Milagro. Autora Roster
Hace muchos años sucedió algo que sólo puede explicarse como un milagro. En aquellos tiempos, en el campo se acostumbraba a rezar la novena del mes de María. Se reunían todos los vecinos en una casa, distinta cada año y la parte principal era rezar el rosario. Terminadas las oraciones la dueña de casa ofrecía té o café, pan de huevo y una copita de mistela de preparación casera.
No todas las familias eran de religiosas. Una que no lo era tenía tres muchachos grandes, alborotadores, desordenados y amigos de las bromas pesadas, La gente se retiraba, cada noche, a las 10 y estos jóvenes darles un buen susto a todos simulando un asalto a mano armada. Se tiñeron los rostros, los cubrieron con antifaces y se armaron con pistolas de juguete.
Saboreada la mistela y antes de retirarse se acostumbraba una oración pidiendo protección para ese hogar y su gente. Al escuchar esa oración los bromistas se aproximaron a la puerta y vieron la casa rodeada de velas encendidas y salía una procesión encabezada por un anciano de pelo y barba blanca que avanzó hacia los muchachos diciéndoles “Arrepiéntanse antes que sea tarde” dicho lo cual se iluminó y esfumó.
Los muchachos echaron a correr, mojaron sus pantalones, dejaron caer sus pistolas gritando que nunca más lo harían. Y nunca más lo hicieron.
No todas las familias eran de religiosas. Una que no lo era tenía tres muchachos grandes, alborotadores, desordenados y amigos de las bromas pesadas, La gente se retiraba, cada noche, a las 10 y estos jóvenes darles un buen susto a todos simulando un asalto a mano armada. Se tiñeron los rostros, los cubrieron con antifaces y se armaron con pistolas de juguete.
Saboreada la mistela y antes de retirarse se acostumbraba una oración pidiendo protección para ese hogar y su gente. Al escuchar esa oración los bromistas se aproximaron a la puerta y vieron la casa rodeada de velas encendidas y salía una procesión encabezada por un anciano de pelo y barba blanca que avanzó hacia los muchachos diciéndoles “Arrepiéntanse antes que sea tarde” dicho lo cual se iluminó y esfumó.
Los muchachos echaron a correr, mojaron sus pantalones, dejaron caer sus pistolas gritando que nunca más lo harían. Y nunca más lo hicieron.
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