Deporte.
¿Chocherías? de junio participa a sus lectores del nacimiento del básquetbol y recibimos de alguien que lee con atención y sabe de estos asuntos, las siguientes rectificaciones:
La palabra “olimpiada” cuyo uso tan extendido con el significado que Chocherías le atribuyó, en realidad se refiere al período de cuatro años entre unos y otros juegos. “Fue costumbre entre los griegos contar el tiempo por olimpíadas a partir del solsticio de verano del año 776 antes de Jesucristo, en que se fijó la primera.” Lo correcto es decir “Juegos Olímpicos”
Las faltas cometidas se contabilizan a cada jugador y la quinta falta se castiga con la sustitución del que incurrió en ellas.
El profesor Naismith ideó colocar cajas de cartón en altura y auxiliares del gimnasio subían por escaleras a sacar la pelota y devolverla al juego. Uno de estos auxiliares ideó el aro redondo, su proposición fue aceptada y el de idea y los demás auxiliares “perdieron la pega”
Informarnos de nuestros errores es una valiosísima cooperación que agradecemos mucho.
En Deporte del mes de julio ¿Chocherías? tuvo la buena suerte de poder afirmar algo absolutamente comprobado y que beneficia de modo muy importante al adulto mayor ”El ejercicio físico beneficia al cerebro” Lo repetimos para aquellos que lo leyeron “de pasadita” sin asimilar lo valioso del aserto.
Esta vez no vamos a conversar de deporte ni de gimnasia.
Lo haremos sobre la actividad física, su actividad física y también la nuestra. Como seres humanos que no hemos echado raíces en las sillas, sillones, sofás o butacas en que nos sentamos y como en realidad estamos diseñados para mover el esqueleto, los músculos y todo nuestro cuerpo y además comemos para cuidar y nutrir ese cuerpo; el ejercicio físico debe formar parte de la vida tal como la alimentación.
Lea bien esto y métaselo en su cabecita: No importa cual sea su personal condición o estado de salud. ¿Es diabético, sufre mal de Parkinson, es hipertenso o tiene mareos? En casos extremos pídale al médico que le indique la actividad física apropiada para usted; no use su enfermedad como pretexto para rehuir la actividad física, con ello agrava su enfermedad, compromete otros órganos y disminuye, o más bien, termina con su calidad de vida.
¿Usa muletas, bastones, está en silla de ruedas o postrado en cama? Siempre siempre, si está conservando la conciencia, habrá alguna actividad física que pueda realizar.
Si usted es ya mayor como la inmensa mayoría que lo somos, portando daños crónicos y con las capacidades disminuidas por el paso de los años no necesita, repetimos, no necesita pases médicos ni entrenadores o profesores para practicar actividad física. Tampoco necesita de canchas ni gimnasios ni pertenecer a clubes ni equipos. Todo eso es para la práctica de deportes y gimnasias, actividades muy convenientes y agradables, que si están a su alcance no debe desperdiciar la oportunidad. Ahora estamos hablando de su actividad física, de tener su cuerpo en movimiento igual como lo ha hecho desde que nació.
Los entendidos en la materia, entendimiento logrado tras años de estudio, observación, conocimiento de las estadísticas obtenidas por experiencias grupales a través del orbe, han dejado muy poco para la actividad física de la tercera edad: caminar, subir escaleras, nadar y pedalear. Leído así desanima, lo más atractivo es nadar y piscina ¿de donde? El pedaleo sólo puede ser en bicicleta estática, salir a la calle es ir a entregarse al primer automovilista descuidado que lo va a golpear de pasada enviándolo al hospital a practicar actividad física acostado. Caminar y subir escaleras francamente muy pronto nos parecerá una aburridísima lata.
Conocemos a varios y varias mayores que han encontrado su propia forma, personal, de realizar actividad física, que describiremos. Previa a la descripción siento que debo cambiar de plural a singular, esto, otra vez en cristiano, voy a hablar “en yo” Lo escaso y poco atractivo de recursos que tenemos los mayores para hacer actividad física y lo absolutamente necesario que es hacerlo me llevó a conversar del asunto con un par de tres, cuatro y otros más que se enfrentan al paso de los años, seré presumido, como afortunadamente lo hago yo. No estoy diciendo que sea un Apolo o un Mr. Atlas pero para 85 cumplidos la cosa no está mal.
