Aprender, Practicar, Aprovechar.
Clase de gimnasia, breves palabras acerca de la importancia de la relajación y sigue: “Entreguen el peso del cuerpo a la pierna izquierda, crucen la derecha por delante y apoyen solamente la punta del pie, los brazos colgando, los antebrazos en línea horizontal, ligeramente hacia fuera, los dedos pulgar y medio formando un círculo casi sin tocarse, entornen los párpados, respiren profundo y pausado” “Piensen en sentir calma, relajación”
Practico en mi casa y la pierna encargada de sostener el cuerpo tiembla y el equilibrio se va perdiendo, apoyo un codo ligeramente en la muralla y de este modo puedo sostenerme unos instantes, la pierna se cansa, cambio y consigo otros instantes, Repito la maniobra, el ligero apoyo del codo no es, para mi, una trampita sino un recurso hasta adquirir la capacidad de hacerlo sin esa ayudita.. Después de algunos ensayos logro manejar la parte postura corporal y voy a la respiración profunda y pausada seguida de “Sentir calma, relajación” El sistema puede ser efectivo o yo sugestionable pero de verdad me relajo.
Me telefonea la viuda de un matrimonio amigo de muy largos años pidiéndome “Mañana lunes es festivo ¿me llevarías al supermercado en la mañana temprano? Temprano es para ella las once o más bien las doce horas. Esto lo hace habitualmente con alguna de sus dos hijas o con una nuera. Dice que las tres fueron cortadas por la misma tijera. ¿Hiciste una lista? Déjame verla. El carro avanza velozmente por los pasillos. Aquí está el arroz, anotaste mayonesa, esta es light y viene con 100 gramos más y antes que inicie el proceso de comparar y decidir la mayonesa vuela al interior del carro, así se suceden las compras, en quince minutos están frente a una caja y diez minutos más tarde de vuelta a casa.
Un par de veces al año, cuando las ganas de una compra con revisión minuciosa, un vitrineo acabado y consciente, una comprobación de si en realidad la blusa que compró la vecina tiene el valor que contó…se le hacen absolutamente, exigentemente necesarias me pide que sustituya a sus auxiliares de rutina
Esta vez el ruidoso supermercado lo era más y ese incesante zumbar de colmenas en vuelo parecía provenir de abejas gigantes. Mientras la compradora revisaba por los cuatro costados un artículo que no pensaba comprar yo sufría y sufría. Intenté pensar en temas que me distrajeran pero las colmenas eran imbatibles y a cada momento más cansadoras. Una lucecita, el procedimiento de relajación. Con disimulo, no era cosa que me sacaran por chalado del templo de consumismo.
Apoyé los antebrazos en el carro, cruce una pierna, los dedos de las manos en la posición enseñada, los párpados entornados, respiro y las abejas recuperaron su tamaño normal, se fueron con su zumbido a otra parte y…alguien muy conocida me remece de un hombro invitándome ¿Ahora, vamos a la sección panadería?
Practico en mi casa y la pierna encargada de sostener el cuerpo tiembla y el equilibrio se va perdiendo, apoyo un codo ligeramente en la muralla y de este modo puedo sostenerme unos instantes, la pierna se cansa, cambio y consigo otros instantes, Repito la maniobra, el ligero apoyo del codo no es, para mi, una trampita sino un recurso hasta adquirir la capacidad de hacerlo sin esa ayudita.. Después de algunos ensayos logro manejar la parte postura corporal y voy a la respiración profunda y pausada seguida de “Sentir calma, relajación” El sistema puede ser efectivo o yo sugestionable pero de verdad me relajo.
Me telefonea la viuda de un matrimonio amigo de muy largos años pidiéndome “Mañana lunes es festivo ¿me llevarías al supermercado en la mañana temprano? Temprano es para ella las once o más bien las doce horas. Esto lo hace habitualmente con alguna de sus dos hijas o con una nuera. Dice que las tres fueron cortadas por la misma tijera. ¿Hiciste una lista? Déjame verla. El carro avanza velozmente por los pasillos. Aquí está el arroz, anotaste mayonesa, esta es light y viene con 100 gramos más y antes que inicie el proceso de comparar y decidir la mayonesa vuela al interior del carro, así se suceden las compras, en quince minutos están frente a una caja y diez minutos más tarde de vuelta a casa.
Un par de veces al año, cuando las ganas de una compra con revisión minuciosa, un vitrineo acabado y consciente, una comprobación de si en realidad la blusa que compró la vecina tiene el valor que contó…se le hacen absolutamente, exigentemente necesarias me pide que sustituya a sus auxiliares de rutina
Esta vez el ruidoso supermercado lo era más y ese incesante zumbar de colmenas en vuelo parecía provenir de abejas gigantes. Mientras la compradora revisaba por los cuatro costados un artículo que no pensaba comprar yo sufría y sufría. Intenté pensar en temas que me distrajeran pero las colmenas eran imbatibles y a cada momento más cansadoras. Una lucecita, el procedimiento de relajación. Con disimulo, no era cosa que me sacaran por chalado del templo de consumismo.
Apoyé los antebrazos en el carro, cruce una pierna, los dedos de las manos en la posición enseñada, los párpados entornados, respiro y las abejas recuperaron su tamaño normal, se fueron con su zumbido a otra parte y…alguien muy conocida me remece de un hombro invitándome ¿Ahora, vamos a la sección panadería?
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