La Flor y la Nube... Poesía de Osvaldo Sépulveda
Sobre una estéril pradera
Y el diáfano azul del cielo
Cruzaba en rápido vuelo
Una nube pasajera
Viola pasar una flor
Que abrazada se moría
Y en su penosa agonía
Le dijo así con amor
Dios te bendiga, la suerte
Es conmigo generosa
Dios te manda nube hermosa
A librarme de la muerte
Pero la nube orgullosa
Insensible caminando
No puedo dijo, pasando,
Servir a tan noble rosa
Que si todos los pesares
De las flores mitigara
Pienso que no bastara
Con el agua de los mares
La flor exhaló un suspiro
Y la nube en el momento
Agitada por el viento
Siguió su rápido giro
Cruzó las selvas sombrías
Cruzó también las riveras
Pero siempre, dondequiera,
La tristeza la seguía
Sintió de pronto una
Indefinible ansiedad
Y por fin tuvo piedad
De la rosa moribunda
Del punto en que se hallaba
Con rapidez se volvió
Y a la pradera llegó
Cuando la tarde expiraba
De la flor sobre su frente
Tendió su ligero manto
Y regándola con llanto
Exclamaba dulcemente
Despierta yo soy
Yo te traigo la alegría
Más la flor no respondía
La infeliz estaba muerta
Guardad tan triste lección
En el alma desde ahora
Siempre mostrad al que llora
Una santa compasión
Si el pobre a rogar os va
No lo miréis con desdén
Que es muy triste hacer el bien
Cuando es inútil, quizás
Y el diáfano azul del cielo
Cruzaba en rápido vuelo
Una nube pasajera
Viola pasar una flor
Que abrazada se moría
Y en su penosa agonía
Le dijo así con amor
Dios te bendiga, la suerte
Es conmigo generosa
Dios te manda nube hermosa
A librarme de la muerte
Pero la nube orgullosa
Insensible caminando
No puedo dijo, pasando,
Servir a tan noble rosa
Que si todos los pesares
De las flores mitigara
Pienso que no bastara
Con el agua de los mares
La flor exhaló un suspiro
Y la nube en el momento
Agitada por el viento
Siguió su rápido giro
Cruzó las selvas sombrías
Cruzó también las riveras
Pero siempre, dondequiera,
La tristeza la seguía
Sintió de pronto una
Indefinible ansiedad
Y por fin tuvo piedad
De la rosa moribunda
Del punto en que se hallaba
Con rapidez se volvió
Y a la pradera llegó
Cuando la tarde expiraba
De la flor sobre su frente
Tendió su ligero manto
Y regándola con llanto
Exclamaba dulcemente
Despierta yo soy
Yo te traigo la alegría
Más la flor no respondía
La infeliz estaba muerta
Guardad tan triste lección
En el alma desde ahora
Siempre mostrad al que llora
Una santa compasión
Si el pobre a rogar os va
No lo miréis con desdén
Que es muy triste hacer el bien
Cuando es inútil, quizás
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