El Ángel
Simona fue invitada a hacer un curso e capacitación, por su negocio. Ella es una persona muy especial, es caritativa con sus clientes, por esa razón sus vecinos siempre la apoyan cuando ella quiere hacer algo especial para los niños del barrio.
Simona tenía que ir a la plaza de Los Héroes, a dicho curso, solo que empezaba muy tarde, por lo tanto salían arde del curso. Una de esas noches salió más tarde de lo normal. Simona y una de sus compañeras venían de regreso a casa cuando salieron a su paso tres muchachos “punk” para molestarlas pidiéndoles sus carteras y amenazándolas con cuchillas, la amiga de Simona corrió por calle Independencia y Simona dobló hacia el sur por calle Bueras, en ese momento ella se encomendó al padre celestial que la ayudara. Estaba aún rezando cuando sintió a su lado un gran perro Pastor Alemán, era ten grande y majestuoso, hermoso y valiente que ella no dudo en permanecer a su lado. Cuando los maleantes estaban a punto de alcanzar a Simona el can se paró frente a ellos gruñendo furiosamente, éstos asustados corrieron fuera del alance del animal mientras Simona seguía
corriendo por la calle Bueras hacia el sur, pero aún le quedaba un tramo más peligroso por cruzar. Precisamente al llegar al pasaje Juan Molina, paso obligado para Simona, había cinco drogadictos con la clara intención de asaltarla, pero nuevamente el perro se paro entre la joven y los delincuentes y como fiera sin control se les fue encima con furia sin igual, fue tanta la destreza del perro que obligó a los maleantes a huir por un callejón aledaño a un canal que cruza la calle Bueras. Ella siguió corriendo hasta llegar a su casa, abrió la puerta para entrar pero al voltear no encontró al perro.
Ella se acostó ya más tranquila, empezó a repasar mentalmente lo ocurrido, llegando a la firme conclusión de que aquel perro se lo había enviado su Padre del Cielo, que era un ángel en forma de perro. Todo así lo indicaba, Simona cree que Dios manda Ángeles como mensajeros y ella se encomienda mucho a San Miguel Arcángel. Para ella los Ángeles son enviados de Dios y cada ser humano tiene su ángel guardián y ella nunca duda que protege más allá de lo terrenal.
Y aunque ustedes no lo crean, señores, esta historia es real.
Simona tenía que ir a la plaza de Los Héroes, a dicho curso, solo que empezaba muy tarde, por lo tanto salían arde del curso. Una de esas noches salió más tarde de lo normal. Simona y una de sus compañeras venían de regreso a casa cuando salieron a su paso tres muchachos “punk” para molestarlas pidiéndoles sus carteras y amenazándolas con cuchillas, la amiga de Simona corrió por calle Independencia y Simona dobló hacia el sur por calle Bueras, en ese momento ella se encomendó al padre celestial que la ayudara. Estaba aún rezando cuando sintió a su lado un gran perro Pastor Alemán, era ten grande y majestuoso, hermoso y valiente que ella no dudo en permanecer a su lado. Cuando los maleantes estaban a punto de alcanzar a Simona el can se paró frente a ellos gruñendo furiosamente, éstos asustados corrieron fuera del alance del animal mientras Simona seguía
corriendo por la calle Bueras hacia el sur, pero aún le quedaba un tramo más peligroso por cruzar. Precisamente al llegar al pasaje Juan Molina, paso obligado para Simona, había cinco drogadictos con la clara intención de asaltarla, pero nuevamente el perro se paro entre la joven y los delincuentes y como fiera sin control se les fue encima con furia sin igual, fue tanta la destreza del perro que obligó a los maleantes a huir por un callejón aledaño a un canal que cruza la calle Bueras. Ella siguió corriendo hasta llegar a su casa, abrió la puerta para entrar pero al voltear no encontró al perro.
Ella se acostó ya más tranquila, empezó a repasar mentalmente lo ocurrido, llegando a la firme conclusión de que aquel perro se lo había enviado su Padre del Cielo, que era un ángel en forma de perro. Todo así lo indicaba, Simona cree que Dios manda Ángeles como mensajeros y ella se encomienda mucho a San Miguel Arcángel. Para ella los Ángeles son enviados de Dios y cada ser humano tiene su ángel guardián y ella nunca duda que protege más allá de lo terrenal.
Y aunque ustedes no lo crean, señores, esta historia es real.
La Coquimbana.
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