El Paso de los Años.
El transcurso del tiempo lleva al ser humano de la niñez a la vejez significando esto consecuencias positivas y negativas. De lo primero, acumulación de conocimientos y experiencias. De lo segundo deterioro del físico, de la memoria y de la velocidad en las elaboraciones mentales.
¿Cuándo comienza el PASO DEL TIEMPO a tener importancia en el adulto mayor? El bebé que nació en este momento ya inició su camino hacia la vejez. Esto no es una declaración poética o teórica, si ese bebé no recibe en su infancia la suficiente cantidad de leche o productos lácteos será un viejo de huesos porosos y el daño no es reparable, es definitivo. Esta perentoria declaración puede trasladarse, y tiene la misma fuerza, a las enseñanzas de los principios tales como el amor, el indispensable amor y respeto a si mismo y a los demás, si en la infancia recibió la educación apropiada cuando viejo será ejemplar.
¿El uso de las frases…viejo de huesos porosos… y viejo ejemplar le molestaron? Los extremos de la vida son niñez y vejez. Ambas palabras son igualmente dignas, respetables, hermosamente significativas. Se refieren, ya está dicho, al comienzo y al final del ser humano.
¿De dónde procede la molestia que causa a muchos el uso de “viejo”?
El empleo frecuente y poco preciso de las palabras va añadiendo, a unas si y a otras no, significados por parecidos o aproximaciones, estos agregados al sentido original de un vocablo se denominan “connotaciones” que en algunos casos, como este que comentamos, desvirtúan y arruinan la nobleza de voces tan bellas como “vejez”
Veamos: Nadie dice que un zapato es niño o que una papa es niña, se dice zapato nuevo o sin uso, papa nueva o fresca y “niño” se libra de connotaciones que desvirtúen su significado o le resten nobleza.
Así, debería decirse o tendría que decirse zapato gastado o usado, papa añeja o de la cosecha anterior.. Es imposible luchar contra las connotaciones, ellas las establece el uso y sean o no correctas, se quedan. Podemos convenir, entender, que el uso de “viejo” referido a nosotros sigue teniendo los significados de cariño y respeto agregados Al Paso de los Años. ¡Como nos agrada escuchar “Mi viejo” de labios de su esposa o “Mi viejita” de un marido! O aquella canción de un hijo al padre “Viejo, mi querido viejo”
¿Cuándo comienza el PASO DEL TIEMPO a tener importancia en el adulto mayor? El bebé que nació en este momento ya inició su camino hacia la vejez. Esto no es una declaración poética o teórica, si ese bebé no recibe en su infancia la suficiente cantidad de leche o productos lácteos será un viejo de huesos porosos y el daño no es reparable, es definitivo. Esta perentoria declaración puede trasladarse, y tiene la misma fuerza, a las enseñanzas de los principios tales como el amor, el indispensable amor y respeto a si mismo y a los demás, si en la infancia recibió la educación apropiada cuando viejo será ejemplar.
¿El uso de las frases…viejo de huesos porosos… y viejo ejemplar le molestaron? Los extremos de la vida son niñez y vejez. Ambas palabras son igualmente dignas, respetables, hermosamente significativas. Se refieren, ya está dicho, al comienzo y al final del ser humano.
¿De dónde procede la molestia que causa a muchos el uso de “viejo”?
El empleo frecuente y poco preciso de las palabras va añadiendo, a unas si y a otras no, significados por parecidos o aproximaciones, estos agregados al sentido original de un vocablo se denominan “connotaciones” que en algunos casos, como este que comentamos, desvirtúan y arruinan la nobleza de voces tan bellas como “vejez”
Veamos: Nadie dice que un zapato es niño o que una papa es niña, se dice zapato nuevo o sin uso, papa nueva o fresca y “niño” se libra de connotaciones que desvirtúen su significado o le resten nobleza.
Así, debería decirse o tendría que decirse zapato gastado o usado, papa añeja o de la cosecha anterior.. Es imposible luchar contra las connotaciones, ellas las establece el uso y sean o no correctas, se quedan. Podemos convenir, entender, que el uso de “viejo” referido a nosotros sigue teniendo los significados de cariño y respeto agregados Al Paso de los Años. ¡Como nos agrada escuchar “Mi viejo” de labios de su esposa o “Mi viejita” de un marido! O aquella canción de un hijo al padre “Viejo, mi querido viejo”
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