Crónicas de una Abuela.
Estaba sentada, pensando. Unos niños preguntan porqué estoy tan triste, parezco llorar. No, no es así, sólo recordaba a los míos, tan lejos y siempre dentro de mi corazón.
Los recuerdos siguen y cambian de rumbo: El 9 de julio del 94 la señora María tendió sus brazos atentos, cariñosos y solidarios a la tercera edad y les formó un club que puso bajo el amparo del padre Alberto Hurtado. Cada lunes nos reunimos a conversar, tejer, pintar o hacer peluches. Oímos cantar el río que trae sus aguas por las quebradas y lleva parte de nuestras vidas. Estamos contentas igual que el padre Hurtado que dice a menudo: “Contento señor, contento”
El grupo es más numeroso, ha crecido. La señora María nos ha hecho visitar comunas y conocer lugares como Punta de Tralca, la casa de Pablo Neruda y otros. Para esto contamos con la ayuda de Conapran y sus voluntarias a quienes agradecemos de corazón.
Hoy cumplimos un año más, somos felices y nos detenemos en un manantial imaginario de la vida con hermosos lirios que luego se marchitan.
Repetimos “Contentas señor, contentas”
Los recuerdos siguen y cambian de rumbo: El 9 de julio del 94 la señora María tendió sus brazos atentos, cariñosos y solidarios a la tercera edad y les formó un club que puso bajo el amparo del padre Alberto Hurtado. Cada lunes nos reunimos a conversar, tejer, pintar o hacer peluches. Oímos cantar el río que trae sus aguas por las quebradas y lleva parte de nuestras vidas. Estamos contentas igual que el padre Hurtado que dice a menudo: “Contento señor, contento”
El grupo es más numeroso, ha crecido. La señora María nos ha hecho visitar comunas y conocer lugares como Punta de Tralca, la casa de Pablo Neruda y otros. Para esto contamos con la ayuda de Conapran y sus voluntarias a quienes agradecemos de corazón.
Hoy cumplimos un año más, somos felices y nos detenemos en un manantial imaginario de la vida con hermosos lirios que luego se marchitan.
Repetimos “Contentas señor, contentas”
Aurora Gómez Lucero, Codegua
<< Home