La Vejez Color Oro
Se inició la reunión mensual. La rutina, Acta leída y aprobada. Cuentas del presidente acerca de reuniones en entidades agrupadoras de clubes y en otras organizaciones. Los viejitos y las viejitas color oro no son en absoluto ordenados ni propensos a la disciplina, a la primera de cambios están introduciendo temas "na que ver" con la cuenta del presidente. Concluidas las cuentas y tomados los acuerdos que correspondieron deben retomarse las asuntos motivos de interrupciones si ellos suscitaron interés.
Esta vez al informar el presidente de una invitación a elegir una reina que competiría con otras en busca de la reina zonal que a su vez contendería con otras para decidir… otra reina que etc. etc. saltó una voz que, desde luego omitió pedir la palabra "Otra vez la misma majadería de reinas. Elijamos para nosotros un princesa que no ande riñéndoselas a otras por ningún lado La elegimos ahora y la próxima semana la celebramos con torta y champaña" Las voces de la asamblea por el apoyo de la proposición fueron acallando las otras que preferían la reina tradicional y la competencia posterior y muy pronto otra voz "Y tampoco elección, yo soy la princesa y se acabó el cuento, no es cierto chiquillas" Silenciadas las risas así se acordó y el señor presidente pudo continuar con sus cuentas.
Los vocablos torta y champaña obraron milagros, la asistencia fue exactamente el doble de la que tuvo la asamblea anterior.
La princesa lució una liviana corona mucho menos recargada y fastuosa que la que corresponde a las reinas y sobre una cabeza cuyo pelo era gris y blanco se contemplaba un sentimental adorno. La celebración fue de larga duración, varias horas riendo, compartiendo, dando y sintiendo calor humano
El club La Vejez Color Oro lleva varios años de una trayectoria exitosa. Sus socios aumentan y participan, la cancelación de cuotas, tema clásicamente difícil en las organizaciones, funciona en ésta muy correctamente . Las alegres reuniones como la en comento ocurren con frecuencia, siempre hay un motivo.
El club "La vejez Color Oro" tiene problemas, imposible que no sea así porque se trata de una agrupación humana lo que conlleva obligadamente a disparidad de criterios en la importancia que se asigna a las normas por las que encuadrar conductas, decisiones y caminos a seguir. Mientras un grupo, el mayoritario, considera que la entidad es un club social con la exclusiva finalidad de "Pasarlo bien" otro grupo más pequeño considera que la salud física y mental de quienes en su esforzado trayecto por la vida gastaron mucho de sus capacidades y resistencias debe medir el consumo de bebidas o alimentos hipertensivos u oclusores de las arterias. Integra este grupo un socio que se ha hecho antipático por su insistencia en respetar las indicaciones que en cuanto a componentes y cantidades de los alimentos para la tercera edad debe ofrecer el club a sus integrantes de acuerdo con su calidad de adultos mayores.
En el reparto de torta, en la celebración de la princesa, al molestoso le sirvieron un trozo del tamaño conveniente y acostumbrado y a los demás porciones visiblemente mayores. Olvidaron servirle torta a la princesa, quien era el motivo de la reunión y cuando ésta preguntó ¿Y mi torta? Le llevaron un trozo cuatro veces mayor del debido tamaño.
La ordinaria guasa se recibió con algunas muy tibias risas y la princesa alejó de si el plato con la burla un par de centímetros.
Alguien preguntó por el tamaño de la torta y por su aspecto ya que ver la torta, apreciar sus adornos y leyendas forma parte del ritual. Le informaron que estaba bonitamente adornada y con un saludo a la princesa. Todo ello solamente lo apreciaron en la cocina. No se trozó en la mesa, como correspondía, para realizar una insensata pachotada.
Chocherías comenta este suceso de Rucamábhida con extensión y detalles en consideración a la importancia que tiene el mutuo respeto y que éste, a su vez, exige observancia a las normas estudiadas e informadas en protección del Adulto Mayor.
Esta vez al informar el presidente de una invitación a elegir una reina que competiría con otras en busca de la reina zonal que a su vez contendería con otras para decidir… otra reina que etc. etc. saltó una voz que, desde luego omitió pedir la palabra "Otra vez la misma majadería de reinas. Elijamos para nosotros un princesa que no ande riñéndoselas a otras por ningún lado La elegimos ahora y la próxima semana la celebramos con torta y champaña" Las voces de la asamblea por el apoyo de la proposición fueron acallando las otras que preferían la reina tradicional y la competencia posterior y muy pronto otra voz "Y tampoco elección, yo soy la princesa y se acabó el cuento, no es cierto chiquillas" Silenciadas las risas así se acordó y el señor presidente pudo continuar con sus cuentas.
Los vocablos torta y champaña obraron milagros, la asistencia fue exactamente el doble de la que tuvo la asamblea anterior.
La princesa lució una liviana corona mucho menos recargada y fastuosa que la que corresponde a las reinas y sobre una cabeza cuyo pelo era gris y blanco se contemplaba un sentimental adorno. La celebración fue de larga duración, varias horas riendo, compartiendo, dando y sintiendo calor humano
El club La Vejez Color Oro lleva varios años de una trayectoria exitosa. Sus socios aumentan y participan, la cancelación de cuotas, tema clásicamente difícil en las organizaciones, funciona en ésta muy correctamente . Las alegres reuniones como la en comento ocurren con frecuencia, siempre hay un motivo.
El club "La vejez Color Oro" tiene problemas, imposible que no sea así porque se trata de una agrupación humana lo que conlleva obligadamente a disparidad de criterios en la importancia que se asigna a las normas por las que encuadrar conductas, decisiones y caminos a seguir. Mientras un grupo, el mayoritario, considera que la entidad es un club social con la exclusiva finalidad de "Pasarlo bien" otro grupo más pequeño considera que la salud física y mental de quienes en su esforzado trayecto por la vida gastaron mucho de sus capacidades y resistencias debe medir el consumo de bebidas o alimentos hipertensivos u oclusores de las arterias. Integra este grupo un socio que se ha hecho antipático por su insistencia en respetar las indicaciones que en cuanto a componentes y cantidades de los alimentos para la tercera edad debe ofrecer el club a sus integrantes de acuerdo con su calidad de adultos mayores.
En el reparto de torta, en la celebración de la princesa, al molestoso le sirvieron un trozo del tamaño conveniente y acostumbrado y a los demás porciones visiblemente mayores. Olvidaron servirle torta a la princesa, quien era el motivo de la reunión y cuando ésta preguntó ¿Y mi torta? Le llevaron un trozo cuatro veces mayor del debido tamaño.
La ordinaria guasa se recibió con algunas muy tibias risas y la princesa alejó de si el plato con la burla un par de centímetros.
Alguien preguntó por el tamaño de la torta y por su aspecto ya que ver la torta, apreciar sus adornos y leyendas forma parte del ritual. Le informaron que estaba bonitamente adornada y con un saludo a la princesa. Todo ello solamente lo apreciaron en la cocina. No se trozó en la mesa, como correspondía, para realizar una insensata pachotada.
Chocherías comenta este suceso de Rucamábhida con extensión y detalles en consideración a la importancia que tiene el mutuo respeto y que éste, a su vez, exige observancia a las normas estudiadas e informadas en protección del Adulto Mayor.
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