La primera conclusión con todos estos conocidos es un convencimiento íntimo y profundo de lo importancia VITAL de la actividad física y la búsqueda personal de cómo hacerla y la respuesta de todos a las preguntas ¿Por qué? Y ¿Para qué? Se puede resumir en “Si estoy viviendo bien el día de hoy es porque ayer realicé ejercicios”
Simple y concluyente: Actividad física hoy para que mañana sea bueno. Y cada uno comunica el agrado con que practica su personal sistema.
Algunos emplean una máquina.
Otros han seleccionado ejercicios gimnásticos después de haber asistido a innumerables sesiones de gimnasia y concurrido a múltiples charlas. En estos casos los profesores y expositores pueden sentirse orgullosos del resultado de su siembra.
Otros bailan, sencillamente bailan solos una o dos veces al día. Miden el tiempo de su actividad física por el número de piezas que bailan, cuatro o cinco, esto suma aproximadamente quince minutos. La música también los acompaña durante el uso de máquinas.
Encontramos una que hace dos o tres salidas al almacén de la esquina, usa muleta y bastón, con tiempo malo camina dentro de su casa y realiza sesiones cortas, diez minutos dos veces al día de movimientos gimnásticos sentada en una silla.
También encontramos un valeroso que apoya el borde anterior de una silla en la muralla, para que no resbale, se toma con una mano del respaldo y mueve los pies intentando seguir el ritmo de piezas musicales que tiene seleccionadas. Su indispensable bastón espera pacientemente que lo vuelvan a usar.
Puedo citar que todos los creadores de su propio sistema de actividad física han encontrado como apoyo común, infaltable, la música, ella pone la necesaria sensación de agrado y optimismo en cada sesión. También es común, ya lo dijimos, el convencimiento de estar haciendo lo más conveniente para el día de hoy y el de mañana en lo que respecta a la salud.. Quería terminar aquí, podría estar siendo demasiado largo, pero puedo entregar una ayudita a quienes les sirva ya que realicé ensayos con música y baile. Como no se bailar, soy incapaz de dar los pasos clásicos de los distintos bailes, comencé intentando entre caminar y marchar al ritmo de lo que escuchaba. De primeras sentí que no me agradaría que alguien me viera o supiera pero al cabo de tres o cuatro días tuve la sensación de estar viviendo con plenitud al realizar mi desmañado casi baile.
El espacio posible acabó, hasta el próximo mes.
La palabra “olimpiada” cuyo uso tan extendido con el significado que Chocherías le atribuyó, en realidad se refiere al período de cuatro años entre unos y otros juegos. “Fue costumbre entre los griegos contar el tiempo por olimpíadas a partir del solsticio de verano del año 776 antes de Jesucristo, en que se fijó la primera.” Lo correcto es decir “Juegos Olímpicos”
Las faltas cometidas se contabilizan a cada jugador y la quinta falta se castiga con la sustitución del que incurrió en ellas.
El profesor Naismith ideó colocar cajas de cartón en altura y auxiliares del gimnasio subían por escaleras a sacar la pelota y devolverla al juego. Uno de estos auxiliares ideó el aro redondo, su proposición fue aceptada y el de idea y los demás auxiliares “perdieron la pega”
Informarnos de nuestros errores es una valiosísima cooperación que agradecemos mucho.
En Deporte del mes de julio ¿Chocherías? tuvo la buena suerte de poder afirmar algo absolutamente comprobado y que beneficia de modo muy importante al adulto mayor ”El ejercicio físico beneficia al cerebro” Lo repetimos para aquellos que lo leyeron “de pasadita” sin asimilar lo valioso del aserto.
Esta vez no vamos a conversar de deporte ni de gimnasia.
Lo haremos sobre la actividad física, su actividad física y también la nuestra. Como seres humanos que no hemos echado raíces en las sillas, sillones, sofás o butacas en que nos sentamos y como en realidad estamos diseñados para mover el esqueleto, los músculos y todo nuestro cuerpo y además comemos para cuidar y nutrir ese cuerpo; el ejercicio físico debe formar parte de la vida tal como la alimentación.
Lea bien esto y métaselo en su cabecita: No importa cual sea su personal condición o estado de salud. ¿Es diabético, sufre mal de Parkinson, es hipertenso o tiene mareos? En casos extremos pídale al médico que le indique la actividad física apropiada para usted; no use su enfermedad como pretexto para rehuir la actividad física, con ello agrava su enfermedad, compromete otros órganos y disminuye, o más bien, termina con su calidad de vida.
