Carita de monja. Autora Cardelina de los Ángeles
En mi barrio yo tuve un vecino muy especial, su nombre era David, pero a él no le gustaba que lo llamaran por su nombre, sólo por su apodo, le decían cara de monja, los niños y quienes lo apreciaban le decían carita de monja sonaba más cariñoso.
En realidad era muy especial, su profesión era zapatero, siempre tenía un traguito al lado. Él comía todo lo que la naturaleza le daba, si en una bodega colocaban trampas para ratones él se los llevaba a su casa, los cocinaba y se los servía.
Si en la carretera atropellaban un perro él lo recogía y lo preparaba, decía que era un cordero, lo dejaba macerar unos dos días, lo aliñaba y se lo servía asadito, tenía para varios días, pero estos alimentos los consumía sólo en invierno, decía que en el verano no se podía porque la carne era muy fuerte.
Una vez crío un gato muy regalón lo amarraba igual que un perro, el gato estaba acostumbrado le colocó por nombre Pablo, cuando el gato era pequeño salía a tomarse unos tragos con él, usaba un gorro de lana y colocaba el gato encima de su cabeza el pobre se sujetaba con sus garritas del gorro para no caer, por que de vuelta su amo venía bastante mareado.
Pasaron unos 3 años, el 29 de junio celebraba el santo del gato con un asado y trago cantaba, decía viva Pablo mier…y así todos los años.
Un día yo venía del almacén y me dijo: vecina ¿No quisiera servirse un pedacito de Pablo asado? Casi me desmaye, le pregunté ¿Qué hizo con el gatito? El muy ladrón me robó un bistec y ahora me lo como a él ¿Qué le parece? Es la ley de la vida no.
Una tarde llegaba mi hijo del colegio, como tenía que pasar por el frente de su casa, lo vio con un paño todo ensangrentado en su cabeza ¿Qué le pasa vecino? preguntó, él le contó que estaba tomando unos tragos con unos amigos y se disgustaron uno le dio con el sartén en la cabeza, mi hijo le revisó la herida, era un corte, voy a mi casa y traigo todo para curarle la herida, le dijo y así todos los días iba a curarle la cabeza a carita de monja. Una semana después llegó a mi casa con un puñado de porotos verdes y dos lindos tomates cosechados en su huerto, tome vecina son para el practicante ayer me dio el alta, me dijo que ya estaba bien, téngale un rica ensalada cuando llegue del colegio, dígale que es un regalo de su paciente.
El gato había muerto el año anterior pero igual salió a celebrar San Pablo, volvió cantando como a las 11 de la noche de 29 de junio.
Él tenía una estufa a leña donde cocinaba, por la mañana muy temprano se veía salir humo. El día 30 me extraño no ver el humo como a las 8 de la mañana, fui al jardín a dejar un nieto y volví para cerciorarme que pasaba, tal vez habría amanecido enfermo, a veces le sucedía cuando había tomado mucho. A los dueños del sitio donde vivía también les llamó la atención no ver el humo, fueron a divisar que sucedía y encontrado a carita de monja muerto al lado adentro de su cocina, lo había fulminado un infarto a los pocos minutos de haber llegado, estuvo toda la noche inerte en el piso de su cocina.
Mi hijo estaba trabajando en Melipilla, el día 31 de junio llegó muy temprano, me sorprendió verlo, nunca venía día de semana, le pregunté que pasaba y él me contestó anoche soñé que usted, estaba enferma y me preocupé por eso vine me alegro que sólo haya sido un sueño, yo le conté que ese día a las 3 de la tarde sepultarían a carita de monja entonces fue él quien me llamó, quería que su practicante de cabecera lo acompañara a su última morada.
En realidad era muy especial, su profesión era zapatero, siempre tenía un traguito al lado. Él comía todo lo que la naturaleza le daba, si en una bodega colocaban trampas para ratones él se los llevaba a su casa, los cocinaba y se los servía.
Si en la carretera atropellaban un perro él lo recogía y lo preparaba, decía que era un cordero, lo dejaba macerar unos dos días, lo aliñaba y se lo servía asadito, tenía para varios días, pero estos alimentos los consumía sólo en invierno, decía que en el verano no se podía porque la carne era muy fuerte.
Una vez crío un gato muy regalón lo amarraba igual que un perro, el gato estaba acostumbrado le colocó por nombre Pablo, cuando el gato era pequeño salía a tomarse unos tragos con él, usaba un gorro de lana y colocaba el gato encima de su cabeza el pobre se sujetaba con sus garritas del gorro para no caer, por que de vuelta su amo venía bastante mareado.
Pasaron unos 3 años, el 29 de junio celebraba el santo del gato con un asado y trago cantaba, decía viva Pablo mier…y así todos los años.
Un día yo venía del almacén y me dijo: vecina ¿No quisiera servirse un pedacito de Pablo asado? Casi me desmaye, le pregunté ¿Qué hizo con el gatito? El muy ladrón me robó un bistec y ahora me lo como a él ¿Qué le parece? Es la ley de la vida no.
Una tarde llegaba mi hijo del colegio, como tenía que pasar por el frente de su casa, lo vio con un paño todo ensangrentado en su cabeza ¿Qué le pasa vecino? preguntó, él le contó que estaba tomando unos tragos con unos amigos y se disgustaron uno le dio con el sartén en la cabeza, mi hijo le revisó la herida, era un corte, voy a mi casa y traigo todo para curarle la herida, le dijo y así todos los días iba a curarle la cabeza a carita de monja. Una semana después llegó a mi casa con un puñado de porotos verdes y dos lindos tomates cosechados en su huerto, tome vecina son para el practicante ayer me dio el alta, me dijo que ya estaba bien, téngale un rica ensalada cuando llegue del colegio, dígale que es un regalo de su paciente.
El gato había muerto el año anterior pero igual salió a celebrar San Pablo, volvió cantando como a las 11 de la noche de 29 de junio.
Él tenía una estufa a leña donde cocinaba, por la mañana muy temprano se veía salir humo. El día 30 me extraño no ver el humo como a las 8 de la mañana, fui al jardín a dejar un nieto y volví para cerciorarme que pasaba, tal vez habría amanecido enfermo, a veces le sucedía cuando había tomado mucho. A los dueños del sitio donde vivía también les llamó la atención no ver el humo, fueron a divisar que sucedía y encontrado a carita de monja muerto al lado adentro de su cocina, lo había fulminado un infarto a los pocos minutos de haber llegado, estuvo toda la noche inerte en el piso de su cocina.
Mi hijo estaba trabajando en Melipilla, el día 31 de junio llegó muy temprano, me sorprendió verlo, nunca venía día de semana, le pregunté que pasaba y él me contestó anoche soñé que usted, estaba enferma y me preocupé por eso vine me alegro que sólo haya sido un sueño, yo le conté que ese día a las 3 de la tarde sepultarían a carita de monja entonces fue él quien me llamó, quería que su practicante de cabecera lo acompañara a su última morada.
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