Cosas de Viejo
Es tradicional, no podemos decir si lógico o conveniente, que no nos reunamos como club durante los meses de enero y febrero; esto lleva a que nuestras entusiastas gimnastas se priven de una beneficiosa actividad o busquen otros recursos para continuar su práctica.
En !CHOCHERIA¡ de noviembre me refiero a mis Procedimientos no “secretos” y entre ellos está mi sistema personal de gimnasia al que atribuyo en gran medida el que yo esté aún a cargo de mi mismo.
Por favor escúchenme bien. No les digo que lo que sea bueno para mi tenga que serlo necesariamente para cada una de ustedes. Se los doy a conocer por si a partir de ello usted busca, ensaya y elabora su propio método y obtiene sus propios beneficios.
Jubilé en 1977 tras una operación de la columna y la consecuente disminución de mi actividad física, ya que no tenía que cumplir con las exigencias de un empleo, me preocupó. Participé en clases de gimnasia, practiqué caminatas, trotes y ensayé el uso de una máquina de ejercicios. Me gané dolores reales o imaginarios en la zona de mi columna operada y ahí empezó mi ¿preocupación?, ¿entusiasmo?, ¿obsesión? por crear una gimnasia personal y lo experimentado, cambiado , ensayado y reensayado durante años se lo participo a ustedes, en este resumen con el único propósito de brindarles un punto de partida a su personal búsqueda si el tema les interesa.
Dice el diccionario: GIMNASIA arte de desarrollar, fortificar y dar flexibilidad al cuerpo mediante ciertos ejercicios.
Paréceme que mi viejo, usado y querido Diccionario se quedó corto esta vez, además de arte la gimnasia también es una ciencia. Agrega el diccionario: “El ideal helénico de lograr la belleza del cuerpo dio origen a los gimnasios de la antigüedad”.
La experiencia y el conocimiento, instintivo o adquirido, nos enseña que aquello de fortificar va muy de la mano con nuestro interés en conservar la salud, contribuir a recuperarla cuando la perdemos y retardar el inevitable deterioro físico que conlleva el paso del tiempo.
Los adultos mayores nos damos cuenta del interés puesto en nosotros y agradecemos los esfuerzos que se realizan en nuestro beneficio. Es indudable que a esos esfuerzos tenemos el derecho y la obligación de agregar nuestra palabra. El niño no sabe ser niño, lo descubre cada día, el viejo no sabe ser viejo, también lo va descubriendo cada uno en su propio caminar por la vida y tiene el derecho y el deber de ir comunicando lo que siente, piensa, experimenta y descubre acerca de su vejez y de sus relaciones con los otros adultos mayores.
Conozcan mi sistema para que ha partir de él, quienes sientan interés, elaboren su propio método. Acostado de espaldas en mi cama, estirado con las palmas de la manos apoyadas, antes de dormirme o en la mañana antes de levantarme o a medianoche, las pocas veces que estoy desvelado, empujo un poco, con los pies, la ropa que me cubre y echo los dedos de los pies hacia delante y este sencillo movimiento atiranta los músculos de las piernas y es el punto de partida para poner tensos los muslos, los glúteos, el abdomen, la espalda, el cuello, hombros, brazos, manos y dedos. Manteniendo la tensión cuento calmadamente hasta cuatro y me relajo.
Cuando hablo de poner tenso no quiero decir atirantar a morir sino tenso cómodo, medido, sin arriesgar lesiones, cansancio muscular ni articular. Alternar tensión y relajamiento, cambiar del estado de rigidez a flexibilidad y viceversa ejercita mis músculos y tendones en las funciones para las que fueron creados.
Después corresponde que me preocupe de mis articulaciones. No puede esperarse de ningún sistema mantener la capacidad articular de cuyo disfrute gozamos en la niñez, juventud y primera etapa de adultez. Los años actúan sobre las articulaciones primero disminuyendo sus capacidades y después poniéndonos esos dolorcitos que en algunos casos, ruego a Dios que no sea el suyo, tiene que resolver el médico en la mesa de operaciones.
