martes, junio 01, 2004

Tontín y las inundaciones.

Dice Tontín: Me asustan o más bien me aterran las inundaciones que ocurren en Rancagua y las que, según noticias,
hacen llegar el agua a los tobillos, rodillas, ombligo y cuello y a los sufridos compatriotas en tantas ciudades del país. Sigue Tontín: me refiero a las inundaciones consecuencia de lluvias normales y no a aquellas que causan diluvios con semanas de duración y sumergen regiones enteras en otros países.
Continúa Tontín: Como yo soy inteligente y pienso ¡Si, claro que si, pienso! ¿Qué se cree? Concluyo en que las inundaciones ciudadanas que usamos se deben a haberle quitado a las aguas los caminos naturales por donde fluir y si les quitan por donde irse, se quedan. ¿No cree lo mismo usted?
Y ¿Qué impide el drenaje? El Pavimento. En nuestra niñez llovía, la tierra absorbía, cesaba la lluvia, unas pocas horas de sol y todo sequito.
¿Por qué se pavimenta? Para facilitar el desplazamiento veloz y seguro de los vehículos y una vez conseguido el objetivo
¿Qué se hace? Colocar “lomos de toro”, locución correcta, resalto, para impedir la velocidad. ¿En que quedamos, hay que privilegiar o impedir la velocidad?
Agrega nuestro amiguito: Mientras los racionales que nos dirigen decidan si privilegiar o impedir, que se suspendan ambas acciones y ese dinero, el opina, se destine a pagar las deudas de los hospitales.

N. de la R. que quiere decir nota de la redacción: Le advertimos que no leyera a Tontín