ello significa cambios biológicos, síquicos y sociales traducidos como un rechazo a envejecer y la necesidad de cambiar las formas de vida.
Cuenta Keanu Reeves que debió someterse a terapia durante cuatro años, superó la crisis, decidió “echar raíces” comprándose una casa, ser más relajado, menos materialista y no asistir a las fiestas de los famosos.
El resumen, después de leer diez o más exposiciones de mujeres afectadas por esta “crisis de los cuarenta” da como resultado -Sentir una inquietud y un descontento irrefrenable y considerar la relación sexual con el marido o pareja como una rutina carente de atractivo. Una de las expositoras confesó que aún teniendo un marido atento y bondadoso al que ella tenía mucho cariño empezó a interesarse por un compañero de oficina bastantes años menor que ella. Inició sesiones de gimnasia, adoptó un régimen alimentario adelgazante, se vistió con ropas más juveniles y demostró a su compañero de trabajo aceptación por las bromas insinuantes que solía hacerle. Lógicamente la situación avanzó en la dirección que ella esperaba y llegó el momento en que él debía efectuar un pronunciamiento y el candidato a la acción completa recordó un compromiso al que no podía faltar y se retiró. La ira y la vergüenza la sumieron en una depresión.
Otras relatan los temores y sentimiento de culpa por la doble vida. Algunas piden consejos. La respuesta a esta petición ha sido invariable: Cada una esta obligada a tomar sus propias decisiones.
Lectores y lectoras, ¿Chocherías? nunca ha publicado en sus páginas palabras malsonantes ni frases vulgares, esta vez reproducimos textualmente algunas porque su innegable fuerza expresiva no es reemplazable con lenguaje convencional..
Dice una expositora –Sobre el horizonte de los sentimientos humanos es muy difícil dogmatizar. Como regla general podría entenderse como preferible pensar con la cabeza y el corazón, no con la entrepierna para no cagarla con una infidelidad.- ¿Qué más podemos decir?
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