Estos ejercicios articulares los comienzo haciendo un muy pequeño movimiento de pedaleo con mi pierna derecha, cuento cuatro y revierto el movimiento como si pedaleara hacia atrás, cuento cuatro y repito todo con la pierna izquierda. Confieso que nunca he llegado a sentirme conforme con la realización de estos pedaleos, la realización del pedaleo hacia atrás me resulta imperfecto, limitado pero mis caderas, rodillas y tobillos siguen caminando conmigo por la vida y no he tenido que consultar médico por causa de ellas.
Siguen mis brazos. Con las palmas de las manos apoyadas en la cama levanto unos pocos centímetros los brazos y hago cuatro movimientos simulando remar hacia delante y cuatro remando hacia atrás.
Coloco las manos apoyando en la cama el costado correspondiente al meñique y repito la simulación de remadas y la cuenta de cuatro hacia adelante y hacia atrás.
Coloco el dorso de mis manos apoyadas en la cama y repito los anteriores movimientos.
Vuelvo a colocar mis brazos estirados y las palmas de las manos apoyadas en la cama, Empuño los dedos, encojo los brazos doblando los codos y abriendo los hombros lanzo mis manos rápidamente hacia delante como si intentara golpear algo con la punta de mis dedos. Recobro mi posición anterior de los brazos encogidos contrayendo los dedos con fuerza y vuelvo a simular un golpe con la punta de los dedos. También para estos ejercicios cuento cuatro veces. Repito los movimientos, tal como hiciera antes, con el borde correspondiente al meñique apoyado en la cama y por último con el dorso de la mano. Estos ejercicios de los miembros superiores no estarían completos si no dedicáramos atención al dedo pulgar,-don pulgar,-valiosísimo recurso con que la naturaleza nos permite asir los objetos. En las tres posiciones varias veces descritas, los dedos juntos y estirados realizar con los pulgares movimientos circulares en ambos sentidos.
El esfuerzo realizado con brazos y dedos me apuran un poco la respiración y aquí presento a quienes no participaron de las recordadas clases de de gimnasia del año 2000 con Francisco Javier Aguilera una novedad en la respiración; quienes participaron en ellas conocieron el sistema y probablemente lo olvidaron sin haberlo practicado.
PASO A DESCRIBIRLO:
Coloco mi mano derecha sobre mi oreja izquierda presionando el lado derecho del tórax para dificultar la respiración y apoyo mi mano izquierda sobre mi cabeza para expandir ese lado del tórax, en esta posición, con impedimento a un lado y toda la facilidad al otro inhalo aire revisando con mi mente que éste vaya arriba, a la espalda y abajo, hacia el abdomen y cuando considero que ese pulmón está pleno hago unos dos o tres suspiros forzando el tórax a expandirse. Desalojo el aire por la boca y cuando considero que está todo afuera hago unos dos o tres suspiros obligando al tórax a achicarse unos milímetros. Con esto consigo expandir y contraer mi tórax intentando conservar su elasticidad. Repito el procedimiento exactamente igual con mi pulmón derecho.
Este método tan desconocido y novedoso no lo encontré en tratados de fisiología o manuales de gimnasia sino en un libro de entretención, una novela en la que el autor hace sufrir al protagonista un atentado que lo deja usando un quinto de sus pulmones y declarado inválido crónico irrecuperable por los mejores cirujanos del mejor hospital donde ocurre la acción.
Un monje chino, de visita en el país, por un motivo distinto, se siente en deuda con él y se dedica a rehabilitarlo, entre los procedimientos que emplea está descrito el taparse una oreja y después la otra, sin entrar en explicaciones sobre la finalidad, ésta la dedujimos entre varios amigos.
El monje chino si explica al protagonista del asunto que los procedimientos que emplea fueron creados hace dos mil años en un templo Shaolín. Me confirmaron la existencia de estos templos. La maniobra de colocar la otra mano sobre la cabeza fue creada el año 2000 por el recordado profesor Javier Francisco Aguilera, dos procedimientos respiratorios se encuentran después de cuatro mil años y me han sido real y efectivamente beneficiosos. Desde luego, en la novela el protagonista recobra el cien por ciento de sus capacidades físicas.
