martes, diciembre 04, 2007

Club A. M. Cardenal Silva Henríquez. Codegua.

Descalza - Alicia Aránguiz, 60 años

Soy hija de madre soltera. Somos dos hermanos de una familia muy pobre. Recuerdo que me gustaba mucho ir al colegio pero yo no tenía zapatos, iba a pie pelado. Hiciera frío o calor yo estaba en el colegio, tenía 7 en asistencia. Tengo un certificado el cual muestro a mis hijos y nietos.
Pero lo que me marcó en la vida fue cuando hice mi primera comunión. Aquí en Codegua había una señorita que preparaba para la comunión, se llamaba Sara Sotomayor, ella prestaba los vestidos y me prestó el mío pero al salir de la iglesia me lo quitó y yo me fui llorando a la casa porque quería mostrarle el vestido blanco a mis compañeros igual que las otras niñas. Esto lo recuerdo con mucha pena.

Poema dedicado a mi señora. - Ramiro Jofré Astorga. 69 años.

Una vez me enamoré en la vida… ¿y que fue?
Mi gran amor por toda una vida y que ahora la extraño y la echo de menos porque fueron muchos años -45- no es poco para un amor que fue eterno, duradero y tierno. Cinco hijos fue la dote y uno de ellos está por recibirse de sacerdote.
Ella dio su vida por él y no alcanzó a disfrutarlo. Casi todo lo que ganaba se lo mandaba para que no le faltara y yo ahora sigo el mismo camino y con mucho cariñó para que ella desde arriba vea cumplido su destino.

En Codegua me quedé - Aurora Yévenes Fuentes. 67 años.

En primavera, el 21 de septiembre de 1978, llegamos con una maleta cargada de esperanzas e ilusiones, con Eduardo llevábamos un par de años casados. Dios nos había regalado dos hijos preciosos. En Santiago la vida cada día se hizo más dura.
Un día decidimos venir a probar suerte a Codegua, yo siempre había vivido en Santiago, con lo necesario para vivir bien, siendo yo la menor de ocho hermanos fui muy regalona y consentida. Llegué a un pueblo que no tenía luz eléctrica, el agua había que almacenarla en tarros, no había farmacia, ni supermercado y para ir a la carnicería había que caminar como media hora.
Estuve muchas veces por irme de vuelta a Santiago pero pudo más el amor y cariño que mi marido y mis hijos me entregaban. Hoy en día han pasado 29 años y le doy gracias a Dios por permitirme haber vivido todos estos años en este hermoso pueblo que nunca dejaré

Una estrofa para mi madre. - Ana Sepúlveda. 52 años

Como Blanca palomita
He volado esta mañana
A las puertas del Sagrario.
He cantado esta plegaria
Que me das para mi madre.
Divino niño Jesús, él contestó
Desde dentro mi corazón y mi cruz.


Vivencias de una hija a sus padres. - Lola.


De la ciudad al campo.
Nació en Santiago. Su nombre José Santos, educado por sus patrones, hijo del jardinero. En ese entonces era delgado y muy buen mozo. Mi madre nacida y criada en el campo. Se conocieron en el Parque Forestal cuando ambos paseaban por el parque. Se conocieron cuando mi papá estaba haciendo el servicio militar y se enamoraron. Lo conoció toda la familia en el campo y se casaron. Su vida cambió del cielo a la tierra. Sus manos blancas y finas se transformaron en callos y cicatrices por el azadón y el arado. No tenía la sombra de los árboles del parque, el sol era fuerte y despiadado y su cara se fue transformando de piel blanca en piel reseca y morena, reseca por el trabajo en el campo con el arado y el azadón.
Del producto del amor de mi padre y madre nací yo el 6 de febrero de 1950. Crecí con mucho amor y respeto junto con 7 hermanos más. Esto es un homenaje a un hombre que por amor cambió la ciudad por el campo. El falleció el 15 de abril, a esta fecha 23 años, en estas palabras quiero decirle gracias papá por enseñarme lo que es amor y respeto por mis semejantes. Mi madre con sus ochenta años doy gracias a Dios por tenerla y darle un beso todos los días porque está viva. Una hija agradecida.

