Clases de Gimnasia: Un homenaje a la Profesora Isabel
Terminó otra sesión de gimnasia y los últimos en retirarnos somos el presidente del club, un grupo de socias y yo. Dice Sepúlveda “Ya va siendo tiempo que Chocherías comente de estas clases” y cada señora agrega lo suyo que resumimos en: “Por supuesto y con muchas flores para la profesora”
En la primera semana del mes de junio se presenta en nuestra reunión mensual una señora explicando que viene enviada por la municipalidad para satisfacer nuestra solicitud de clases de gimnasia. Explica que no es monitora sino profesora universitaria con la debida capacitación para trabajar con adultos mayores. Se acuerda días y horas, agrega que todos sus alumnos deberán saber tomarse el pulso, indica como hacerlo, corrige errores, asiste a quienes no pueden encontrarlo y se despide hasta vernos en la primera clase.
En esta pide tomarse el pulso, empezar a contar a sonido de silbato, suspender el conteo con otro silbato, pregunta por el número de pulsaciones de cada uno, le informa que agregando un cero tiene la cifra por minuto, agrega que repetirá la operación mediada la clase y el número de pulsaciones que daremos será distinto. Entrega un formulario en el que a datos personales está agregada una resta de la edad de cada uno a la cifra 220 y su resultado se denomina FCM (Frecuencia cardiaca máxima) y que cada cual deberá recordar la suya para cuando ella realice controles.
Cada clase se inicia con un calentamiento que consiste en un paseo al compás de música y se inician los ejercicios durante 45 minutos, variados con el uso de bastón, colchoneta, silla y mancuernas. La totalidad de los minutos son sin pausas. Continuados. Concede descanso, unos breves segundos marcando el paso en su lugar y ella muestra como tenemos que hacerlo con tanto vigor y entusiasmo que el descanso es una palabra sin significado. Encabeza al grupo alternativamente desde los cuatro puntos cardinales. Los que nos colocamos al final para capear un poco quedamos en un par de ocasiones en primera fila. Conoce las limitaciones y capacidades de cada uno y exige a quien puede más y nos consuela a los más limitados con un “Solamente hasta donde pueda” Recuerdo mi rebeldía y la que mostraban mis compañeros cuando en la infancia y, principalmente, en la juventud la “Vieja de historia” o el “Chute de matemáticas” nos corregían. Esta profesora corrige de un modo tal que uno se siente con deseos y obligación de mejorar.
Sabemos que “Profesora de Gimnasia” no son las palabras que lleva el título universitario pero también sabemos que gimnasia es un arte, esto lo dijeron los griegos antes de Cristo así que doña Isabel Pérez nos introduce en un arte muy bello además de preocuparse por nuestro estado y condiciones físicas y va mucho más allá, nos acondiciona para que cuidemos la memoria, la capacidad de concentración, la relajación, los sentimientos justos y bondadosos y la alegría. Con ella y gracias a ella somos mejores Adultos Mayores.
En la primera semana del mes de junio se presenta en nuestra reunión mensual una señora explicando que viene enviada por la municipalidad para satisfacer nuestra solicitud de clases de gimnasia. Explica que no es monitora sino profesora universitaria con la debida capacitación para trabajar con adultos mayores. Se acuerda días y horas, agrega que todos sus alumnos deberán saber tomarse el pulso, indica como hacerlo, corrige errores, asiste a quienes no pueden encontrarlo y se despide hasta vernos en la primera clase.
En esta pide tomarse el pulso, empezar a contar a sonido de silbato, suspender el conteo con otro silbato, pregunta por el número de pulsaciones de cada uno, le informa que agregando un cero tiene la cifra por minuto, agrega que repetirá la operación mediada la clase y el número de pulsaciones que daremos será distinto. Entrega un formulario en el que a datos personales está agregada una resta de la edad de cada uno a la cifra 220 y su resultado se denomina FCM (Frecuencia cardiaca máxima) y que cada cual deberá recordar la suya para cuando ella realice controles.
Cada clase se inicia con un calentamiento que consiste en un paseo al compás de música y se inician los ejercicios durante 45 minutos, variados con el uso de bastón, colchoneta, silla y mancuernas. La totalidad de los minutos son sin pausas. Continuados. Concede descanso, unos breves segundos marcando el paso en su lugar y ella muestra como tenemos que hacerlo con tanto vigor y entusiasmo que el descanso es una palabra sin significado. Encabeza al grupo alternativamente desde los cuatro puntos cardinales. Los que nos colocamos al final para capear un poco quedamos en un par de ocasiones en primera fila. Conoce las limitaciones y capacidades de cada uno y exige a quien puede más y nos consuela a los más limitados con un “Solamente hasta donde pueda” Recuerdo mi rebeldía y la que mostraban mis compañeros cuando en la infancia y, principalmente, en la juventud la “Vieja de historia” o el “Chute de matemáticas” nos corregían. Esta profesora corrige de un modo tal que uno se siente con deseos y obligación de mejorar.
Sabemos que “Profesora de Gimnasia” no son las palabras que lleva el título universitario pero también sabemos que gimnasia es un arte, esto lo dijeron los griegos antes de Cristo así que doña Isabel Pérez nos introduce en un arte muy bello además de preocuparse por nuestro estado y condiciones físicas y va mucho más allá, nos acondiciona para que cuidemos la memoria, la capacidad de concentración, la relajación, los sentimientos justos y bondadosos y la alegría. Con ella y gracias a ella somos mejores Adultos Mayores.
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