Mi primer baile. Autora Elba. Ñuñoa.
Fui invitada por un primo y su novia a pasar el “Año Nuevo” al Club Hípico.
Yo tenía sólo quince años, me veía más Lola que niña. Para esa ocasión me vistieron con un lindo vestido y un tocado en el pelo. Llevaba mis primeros zapatos blancos de medio taco y con plataforma, para mi era lo máximo, creo, que me veía muy monona.
Llegamos al Club Hípico, era tan impresionante ver las fuentes de agua iluminadas, el edificio, su arquitectura imponente, la iluminación le daba un toque de fantasía. Yo vivía el cuento de la Cenicienta.
Fuimos a ver las carreras de caballos, mi primo jugó, nosotras nos quedamos miranda el entorno. Después nos fuimos a los salones a esperar el “año nuevo” Que emoción, empezaron a contar los segundos y a las doce la orquesta empezó a tocar.
Los fuegos artificiales eran maravillosos, todo lo que estaba ocurriendo para mi era muy grande, mi corazón ya se salía de alegría, veía como la gente se abrazaba, bailaban y se brindaba con champaña, mi primo me dio a beber un poquito por ser año nuevo. Pasaron algunos minutos y se nos acercó un joven rubio de ojos claros, le pidió permiso a mi primo para bailar conmigo. Yo me puse colorada. ¡Que vergüenza! - No se bailar. El joven gentilmente me dijo “Yo le enseño” Mi primo dijo: “Salga no más” Bailamos toda la noche, (lo hice bien, el creyó que yo sabía bailar.) Después mi primo se acercó a nosotros y dijo: “Despídase del joven, nos vamos a la casa” Nos despedimos, después de haber caminado un buen trecho, miré hacia atrás y con la mano le dije adiós y él me contestó.
No recuerdo su nombre pero, se que me quedó un lindo recuerdo de mi PRIMER BAILE.
El relato de Elba puede haber ocurrido a fines de los años cuarenta o principio de los cincuenta y muestra diferencias de comportamiento social que ahora parecen increíbles, tales como la ausencia de tuteo y solicitar permiso al que comanda el grupo familiar. Tampoco alude Elba a la preocupación de sus padres, en la disyuntiva de sufrir ellos por no tenerla una noche tan importante o privarla del cuento de hadas que sería asistir, nada menos que a un baile en el Club Hípico, prefirieron, alguna lágrima por medio, otorgar el permiso.
Buen tema para recordar y conversar, abuelitas. Probablemente alguna chocha tuvo su “Primer Baile” para recordar y otras “ni de lejos” pero es seguro que todas soñaron con un baile como el descrito por Elba para sus propias lolitas.
Yo tenía sólo quince años, me veía más Lola que niña. Para esa ocasión me vistieron con un lindo vestido y un tocado en el pelo. Llevaba mis primeros zapatos blancos de medio taco y con plataforma, para mi era lo máximo, creo, que me veía muy monona.
Llegamos al Club Hípico, era tan impresionante ver las fuentes de agua iluminadas, el edificio, su arquitectura imponente, la iluminación le daba un toque de fantasía. Yo vivía el cuento de la Cenicienta.
Fuimos a ver las carreras de caballos, mi primo jugó, nosotras nos quedamos miranda el entorno. Después nos fuimos a los salones a esperar el “año nuevo” Que emoción, empezaron a contar los segundos y a las doce la orquesta empezó a tocar.
Los fuegos artificiales eran maravillosos, todo lo que estaba ocurriendo para mi era muy grande, mi corazón ya se salía de alegría, veía como la gente se abrazaba, bailaban y se brindaba con champaña, mi primo me dio a beber un poquito por ser año nuevo. Pasaron algunos minutos y se nos acercó un joven rubio de ojos claros, le pidió permiso a mi primo para bailar conmigo. Yo me puse colorada. ¡Que vergüenza! - No se bailar. El joven gentilmente me dijo “Yo le enseño” Mi primo dijo: “Salga no más” Bailamos toda la noche, (lo hice bien, el creyó que yo sabía bailar.) Después mi primo se acercó a nosotros y dijo: “Despídase del joven, nos vamos a la casa” Nos despedimos, después de haber caminado un buen trecho, miré hacia atrás y con la mano le dije adiós y él me contestó.
No recuerdo su nombre pero, se que me quedó un lindo recuerdo de mi PRIMER BAILE.
El relato de Elba puede haber ocurrido a fines de los años cuarenta o principio de los cincuenta y muestra diferencias de comportamiento social que ahora parecen increíbles, tales como la ausencia de tuteo y solicitar permiso al que comanda el grupo familiar. Tampoco alude Elba a la preocupación de sus padres, en la disyuntiva de sufrir ellos por no tenerla una noche tan importante o privarla del cuento de hadas que sería asistir, nada menos que a un baile en el Club Hípico, prefirieron, alguna lágrima por medio, otorgar el permiso.
Buen tema para recordar y conversar, abuelitas. Probablemente alguna chocha tuvo su “Primer Baile” para recordar y otras “ni de lejos” pero es seguro que todas soñaron con un baile como el descrito por Elba para sus propias lolitas.
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