Viviendo la Vida - María Ibarra. 67 años.

Mi vida, desde joven, fue muy sacrificada. En primer lugar, mi madre todos los años tenía un hijo, somos 17 hermanos de los cuales 7 ya están bajo tierra. A los ocho años ya trabajaba para ayudar en mi casa y en la crianza de mis hermanos; yo sacaba leche, tenía que levantarme a las dos de la mañana, se me hinchaban las manos y salía muy agotada. Con el transcurso de los años me fui a trabajar a Rancagua, estuve cinco años y me perdí; pero regresé a casa, luego estuve en Santiago como tres años para poder ayudar, ahora, a mis dos hijos, estaban con mi mamá y mis hermanos menores. Me he sacrificado mucho y sufrido mucho, pero soy feliz.

Primavera - Margarita Valdovinos. 73 años

Yo tuve una niñez muy triste y por eso soy así.
Margaritas comenzaron a venir
Como una linda primavera de color.
Llegan los tiempos que el Señor da felicidad.
Margaritas comenzaron a salir
Y me anunciaron lo que estar por venir.


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¿Chocherías? luce orgulloso estas siete colaboraciones codeguanas producto de dos encuentros del taller “Chochas por la Literatura” con el Club A.M. Cardenal Silva Henríquez. En estos encuentros, que también se realizaron en Coltauco y Doñihue, se añadió, en cada club, una acción que equivocadamente llamamos reportaje y que en realidad fue entrevista De ellas la más exitosa fue la realizada por Coquimbana a Nelson, de Codegua y cuyo extracto publicamos después de retirar los ditirambos y barroquismos a que es tan aficionada esta colaboradora. Dice lo siguiente:
-“Fui invitada a Codegua a participar en el encuentro dispuesto en el Proyecto denominado “Chochas por la Literatura” que en esta reunión incluía la filmación del acto. Después de la exposición de temas generales del Proyecto, a cargo de María Acevedo y una breve exposición de la importancia de la lectura en la salud del A. M a cargo de José Flores correspondió a éste entrevistar a algún participante de la reunión y fue elegido Nelson.”
-“Comenzó la entrevista preguntando a Nelson acerca de que le gustaría ser interrogado y éste eligió su niñez refiriendo de inmediato que su madre trabajaba y los hijos de los patrones le pegaban y lo humillaban. Su madre prefirió cambiarse de trabajo. Recordó a su madre con amor y gratitud.” La segunda pregunta fue la opinión de Nelson con relación a la matanza de ballenas. La respuesta fue claramente condenatoria.
La tercera pregunta fue dirigida a los asistentes ¿Quién quiere realizar alguna pregunta? y yo tomé la oportunidad, abandoné mi asiento y me senté frente a Nelson, me hice cargo del micrófono y comencé: “Como desgraciadamente esta tan de moda ¿Qué haría usted si un hombre está castigando brutalmente a una mujer y usted es testigo presencial y el me dijo:-“De hecho yo ya he intervenido pero no con agresión ni insulto al individuo atacante sino con calma y prudencia”
Todas las respuestas de Nelson fueron muy aplaudidas.


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A la semana siguiente correspondió una tercera reunión, esta vez sin filmación. El punto relevante de este encuentro fue la entrega de siete libros enviados por Cholita para promover la afición por la lectura entre lo socios del Club Cardenal Silva Henríquez y una breve exposición desmitificando las dificultades de editar revistitas como ¿Chocherías?. y lo útil que es tener un medio donde publicar. El Club ya tiene a Margarita Valdovinos, María Ibarra, Lola, Aurora Yevenes, Ana Sepúlveda, Ramiro Jofré y Alicia Aránguiz. La muestra de lo que escriben y como lo hacen es muy estimulante.