martes, junio 07, 2005

Reportándose

Chocherías, lo hemos dicho, pretende ser un intento de voz de adultos mayores para los adultos mayores. Durante varios números relató los denodados esfuerzos realizados por un grupo integrante de la religión católica para financiar, construir, alhajar, amoblar y poner al servicio de la comunidad la capilla de San Pedro Apóstol. Rindió un homenaje a Juan Pablo Segundo, hombre, adulto mayor y personaje de gravitación universal, sin embargo Chocherías no es ni pretende ser un órgano confesional y esta vez pública resumen de un tema también proveniente de la religión católica para destacar la importancia de la fe en la vida humana. Fe es la virtud de creer en lo que no podemos ver. Sin esa virtud seríamos aún más materiales y menos o nada espirituales.
Un sacerdote observó que cotidianamente a mediodía visitaba su iglesia un hombre cuyas ropas y calzado acusaban pobreza, el hombre se arrodillaba, decía alguna oración y se retiraba. Picada su curiosidad el sacerdote decidió informarse de esta presencia diaria en su iglesia y sospechando que el visitante buscaba alguna ayuda que no se atrevía a pedir lo interrogó y la respuesta le causó mayúscula sorpresa.
Trabajo en una fábrica de la vecindad, en esta hora de almuerzo me quedan unos minutos y vengo a decirle a Dios “Señor, vine nuevamente a contarte cuan feliz me haces al perdonar mis pecados…no se muy bien rezar pero pienso en ti todos los días así que, Jesús, este es Juan reportándose”
El sacerdote, deslumbrado por la maciza fe de Juan se arrodilló, repitió y agregó: “Señor, soy feliz al decirte que he llegado a ti a través de un semejante, pienso en ti todos los días, así que soy un sacerdote reportándose”
Cierto día el viejo Juan no concurrió a la iglesia, al día siguiente tampoco; el sacerdote fue a la fábrica donde le informaron que Juan estaba hospitalizado, con la salud muy deteriorada pero había alguna posibilidad de recuperación. En el hospital le informaron que Juan estaba saliendo adelante y que se trataba de un caso muy diferente a los comunes, estaba venciendo a una enfermedad grave y peligrosa, desde luego con el sostén de los medicamentos, cuidados hospitalarios y con una fuerza interior inexplicable ya que no contaba con ningún otro apoyo ni estímulo como visitas de familiares o amigos, era un absoluto solitario.
La funcionaria entregó esta información al sacerdote cerca de la cama de Juan y éste la escuchó. La enfermera continuó con sus labores, Juan agradeció alborozado al sacerdote que lo visitara y en voz baja le confidenció: “La enfermera tiene mucho trabajo y no puede verlo todo, un amigo me visita y me dice: “Cuan feliz soy desde que encontré tu amistad y te liberé de tus pecados. Siempre me gustó oír tus plegarias, pienso cada día en ti…así que…este es Jesús reportándose”