1. Recordando: Financiamiento para construir la capilla.
La obra colectiva, en el orden material, más importante de los vecinos de San Pedro es la construcción de la capilla San Pedro Apóstol
Con la presidencia de Irene Silva, Norma Vargas como tesorera, un bosquejo de edificio aportado por el padre Bernabé Silva y el entusiasmo heroico, ejemplar e irreductible de la comunidad se atacó, si, ese es el verbo justo, se atacó a la construcción de la capilla con el audaz sistema de comprar materiales a crédito y contratar mano de obra confiando en la providencia y en la propia capacidad para generar recursos; las acciones para este fin se denominaron “eventos” y fueron múltiples anticuchadas, sopaipilladas, tardes bailables, bingos, un memorable carnaval en unión con el grupo deportivo de aquella época y la lista se haría más extensa si continuáramos extrayendo recuerdos.
Pasado un tiempo cercano a un año y medio Irene Silva renunció a la presidencia y el cargo lo asumió el padre Bernabé.
La tesorera, Norma Vargas, en la práctica directora de finanzas, optó por el control rígido de entradas y salidas. Exigía a la comisión de trabajo cancelar cualquier consumo personal tal como todos los clientes.
Uno de sus lemas era “Beneficio ES Beneficio” Exigía la presencia de voluntarios y voluntarias a la hora acordada cada vez y retiro cuando todo estaba limpio, ordenado y guardado.
La comisión se mantuvo en sus funciones entre tres y cuatro años y estuvo compuesta por los matrimonios Laureano González y Elba Ibáñez, Ofelia Soto y José Arias y María Sepúlveda, Olga Lillo (El dúo de la colecta comentada en Chocherías de mayo), Pina Bustamante, José Domínguez y Osvaldo Sepúlveda que fabricó y colocó las grandes puertas de la capilla y las cerró para simbolizar que el largo y exigente esfuerzo había concluido exitosamente. Norma Vargas se retiró con la satisfacción de la misión cumplida y dejó el paso libre a nueva sangre para enfrentar la próxima etapa. Si falta algún nombre en la comisión o hemos omitido algún hecho digno de recordar dígannoslo y repararemos.
Con la presidencia de Irene Silva, Norma Vargas como tesorera, un bosquejo de edificio aportado por el padre Bernabé Silva y el entusiasmo heroico, ejemplar e irreductible de la comunidad se atacó, si, ese es el verbo justo, se atacó a la construcción de la capilla con el audaz sistema de comprar materiales a crédito y contratar mano de obra confiando en la providencia y en la propia capacidad para generar recursos; las acciones para este fin se denominaron “eventos” y fueron múltiples anticuchadas, sopaipilladas, tardes bailables, bingos, un memorable carnaval en unión con el grupo deportivo de aquella época y la lista se haría más extensa si continuáramos extrayendo recuerdos.
Pasado un tiempo cercano a un año y medio Irene Silva renunció a la presidencia y el cargo lo asumió el padre Bernabé.
La tesorera, Norma Vargas, en la práctica directora de finanzas, optó por el control rígido de entradas y salidas. Exigía a la comisión de trabajo cancelar cualquier consumo personal tal como todos los clientes.
Uno de sus lemas era “Beneficio ES Beneficio” Exigía la presencia de voluntarios y voluntarias a la hora acordada cada vez y retiro cuando todo estaba limpio, ordenado y guardado.
La comisión se mantuvo en sus funciones entre tres y cuatro años y estuvo compuesta por los matrimonios Laureano González y Elba Ibáñez, Ofelia Soto y José Arias y María Sepúlveda, Olga Lillo (El dúo de la colecta comentada en Chocherías de mayo), Pina Bustamante, José Domínguez y Osvaldo Sepúlveda que fabricó y colocó las grandes puertas de la capilla y las cerró para simbolizar que el largo y exigente esfuerzo había concluido exitosamente. Norma Vargas se retiró con la satisfacción de la misión cumplida y dejó el paso libre a nueva sangre para enfrentar la próxima etapa. Si falta algún nombre en la comisión o hemos omitido algún hecho digno de recordar dígannoslo y repararemos.
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