Este ejercicio respiratorio, llenando al máximo cada pulmón por separado y desalojando el aire tanto cuanto me sea posible en cada oportunidad lo práctico una vez y no cuatro como todos los otros. Razón: nuestro organismo, entre los múltiples equilibrios que mantiene o intenta mantener establece un equilibrio entre oxígeno y anhídrido carbónico.
Continuamos: Vuelvo a poner tenso mi cuerpo poniendo especial atención en contraer glúteos y abdomen, separo mis hombros y mi cabeza de la almohada y la balanceo cuatro veces llevando mi mentón en dirección al pecho, cambio el balanceo moviendo mi nuca en dirección a la almohada, también cuatro veces y hago lo mismo con cada oreja en dirección a la almohada y después en dirección a cada hombro, finalmente, llevo mi cabeza al centro y practico cuatro giros completos con mi mentón hacia derecha e izquierda. Vuelvo a apoyar hombros y cabeza en la cama.
Ahora me siento cansado y viene muy bien un nuevo ejercicio respiratorio.
Todos los movimientos de cuello y cabeza descritos fueron en estado de extrema tensión y ahora los repito aprovechando la soltura que me proporciona el estar apoyado.
Completada mi sesión de gimnasia personal me dispongo, relajadamente, a dormir o con ganas de vivir otro día, según empiece la noche o comience el día.
Ustedes podrán notar el afán de realizar los ejercicios en una dirección y después la contraria. Importancia: Lo griegos llamaron agonistas, esta palabra define luchadores, a los músculos que realizaban una acción y antagonistas a los músculos encargados de realizar la acción opuesta. Ejercitando a unos y a otros se puede esperar mayor armonía ya que estos antagonistas, a diferencia de otras situaciones de la vida, se complementan.
Este relato largo y pesado por la obligada repetición de palabras y descripción minuciosa en la práctica emplea menos de cinco minutos. Quienes se interesen en ensayar el método para, a partir de él crear uno propio, verán que el tiempo y esfuerzo empleados son mínimos y cada cual verá si le proporciona o no algún beneficio.
Por último, si a partir de mi sistema Ud. elabora el suyo no abandone cuanto esté haciendo de actividad física, sesiones de gimnasia, trotes, caminatas, uso de máquinas de ejercicios, Ext.
Se trata de sumar y no de restar.
En !CHOCHERIA¡ de noviembre me refiero a mis Procedimientos no “secretos” y entre ellos está mi sistema personal de gimnasia al que atribuyo en gran medida el que yo esté aún a cargo de mi mismo.
Por favor escúchenme bien. No les digo que lo que sea bueno para mi tenga que serlo necesariamente para cada una de ustedes. Se los doy a conocer por si a partir de ello usted busca, ensaya y elabora su propio método y obtiene sus propios beneficios.
Jubilé en 1977 tras una operación de la columna y la consecuente disminución de mi actividad física, ya que no tenía que cumplir con las exigencias de un empleo, me preocupó. Participé en clases de gimnasia, practiqué caminatas, trotes y ensayé el uso de una máquina de ejercicios. Me gané dolores reales o imaginarios en la zona de mi columna operada y ahí empezó mi ¿preocupación?, ¿entusiasmo?, ¿obsesión? por crear una gimnasia personal y lo experimentado, cambiado , ensayado y reensayado durante años se lo participo a ustedes, en este resumen con el único propósito de brindarles un punto de partida a su personal búsqueda si el tema les interesa.
Dice el diccionario: GIMNASIA arte de desarrollar, fortificar y dar flexibilidad al cuerpo mediante ciertos ejercicios.
Paréceme que mi viejo, usado y querido Diccionario se quedó corto esta vez, además de arte la gimnasia también es una ciencia. Agrega el diccionario: “El ideal helénico de lograr la belleza del cuerpo dio origen a los gimnasios de la antigüedad”.
La experiencia y el conocimiento, instintivo o adquirido, nos enseña que aquello de fortificar va muy de la mano con nuestro interés en conservar la salud, contribuir a recuperarla cuando la perdemos y retardar el inevitable deterioro físico que conlleva el paso del tiempo.
