martes, julio 04, 2006

Comprando en La San Camilo

Mis cinco bisnietos de la región metropolitana se reunirán en casa de su abuela, mi hija, y venzo mi resistencia a viajar, almuerzo con ellos, claro que el menor, André Bouyer, si yo estoy presente el estará durmiendo y para los otros no soy nada especial sino, solamente, uno más entre tanto adulto latoso. ¡Qué cómete todo eso! ¡Deja ese cuchillo! ¡No metas los dedos! ¡No le tires el pelo a…! Inesperadamente uno de los mayorcitos sale con un ¡Salud Abuelo! Regreso temprano. Temo que se me oscurezca en la calle, cosas de viejo. En el terminal de buses Santiago recuerdo que en casa no me queda pan y deberé pasar por algún supermercado cuando baje del bus, por ser domingo en la tarde no tendré otra solución y…, frente a mi un negocio atractivo, bien iluminado, escaparates tentadores me ofrecen un recurso distinto. Panadería San Camilo. Entro, pido cuatro marraquetas y dos hallullas, me entregan un papelito y me instruyen: Pague ahí y retire al lado. Retiro la bolsa, echo dentro la boleta y la anudo. Bolsa con pan mejor va amarradita, que no caiga nada adentro. En Rancagua me dispongo a tomar un tesito con hallullita de la San Camilo y sólo hay cuatro marraquetas. Interrogantes ¿Robo? ¿Apatía? ¿Burla? Lo primero queda descartado, ¿Robar dos pancitos? Burla personalmente a mi que la despachadora no me ha visto ni en pintura, no y los humanos que detesten a tal extremo a los viejos son contadísimos. Sólo podemos dejarlo en descuido y lo meditamos un par de días. Lo relatado ocurrió el domingo 28 de mayo y el 1 de junio enviamos un relato del suceso a la casa matriz de San Camilo. Pensamos y dudamos. El destino de la carta puede ser canasto de basura, archivo o, en una de esas, dejada para una futura decisión.
No conocía a las gentes de San Camilo Envié mi carta el día 1, a media tarde del día 2 tocan a mi puerta; un caballero pregunta ¿El señor José Flores? -Si-. Vengo de la San Camilo -Pienso: este oído mío me está jugando muy malas pasadas, lo escuchado es imposible y pregunto ¿De dónde? No esperaba repetición y eso fue: “·De la San Camilo”.
Hago pasar a este moderno Miguel Strogof quien me da a leer una respuesta a mi carta de ayer firmada por el señor Pablo Largo Cuadra, Gerente Comercial de Productos San Camilo. En ella se asegura que lo ocurrido no es habitual, que el público mayoritario de San Camilo es el Adulto Mayor, que están informados de las necesidades y trato que corresponde a ellos y que están dispuestos a revisar y reforzar la supervisión Comenta que tienen 120 años de tradición ofreciendo atención rápida, cálida y amable. Agradece nuestro reclamo porque da oportunidad de mejorar y tomar medidas adecuadas y oportunas.
El atento correo me entregó una bolsa con hallullas en cantidad muy superior a las dos perdidas y dos panes de pascua que aún saboreo.
Tomarse el trabajo de hacer presente una nimiedad ha servido para encontrar otros amigos de los Adultos Mayores.