Ocurrió en Rucamabhida.
Al club le iba bien, se lució presentando “Vivencias de mi Ciudad” obra teatral escrita por Fresia y actuada por los socios y socias del club de diabéticos “Amarguito Mejor que Dulce” Ellos eran actuantes fogueados, el año anterior ya habían deleitado a los espectadores de Rucamabhida entregándoles la creación de Fresia de una comedia con un título así de corto: “No le pongai tanta azúcar a esa humita chiquilla de moledera”
En el aspecto financiero al club le iba mejor aún. Socias y socios responsables con el cumplimiento de sus cuotas y entusiastas trabajadoras en la realización de rifas cuya utilidad incrementaba los fondos del club. Habiendo “buen billete” se conversaba sobre diversos proyectos decidiéndose finalmente por un viaje a Coquimbo, por cuatro días y a bus lleno. Solamente faltaba que llegara la fecha esperada, con muchas ansias, y partir.
Por esos días correspondió la realización de la asamblea general ordinaria y en ella la tesorera renuncia por imposición de su marido quien no encuentra apropiado que ella tenga la responsabilidad de esa suma de dinero. Así ella renuncia y espera la designación de la nueva tesorera para hacer la inmediata entrega. En el club “Amarguito Mejor que Dulce” ocurre exactamente igual que en el suyo o en el mío, nadie acepta cargos directivos. Después de un largo rato de “yo no” y “yo no” el secretario dijo estar dispuesto a tomar la tesorería y seguir de secretario hasta que alguien aceptara ese cargo. Aplausos, a contar el dinero y al bolsillo del bien dispuesto y sacrificado doble dirigente. Sin documentos de Entrega-Recepción, ni firmas ni timbres. Dinero y secretario desaparecieron. La justicia pide comprobaciones, documentos…y si no ¿Cómo?
El club de diabéticos de Rucamabhida sufrió una pérdida económica y una total desmoralización. ¿Exposiciones de pinturas, bordados y lanigrafía? ¿Con que ganas?
Quedó una dolorosa experiencia, dinero igual documentos. Sumas importantes a una cuenta bancaria, tal como dice la ley.
En el aspecto financiero al club le iba mejor aún. Socias y socios responsables con el cumplimiento de sus cuotas y entusiastas trabajadoras en la realización de rifas cuya utilidad incrementaba los fondos del club. Habiendo “buen billete” se conversaba sobre diversos proyectos decidiéndose finalmente por un viaje a Coquimbo, por cuatro días y a bus lleno. Solamente faltaba que llegara la fecha esperada, con muchas ansias, y partir.
Por esos días correspondió la realización de la asamblea general ordinaria y en ella la tesorera renuncia por imposición de su marido quien no encuentra apropiado que ella tenga la responsabilidad de esa suma de dinero. Así ella renuncia y espera la designación de la nueva tesorera para hacer la inmediata entrega. En el club “Amarguito Mejor que Dulce” ocurre exactamente igual que en el suyo o en el mío, nadie acepta cargos directivos. Después de un largo rato de “yo no” y “yo no” el secretario dijo estar dispuesto a tomar la tesorería y seguir de secretario hasta que alguien aceptara ese cargo. Aplausos, a contar el dinero y al bolsillo del bien dispuesto y sacrificado doble dirigente. Sin documentos de Entrega-Recepción, ni firmas ni timbres. Dinero y secretario desaparecieron. La justicia pide comprobaciones, documentos…y si no ¿Cómo?
El club de diabéticos de Rucamabhida sufrió una pérdida económica y una total desmoralización. ¿Exposiciones de pinturas, bordados y lanigrafía? ¿Con que ganas?
Quedó una dolorosa experiencia, dinero igual documentos. Sumas importantes a una cuenta bancaria, tal como dice la ley.
Señora Leo y colaborador – Rancagua
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