Los adultos mayores nos damos cuenta del interés puesto en nosotros y agradecemos los esfuerzos que se realizan en nuestro beneficio. Es indudable que a esos esfuerzos tenemos el derecho y la obligación de agregar nuestra palabra. El niño no sabe ser niño, lo descubre cada día, el viejo no sabe ser viejo, también lo va descubriendo cada uno en su propio caminar por la vida y tiene el derecho y el deber de ir comunicando lo que siente, piensa, experimenta y descubre acerca de su vejez y de sus relaciones con los otros adultos mayores.
Conozcan mi sistema para que ha partir de él, quienes sientan interés, elaboren su propio método. Acostado de espaldas en mi cama, estirado con las palmas de la manos apoyadas, antes de dormirme o en la mañana antes de levantarme o a medianoche, las pocas veces que estoy desvelado, empujo un poco, con los pies, la ropa que me cubre y echo los dedos de los pies hacia delante y este sencillo movimiento atiranta los músculos de las piernas y es el punto de partida para poner tensos los muslos, los glúteos, el abdomen, la espalda, el cuello, hombros, brazos, manos y dedos. Manteniendo la tensión cuento calmadamente hasta cuatro y me relajo.
Cuando hablo de poner tenso no quiero decir atirantar a morir sino tenso cómodo, medido, sin arriesgar lesiones, cansancio muscular ni articular. Alternar tensión y relajamiento, cambiar del estado de rigidez a flexibilidad y viceversa ejercita mis músculos y tendones en las funciones para las que fueron creados.
Después corresponde que me preocupe de mis articulaciones. No puede esperarse de ningún sistema mantener la capacidad articular de cuyo disfrute gozamos en la niñez, juventud y primera etapa de adultez. Los años actúan sobre las articulaciones primero disminuyendo sus capacidades y después poniéndonos esos dolorcitos que en algunos casos, ruego a Dios que no sea el suyo, tiene que resolver el médico en la mesa de operaciones.
Estos ejercicios articulares los comienzo haciendo un muy pequeño movimiento de pedaleo con mi pierna derecha, cuento cuatro y revierto el movimiento como si pedaleara hacia atrás, cuento cuatro y repito todo con la pierna izquierda. Confieso que nunca he llegado a sentirme conforme con la realización de estos pedaleos, la realización del pedaleo hacia atrás me resulta imperfecto, limitado pero mis caderas, rodillas y tobillos siguen caminando conmigo por la vida y no he tenido que consultar médico por causa de ellas.
Siguen mis brazos. Con las palmas de las manos apoyadas en la cama levanto unos pocos centímetros los brazos y hago cuatro movimientos simulando remar hacia delante y cuatro remando hacia atrás.
Coloco las manos apoyando en la cama el costado correspondiente al meñique y repito la simulación de remadas y la cuenta de cuatro hacia adelante y hacia atrás.
Coloco el dorso de mis manos apoyadas en la cama y repito los anteriores movimientos.
Vuelvo a colocar mis brazos estirados y las palmas de las manos apoyadas en la cama, Empuño los dedos, encojo los brazos doblando los codos y abriendo los hombros lanzo mis manos rápidamente hacia delante como si intentara golpear algo con la punta de mis dedos. Recobro mi posición anterior de los brazos encogidos contrayendo los dedos con fuerza y vuelvo a simular un golpe con la punta de los dedos. También para estos ejercicios cuento cuatro veces. Repito los movimientos, tal como hiciera antes, con el borde correspondiente al meñique apoyado en la cama y por último con el dorso de la mano. Estos ejercicios de los miembros superiores no estarían completos si no dedicáramos atención al dedo pulgar,-don pulgar,-valiosísimo recurso con que la naturaleza nos permite asir los objetos. En las tres posiciones varias veces descritas, los dedos juntos y estirados realizar con los pulgares movimientos circulares en ambos sentidos.
El esfuerzo realizado con brazos y dedos me apuran un poco la respiración y aquí presento a quienes no participaron de las recordadas clases de de gimnasia del año 2000 con Francisco Javier Aguilera una novedad en la respiración; quienes participaron en ellas conocieron el sistema y probablemente lo olvidaron sin haberlo practicado.
