Un día de playa (Vivencia)
Hoy fui a la playa por el día; a Cartagena, un balneario muy popular, según dicen la playa de los “rascas”, no para mi, si somos todos humanos tenemos el mismo derecho de veranear.
Cartagena, Cartagena de mis sueños como yo la llamo fue la playa donde llevé a mis hijos siendo niños. Tenía muchas ganas de visitar esta playa y hoy se cumplió. Mi viaje empezó a las 5 de la mañana, madrugué porque el bus partía a las 5,1/2 hrs. Yo como siempre sola, pero no es problema para mi, ya que tengo mucha facilidad de comunicación, mi compañera de asiento era una lolita de 13 años que al principio me miró como diciendo y esta vieja me tocó de compañera? Al paso del trayecto ya estábamos hablando de tú a tú.
Llegamos a Cartagena a las 9 horas, el día esta precioso, un mar tranquilo un cielo sin una sola nube y la playa solitaria parecía que recién la hubiesen barrido, era un panorama como yo lo tenía en mis recuerdos. El bus nos dejó donde están todas las cocinerías busqué donde tomar desayuno con tan buena suerte que me encontré un matrimonio que vive en mi población, los hablé diciendo que rico está el churrasco que nos estamos sirviendo, luego los invité a que fuéramos a caminar por la costanera hasta la playa chica, fueron muy simpáticos en aceptar, caminamos lentamente observando toda la inmensidad del mar y a Cartagena con todo lo que tiene: sus casas pintorescas como pintadas en el cerro, su costanera gastada por el paso de los años, los veraneantes fueron apareciendo a medida que avanzaba la hora, llegamos a la playa chica y también fue mi admiración verla tan limpia, bajamos a tirarnos a descansar y a observar, donde llegaron a nuestras mentes todos los hermosos recuerdos allí vividos, ellos mis vecinos también traían a sus niños acá, ellos como yo tenían la misma nostalgia de visitar Cartagena.
Cerca del medio día nos levantamos de la playa y retornamos por la misma costanera donde ya los quioscos tenían abierto, mostrando un sin fin de cosas. Ya era hora de almorzar, fuimos a comer pescadito frito y las ricas pailas marinas y muchas cosas más, fue un almuerzo con vista al mar, sentados en un terraza al aire puro y además con este matrimonio tan simpático que mutuamente nos agradamos.
Luego nos reunimos con nuestros compañeros de viaje que se encontraban todos en la playa grande, ahí charlamos y metimos los pies al agua, lo pasamos muy bien. El regreso fue a las 8 horas. Este fue un día de playa muy especial con lindos recuerdos y con una nueva amistad.
Cartagena, Cartagena de mis sueños como yo la llamo fue la playa donde llevé a mis hijos siendo niños. Tenía muchas ganas de visitar esta playa y hoy se cumplió. Mi viaje empezó a las 5 de la mañana, madrugué porque el bus partía a las 5,1/2 hrs. Yo como siempre sola, pero no es problema para mi, ya que tengo mucha facilidad de comunicación, mi compañera de asiento era una lolita de 13 años que al principio me miró como diciendo y esta vieja me tocó de compañera? Al paso del trayecto ya estábamos hablando de tú a tú.
Llegamos a Cartagena a las 9 horas, el día esta precioso, un mar tranquilo un cielo sin una sola nube y la playa solitaria parecía que recién la hubiesen barrido, era un panorama como yo lo tenía en mis recuerdos. El bus nos dejó donde están todas las cocinerías busqué donde tomar desayuno con tan buena suerte que me encontré un matrimonio que vive en mi población, los hablé diciendo que rico está el churrasco que nos estamos sirviendo, luego los invité a que fuéramos a caminar por la costanera hasta la playa chica, fueron muy simpáticos en aceptar, caminamos lentamente observando toda la inmensidad del mar y a Cartagena con todo lo que tiene: sus casas pintorescas como pintadas en el cerro, su costanera gastada por el paso de los años, los veraneantes fueron apareciendo a medida que avanzaba la hora, llegamos a la playa chica y también fue mi admiración verla tan limpia, bajamos a tirarnos a descansar y a observar, donde llegaron a nuestras mentes todos los hermosos recuerdos allí vividos, ellos mis vecinos también traían a sus niños acá, ellos como yo tenían la misma nostalgia de visitar Cartagena.
Cerca del medio día nos levantamos de la playa y retornamos por la misma costanera donde ya los quioscos tenían abierto, mostrando un sin fin de cosas. Ya era hora de almorzar, fuimos a comer pescadito frito y las ricas pailas marinas y muchas cosas más, fue un almuerzo con vista al mar, sentados en un terraza al aire puro y además con este matrimonio tan simpático que mutuamente nos agradamos.
Luego nos reunimos con nuestros compañeros de viaje que se encontraban todos en la playa grande, ahí charlamos y metimos los pies al agua, lo pasamos muy bien. El regreso fue a las 8 horas. Este fue un día de playa muy especial con lindos recuerdos y con una nueva amistad.
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