martes, marzo 01, 2005

Época de colegio

Marzo, mes de trajines y preocupaciones para los padres.
También mes de sueños y esperanzas. Está la pregunta en las mentes de todos los padres ¿Cuál será el resultado final de estos esfuerzos?
A nosotros nos queda el recuerdo grato-doloroso, alegre-triste, triunfo-fracaso de aquella lejana época; recuerdo que está en el baúl como corresponde y también está metido en nuestra carne y en nuestra sangre.
Reciban todos los padres un cordial y sincero saludo y deseo de éxito de estos “veteranitos” de “Los Años Dorados” que a continuación entregan un recuerdo de

· La Señorita Guillermina.

En octubre del 2004 presenté a la señorita Guillermina Miller, mi profesora desde el año 1929 hasta 1932, esto es, desde silabario a cuarta preparatoria. ¿Les hago recordar palabras caídas en el olvido? ¿Se les apreta el corazón cuando leen silabario y preparatoria? Entreguen a Chocherías recuerdos de esa época lejana pero no olvidada y que con la mención de sólo dos palabras humedecen los ojos y sabemos que si habláramos, algo, un poquito, nos temblaría la voz. Recuerdos sencillos, gratos, emotivos. Con o sin reserva de vuestros nombres. Verídicos. Comuníquenmelos de palabra, Chocherías tiene quien redacte.
En noviembre del 2003 Osvaldo nos sorprende recitando “La Flor y la Nube” y dedica palabras de recuerdo y agradecimiento a José María Poblete, su profesor en la escuela 63 de Sewell en 1940. Él le infundió el gusto por la poesía y el amor por el lenguaje.
Ahora recién, en diciembre del 2004, Rosita Elvira nos conmueve con recuerdos de su “Señorita” Berta Marambio Iribarren.
En agosto del 2004 publicamos el honor que Gladys Castro nos hace al leer a sus alumnos “El Diario de un Perrito”
En junio del 2004 se relata la vida llena de realizaciones de nuestro socio, Rubén Pardo Pinilla, profesor primario, director de escuelas y regidor.
¿Por qué esta ligazón de Chocherías con la enseñanza primaria, ahora básica? Porque lo que usted es ahora como adulto mayor y lo que soy yo como viejo es en gran medida resultado de lo que recibimos de padres y profesores en nuestra infancia. Consecuentemente en la conducta del mundo actual también hay mucho de lo que nosotros hicimos y, todo lo que dejamos no pudimos o no supimos hacer como formadores de nuestros descendientes.
¡Cuánto de lo que la señorita Guillermina enseñaba se perdió tragado por la voracidad desprovista de principios de la modernidad!
Un ejemplo sencillito, terrenal. En cuarta preparatoria nos enseñó que es una carta: “Una conversación tuya con una persona que está lejos y que como no puede escucharte tu se la mandas escrita en un papel” Seguía una descripción cuidadosa del papel carta, llamado esquela (otra palabra que llevamos mucho tiempo sin escuchar) y las formalidades que obligadamente deben respetarse: Al iniciar la carta: ciudad o comuna o localidad donde está quien escribe. Así, ustedes deben poner Quinta Normal y no Santiago que empieza en la calle Villasana. A continuación la fecha, e iniciaba un modelo en el pizarrón. Supongamos que Panchito escribe a su tía Susana de Melipilla y continuaba la carta; todos los “cabros” (otro modismo perdido) nos convertíamos en Panchito y la señora Susana era tía de todos. Terminaba la clase con un completo modelo del sobre, su anverso y reverso y finalmente el franqueo, valores de la estampilla para Santiago y “para fuera de Santiago” Si, valores distintos de las estampillas. Y el sermón “No colocar estampilla a una carta es cosa de rotos y el que la recibe, para que se la entreguen debe pagar una multa” La señorita Guillermina, sabiamente, nos infundió temor a que en la vida llegáramos a ser unos “rotos”
Y no olvides nunca. “Quien te escribió pensó en ti, usó su tiempo y gastó su dinero para comunicarte algo y estás obligado a contestar, las cartas debes contestarlas siempre, siempre”
Señorita Guillermina, esta enseñanza suya no trascendió a su futuro, que es este presente. Ahora pareciera que es cosa de “rotos” contestar las cartas. ¡Sólo son válidos los e-mail y los fax!