martes, enero 01, 2008

Medio Cigarrillo. Autor Manuel Castro.

Juan Pablo es un esforzado trabajador rancagüino, quien por muchos años fue un fumador empedernido, consumidor de más de una cajetilla de veinte cigarrillos al día, incapaz de liberarse de tal vicio.
Concurrió a innumerables charlas en las que le hablaron, con el apoyo de cifras estadísticas, gráficos y afiches, sobre los peligros para su salud, de continuar por la senda del tabaco.
Muchos amigos le hablaron también sobre los inconvenientes de este vicio, conminándolo a dejarlo de inmediato so pena de sufrir todas las penas del infierno. Pero nada, Juan Pablo era incapaz de dejar de encender el preciado cilindro, que le producía, según él, sensación de bienestar y relajamiento muy agradables, a diferencia de los arranques de mal genio que le acometían si le faltaba su apreciado vicio.
Un día un amigo, mientras Juan Pablo fumaba uno de sus belmont, le invitó a caminar y a conversar. Dieron un largo paseo por los alrededores hasta llegar a una plaza donde se sentaron en un escaño, pues Juan Pablo sentía una sensación de ahogo y cansancio de los que nunca se había percatado ya que no tenía la costumbre de caminar, puesto que donde quiera que fuera lo hacía en su vehículo particular.
Después de descansar y conversar otro rato, y mientras Juan Pablo encendía otro de sus “puchos” su amigo le dijo: - permíteme hacerte una sugerencia. Y ojo, que es nada más que una SUGERENCIA, puesto que la DECISIÓN es tuya, la SALUD es tuya y el dinero también es tuyo Te propongo que cada vez que sientas el deseo de fumar y enciendas un cigarrillo, lo apagues una vez que hayas consumido la mitad de su tamaño. De esta manera habrás satisfecho tu deseo y necesidad de fumar a la vez que habrás disminuido en un 50% el efecto dañino del humo sobre tu organismo. A Juan Pablo le pareció razonable la proposición y se comprometió, por lo menos, a intentarlo. Pasaron unos años y estos amigos volvieron a encontrarse. Juan Pablo le relató el resultado de su experiencia. Había seguido el consejo de su amigo en cuanto a fumar la mitad de cada cigarrillo, pero después de un tiempo, ya por iniciativa propia, comenzó a fumar sólo un tercio, pues notó que cada vez era menor su necesidad de fumar, hasta que terminó por dejar totalmente el vicio. Desde entonces, cada día coloca en una alcancía el valor de una cajetilla de cigarrillos, COMO SI AÚN FUMASE, dinero que le sirve para financiar una buena parte de sus vacaciones de verano, para alegría personal y de toda la familia.