Como ayuda la tecnología en la calidad de vida de las personas
Dos de mayo del año 2003, siglo 21.
En Rancagua amado coexisten mundo digital y mundo pre, ante y anti digital. La Marta, tendría que decir Marta sin artículo definido singular femenino pero estos resabios lingüísticos antiacadémicos hacen feliz esta escritura, así la Marta echaba su ropa sucia en la lavadora apretaba botones, sonaba un pitito y la ropa estaba lavada y centrifugada, palabra que reemplaza la frase “bien estrujada”. Su querida comadre, la Teresa, a esa misma hora atacaba su ropa con una enorme escobilla de ramas en una artesa bajo un frondoso peral. Disposiciones del compadre Manuel que no creía en zarandajas modernas.
Cuando ambas comparaban los resultados convenían en que la escobilla ganaba a la máquina por unas décimas de puntos.
En la cocina una tenía picadora, licuadora, revolvedora, amasadora, horno microonda, tostadora y la comadre una maciza cocina de hierro con horno y depósito para agua caliente; funcionaba quemando leña. La menor densidad poblacional no llegaba a causar contaminación por quemas. La comadre tenía equipada su cocina con tabla de picar, máquina manual de moler carne, mortero, una maza mango y pieza de ataque de madera para ablandar carnes y, en el patio, un horno de barro del que salieron empanadas, pollos, patos, liebres, conejos carnes de vacuno y chanchito lechón, (la palabra cerdo disminuye el sabor) panes y tortillas al rescoldo. ¡Que rico es recordar!
Una lució siempre una figura de muy buen ver y una actitud muy activa y participativa en la vida y su comadre fue víctima de altas tasas de colesterol que progresivamente dañaron físico y mente.
En Rancagua amado coexisten mundo digital y mundo pre, ante y anti digital. La Marta, tendría que decir Marta sin artículo definido singular femenino pero estos resabios lingüísticos antiacadémicos hacen feliz esta escritura, así la Marta echaba su ropa sucia en la lavadora apretaba botones, sonaba un pitito y la ropa estaba lavada y centrifugada, palabra que reemplaza la frase “bien estrujada”. Su querida comadre, la Teresa, a esa misma hora atacaba su ropa con una enorme escobilla de ramas en una artesa bajo un frondoso peral. Disposiciones del compadre Manuel que no creía en zarandajas modernas.
Cuando ambas comparaban los resultados convenían en que la escobilla ganaba a la máquina por unas décimas de puntos.
En la cocina una tenía picadora, licuadora, revolvedora, amasadora, horno microonda, tostadora y la comadre una maciza cocina de hierro con horno y depósito para agua caliente; funcionaba quemando leña. La menor densidad poblacional no llegaba a causar contaminación por quemas. La comadre tenía equipada su cocina con tabla de picar, máquina manual de moler carne, mortero, una maza mango y pieza de ataque de madera para ablandar carnes y, en el patio, un horno de barro del que salieron empanadas, pollos, patos, liebres, conejos carnes de vacuno y chanchito lechón, (la palabra cerdo disminuye el sabor) panes y tortillas al rescoldo. ¡Que rico es recordar!
Una lució siempre una figura de muy buen ver y una actitud muy activa y participativa en la vida y su comadre fue víctima de altas tasas de colesterol que progresivamente dañaron físico y mente.
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