Nueva víctima de esta vida ¿Moderna?
Las autoras del libro “En Rucamábhida” se reúnen en “Los Héroes” el segundo lunes de cada mes para satisfacer su “vicio” de escribir la poesía o relatar el cuento. Las sesiones son animadísimas, con un norte, literatura; un objetivo, otro libro; y un propósito, disfrutar de la compañía de las otras autoras y un placer agregado, -darle poca bola al único viejo del grupo que pretende revisar tareas que nadie le trae.
Tras dos horas de taller, todas o la mayoría acuerda un almuerzo en un restaurante céntrico. Es política de Chocherías no realizar propaganda ni gratuita ni remunerada y por ello no dice que se trata del “Vieja Pared”. Almuerzo y taller redondean un grato día, se ha utilizado tiempo en la práctica de un arte bello, disfrutado de un gustoso almuerzo y complacido en la amistad de otros humanos. Después cada una parte a otros quehaceres, hay cinco que regresan a otras comunas.
Este lunes una de ellas, Vevita, antes de media hora se vio enfrentada al lado opuesto del diario vivir, la vida del dolor, pena, ira e impotencia. Compró medicamentos y al llegar a la caja para cancelarlos no estaba la cartera dentro del bolso donde la había metido. Habían practicado en él un gran corte por donde le sustrajeron la cartera.
Pérdidas: Una suma de dinero equivalente a sus gastos de alimentación durante un mes. Los indispensables adminículos, peineta, tijeritas, pinzas, cortaúñas con su correspondiente limita, sus afeites, ¿cómo una mujer que sale a ver y dejarse ver, que quiere estar atenta a la vida comunitaria para escribir sobre ello, puede hacerlo sin sus afeites? Son de tipo económico, no puede permitirse marcas francesas, pero le quitaron el dinero y no podrá reponerlos tan pronto; algunas amigas solidarias le proporcionarán un poquito de esto y un pegadito de lo otro. Una cadenita de plata con una medalla de san Pío, recuerdo de gran valor sentimental. Afortunadamente no iban en la cartera su cédula de identidad ni alguna tarjeta de crédito, estaban en el bolso, fuera de la cartera. Esa pérdida la habría obligado a trámites inmediatos de denuncias y bloqueos. ¿Con que dinero se habría movilizado?
Al salir de su casa en la mañana, alegre con la perspectiva del taller, dice a su vecino:-Voy a Rancagua, se le ofrece algo. –Si vecinita, este remedio, le entrega un papel con el nombre del medicamento y diez mil pesos que incrementaron el monto de lo robado y también el monto de los compromisos “por pagar”. de Vevita. Pero lo primero, conseguir dinero para comprar los medicamentos que no pudo adquirir por el robo y que son indispensables a su buena calidad de vida.
Esta chocha es una hábil y prestigiada pantalonera, ¿cuantas horas de trabajo necesitará para recuperarse del daño material? Hay otros perjuicios que permanecen largo tiempo: temor, desconfianza de la vida y de las personas, y la pregunta sin respuesta ¿Porqué a mi?
Triste epílogo para un animado y provechoso taller y un almuerzo donde la amistad y la alegría fueron los invitados de honor.
Tras dos horas de taller, todas o la mayoría acuerda un almuerzo en un restaurante céntrico. Es política de Chocherías no realizar propaganda ni gratuita ni remunerada y por ello no dice que se trata del “Vieja Pared”. Almuerzo y taller redondean un grato día, se ha utilizado tiempo en la práctica de un arte bello, disfrutado de un gustoso almuerzo y complacido en la amistad de otros humanos. Después cada una parte a otros quehaceres, hay cinco que regresan a otras comunas.
Este lunes una de ellas, Vevita, antes de media hora se vio enfrentada al lado opuesto del diario vivir, la vida del dolor, pena, ira e impotencia. Compró medicamentos y al llegar a la caja para cancelarlos no estaba la cartera dentro del bolso donde la había metido. Habían practicado en él un gran corte por donde le sustrajeron la cartera.
Pérdidas: Una suma de dinero equivalente a sus gastos de alimentación durante un mes. Los indispensables adminículos, peineta, tijeritas, pinzas, cortaúñas con su correspondiente limita, sus afeites, ¿cómo una mujer que sale a ver y dejarse ver, que quiere estar atenta a la vida comunitaria para escribir sobre ello, puede hacerlo sin sus afeites? Son de tipo económico, no puede permitirse marcas francesas, pero le quitaron el dinero y no podrá reponerlos tan pronto; algunas amigas solidarias le proporcionarán un poquito de esto y un pegadito de lo otro. Una cadenita de plata con una medalla de san Pío, recuerdo de gran valor sentimental. Afortunadamente no iban en la cartera su cédula de identidad ni alguna tarjeta de crédito, estaban en el bolso, fuera de la cartera. Esa pérdida la habría obligado a trámites inmediatos de denuncias y bloqueos. ¿Con que dinero se habría movilizado?
Al salir de su casa en la mañana, alegre con la perspectiva del taller, dice a su vecino:-Voy a Rancagua, se le ofrece algo. –Si vecinita, este remedio, le entrega un papel con el nombre del medicamento y diez mil pesos que incrementaron el monto de lo robado y también el monto de los compromisos “por pagar”. de Vevita. Pero lo primero, conseguir dinero para comprar los medicamentos que no pudo adquirir por el robo y que son indispensables a su buena calidad de vida.
Esta chocha es una hábil y prestigiada pantalonera, ¿cuantas horas de trabajo necesitará para recuperarse del daño material? Hay otros perjuicios que permanecen largo tiempo: temor, desconfianza de la vida y de las personas, y la pregunta sin respuesta ¿Porqué a mi?
Triste epílogo para un animado y provechoso taller y un almuerzo donde la amistad y la alegría fueron los invitados de honor.
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