martes, diciembre 07, 2004

¿Como se puede endulzar la Vida?

“Chocherías” destaca un gesto sencillo, valiente, desinteresado, cordial, amistoso, original…
Me dice Edith: “Te has fijado que en los comercios lo habitual es que quien te atiende lo haga en forma absolutamente impersonal, cara inexpresiva-(Cara de póquer). Si tiene lo que le has pedido te lo alcanza mirando al vacío y si no lo disponen con una fugaz mirada te informa,- no lo tenemos, o, no lo trabajamos,- Ningún esfuerzo por darte a conocer alternativas o lugares donde si puede estar lo buscado. Esa actitud tan indiferente y a veces hasta con un dejo de hostilidad te inhibe y confunde, das las gracias, estás agradeciendo nada y vas a buscar lo necesitado a otro lugar donde la actitud es la misma. Tanto que a veces piensas “Puchas, la tipa que me atendió en la otra cuadra corrió y llegó antes que yo, para volver a desatenderme igual por segunda vez.
“En las oficinas públicas te acercas al sitio donde lees INFORMACIONES y el o la que está allí para informarte no empieza por informarse él, por notar, por advertir tu presencia. La vista fija en el computador, tú no puedes ver la pantalla, puede estar resolviendo un solitario, después de interminables minutos toma el teléfono masculla algunos sonidos guturales, vuelve la vista al computador, teclea, mueve el ratón, se para, a va a otro escritorio o sale del recinto, vuelve, se sienta y reanuda su atención al solit.. al computador. Tú te convences, sin ninguna duda, de que te has vuelto invisible y vas a retirarte cuando oyes: ¿Qué se le ofrece? Haces tu pregunta. La respuesta, voz, tono impersonal, ninguna inflexión de amabilidad o interés y, por supuesto sin que conlleve ayuda o posibilidades de solución a tu problema. Es posible que te diga: Eso tiene que preguntarlo en el Ministerio de Dudas Interiores.
¿Dónde queda?
Molesto. No se, vuelve la mirada a un escritorio vecino Oye, Francisco ¿Tú Sabes…?
Francisco: No, la que sabe es la Sarita pero está con vacaciones, que venga a preguntar la semana que viene.
Agrega Edith “Siempre llevo caramelos en el bolsillo o en la cartera y a lo lejos tengo la alegría de regalar uno y decir: Gracias por sonreír. Gracias por atenderme bien.