¿Usa muletas, bastones, está en silla de ruedas o postrado en cama? Siempre siempre, si está conservando la conciencia, habrá alguna actividad física que pueda realizar.
Si usted es ya mayor como la inmensa mayoría que lo somos, portando daños crónicos y con las capacidades disminuidas por el paso de los años no necesita, repetimos, no necesita pases médicos ni entrenadores o profesores para practicar actividad física. Tampoco necesita de canchas ni gimnasios ni pertenecer a clubes ni equipos. Todo eso es para la práctica de deportes y gimnasias, actividades muy convenientes y agradables, que si están a su alcance no debe desperdiciar la oportunidad. Ahora estamos hablando de su actividad física, de tener su cuerpo en movimiento igual como lo ha hecho desde que nació.
Los entendidos en la materia, entendimiento logrado tras años de estudio, observación, conocimiento de las estadísticas obtenidas por experiencias grupales a través del orbe, han dejado muy poco para la actividad física de la tercera edad: caminar, subir escaleras, nadar y pedalear. Leído así desanima, lo más atractivo es nadar y piscina ¿de donde? El pedaleo sólo puede ser en bicicleta estática, salir a la calle es ir a entregarse al primer automovilista descuidado que lo va a golpear de pasada enviándolo al hospital a practicar actividad física acostado. Caminar y subir escaleras francamente muy pronto nos parecerá una aburridísima lata.
Conocemos a varios y varias mayores que han encontrado su propia forma, personal, de realizar actividad física, que describiremos. Previa a la descripción siento que debo cambiar de plural a singular, esto, otra vez en cristiano, voy a hablar “en yo” Lo escaso y poco atractivo de recursos que tenemos los mayores para hacer actividad física y lo absolutamente necesario que es hacerlo me llevó a conversar del asunto con un par de tres, cuatro y otros más que se enfrentan al paso de los años, seré presumido, como afortunadamente lo hago yo. No estoy diciendo que sea un Apolo o un Mr. Atlas pero para 85 cumplidos la cosa no está mal.
La primera conclusión con todos estos conocidos es un convencimiento íntimo y profundo de lo importancia VITAL de la actividad física y la búsqueda personal de cómo hacerla y la respuesta de todos a las preguntas ¿Por qué? Y ¿Para qué? Se puede resumir en “Si estoy viviendo bien el día de hoy es porque ayer realicé ejercicios”
Simple y concluyente: Actividad física hoy para que mañana sea bueno. Y cada uno comunica el agrado con que practica su personal sistema.
Algunos emplean una máquina.
Otros han seleccionado ejercicios gimnásticos después de haber asistido a innumerables sesiones de gimnasia y concurrido a múltiples charlas. En estos casos los profesores y expositores pueden sentirse orgullosos del resultado de su siembra.
Otros bailan, sencillamente bailan solos una o dos veces al día. Miden el tiempo de su actividad física por el número de piezas que bailan, cuatro o cinco, esto suma aproximadamente quince minutos. La música también los acompaña durante el uso de máquinas.
Encontramos una que hace dos o tres salidas al almacén de la esquina, usa muleta y bastón, con tiempo malo camina dentro de su casa y realiza sesiones cortas, diez minutos dos veces al día de movimientos gimnásticos sentada en una silla.
También encontramos un valeroso que apoya el borde anterior de una silla en la muralla, para que no resbale, se toma con una mano del respaldo y mueve los pies intentando seguir el ritmo de piezas musicales que tiene seleccionadas. Su indispensable bastón espera pacientemente que lo vuelvan a usar.
Puedo citar que todos los creadores de su propio sistema de actividad física han encontrado como apoyo común, infaltable, la música, ella pone la necesaria sensación de agrado y optimismo en cada sesión. También es común, ya lo dijimos, el convencimiento de estar haciendo lo más conveniente para el día de hoy y el de mañana en lo que respecta a la salud.. Quería terminar aquí, podría estar siendo demasiado largo, pero puedo entregar una ayudita a quienes les sirva ya que realicé ensayos con música y baile. Como no se bailar, soy incapaz de dar los pasos clásicos de los distintos bailes, comencé intentando entre caminar y marchar al ritmo de lo que escuchaba. De primeras sentí que no me agradaría que alguien me viera o supiera pero al cabo de tres o cuatro días tuve la sensación de estar viviendo con plenitud al realizar mi desmañado casi baile.
El espacio posible acabó, hasta el próximo mes.
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