PASO A DESCRIBIRLO:
Coloco mi mano derecha sobre mi oreja izquierda presionando el lado derecho del tórax para dificultar la respiración y apoyo mi mano izquierda sobre mi cabeza para expandir ese lado del tórax, en esta posición, con impedimento a un lado y toda la facilidad al otro inhalo aire revisando con mi mente que éste vaya arriba, a la espalda y abajo, hacia el abdomen y cuando considero que ese pulmón está pleno hago unos dos o tres suspiros forzando el tórax a expandirse. Desalojo el aire por la boca y cuando considero que está todo afuera hago unos dos o tres suspiros obligando al tórax a achicarse unos milímetros. Con esto consigo expandir y contraer mi tórax intentando conservar su elasticidad. Repito el procedimiento exactamente igual con mi pulmón derecho.
Este método tan desconocido y novedoso no lo encontré en tratados de fisiología o manuales de gimnasia sino en un libro de entretención, una novela en la que el autor hace sufrir al protagonista un atentado que lo deja usando un quinto de sus pulmones y declarado inválido crónico irrecuperable por los mejores cirujanos del mejor hospital donde ocurre la acción.
Un monje chino, de visita en el país, por un motivo distinto, se siente en deuda con él y se dedica a rehabilitarlo, entre los procedimientos que emplea está descrito el taparse una oreja y después la otra, sin entrar en explicaciones sobre la finalidad, ésta la dedujimos entre varios amigos.
El monje chino si explica al protagonista del asunto que los procedimientos que emplea fueron creados hace dos mil años en un templo Shaolín. Me confirmaron la existencia de estos templos. La maniobra de colocar la otra mano sobre la cabeza fue creada el año 2000 por el recordado profesor Javier Francisco Aguilera, dos procedimientos respiratorios se encuentran después de cuatro mil años y me han sido real y efectivamente beneficiosos. Desde luego, en la novela el protagonista recobra el cien por ciento de sus capacidades físicas.
Este ejercicio respiratorio, llenando al máximo cada pulmón por separado y desalojando el aire tanto cuanto me sea posible en cada oportunidad lo práctico una vez y no cuatro como todos los otros. Razón: nuestro organismo, entre los múltiples equilibrios que mantiene o intenta mantener establece un equilibrio entre oxígeno y anhídrido carbónico.
Continuamos: Vuelvo a poner tenso mi cuerpo poniendo especial atención en contraer glúteos y abdomen, separo mis hombros y mi cabeza de la almohada y la balanceo cuatro veces llevando mi mentón en dirección al pecho, cambio el balanceo moviendo mi nuca en dirección a la almohada, también cuatro veces y hago lo mismo con cada oreja en dirección a la almohada y después en dirección a cada hombro, finalmente, llevo mi cabeza al centro y practico cuatro giros completos con mi mentón hacia derecha e izquierda. Vuelvo a apoyar hombros y cabeza en la cama.
Ahora me siento cansado y viene muy bien un nuevo ejercicio respiratorio.
Todos los movimientos de cuello y cabeza descritos fueron en estado de extrema tensión y ahora los repito aprovechando la soltura que me proporciona el estar apoyado.
Completada mi sesión de gimnasia personal me dispongo, relajadamente, a dormir o con ganas de vivir otro día, según empiece la noche o comience el día.
Ustedes podrán notar el afán de realizar los ejercicios en una dirección y después la contraria. Importancia: Lo griegos llamaron agonistas, esta palabra define luchadores, a los músculos que realizaban una acción y antagonistas a los músculos encargados de realizar la acción opuesta. Ejercitando a unos y a otros se puede esperar mayor armonía ya que estos antagonistas, a diferencia de otras situaciones de la vida, se complementan.
Este relato largo y pesado por la obligada repetición de palabras y descripción minuciosa en la práctica emplea menos de cinco minutos. Quienes se interesen en ensayar el método para, a partir de él crear uno propio, verán que el tiempo y esfuerzo empleados son mínimos y cada cual verá si le proporciona o no algún beneficio.
Por último, si a partir de mi sistema Ud. elabora el suyo no abandone cuanto esté haciendo de actividad física, sesiones de gimnasia, trotes, caminatas, uso de máquinas de ejercicios, Ext.
Se trata de sumar y no de restar.
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