Es remedio de todos los males.
Si eres pobre, trabaja.
Si eres rico, sigue trabajando.
Si te abrumen las cargas y responsabilidades, sigue trabajando.
Si eres dichoso no dejes de trabajar
¿Sufres decepciones? Disípalas trabajando.
Cuando flaquee tu fe y la razón parezca abandonarte, trabaja.
Cuando se desvanezcan todos tus más fúlgidos sueños y estés por perder toda esperanza, trabaja.
Trabaja como si estuviera en peligro tu vida, que en realidad lo está.
Trabaja con fe y con entusiasmo, el trabajo es el mejor remedio para los achaques del cuerpo. Y para las dolencias del espíritu.
¿Te agobia el dolor? ¿Los seres a quienes más amas te son infieles? Trabaja.
¿Las amistades no te comprenden? Trabaja.
El trabajo será tu lenitivo.
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