Recuerdos de Rosita Elvira.
Entrego a mi vecina ¿Chocherías? de febrero, ella mira la portada y comenta: “Me casé el 14 de febrero de 1960, en la iglesia de Coinco. En esa época ni se soñaba que treinta o cuarenta años más tarde sería el Día del Amor”
Le pido que me cuente de ello, se resiste, la presiono. Condiciona: “No para Chocherías” Le argumento: son tan bellos esos recuerdos, su relato va llenar de añoranzas muchas cabezas de “Los Años Dorados”. Acepta. Relata;
“Mi parentela es muy numerosa y con mucho espíritu de familia. La celebración de mi matrimonio fue, así, iniciativa, planificación y trabajo de padres, hermanos, tíos, primos, sobrinos, vecinos y amigos. El patio, patio de casa de campo, se rociaba y barría dos veces al día para obtener cohesión de la tierra, quedó como “durito”, no se levantaba polvo. Una ramada espaciosa para dar sombra en el día y proteger del sereno en la madrugada”
¿Invitados? “Si era de Coinco en algún momento iba a estar presente.” Sólo usaba su derecho de coincano”
¿Música?. “Mi tía Audolía con guitarra, alguna otra tía en el tañido y don Francisco Abarca con el acordeón. Llegados de la iglesia ellos nos tocaron el vals de tradición y terminado éste apareció una orquesta, sorpresa ideada por mi hermano menor, que la contrató en Rancagua. Repetición del vals de los recién casados y de ahí en adelante alternaban orquesta y dúo en amenizar la fiesta, que duró más de un día” “Por esa época recién había llegado a Chile el rock and roll, La orquesta no tuvo problemas en tocarlos y los coincanos en bailarlo.
Esta ceremonia y su concurrida y larga celebración fue el inicio de un matrimonio que duró 36 años. El destino llevó a Gerardo Álvarez a lugares que no conocemos portando el cariño y respeto de su esposa y de Rosa Amelia y Gerardo Ismael, hijos de ambos.
Le pido que me cuente de ello, se resiste, la presiono. Condiciona: “No para Chocherías” Le argumento: son tan bellos esos recuerdos, su relato va llenar de añoranzas muchas cabezas de “Los Años Dorados”. Acepta. Relata;
“Mi parentela es muy numerosa y con mucho espíritu de familia. La celebración de mi matrimonio fue, así, iniciativa, planificación y trabajo de padres, hermanos, tíos, primos, sobrinos, vecinos y amigos. El patio, patio de casa de campo, se rociaba y barría dos veces al día para obtener cohesión de la tierra, quedó como “durito”, no se levantaba polvo. Una ramada espaciosa para dar sombra en el día y proteger del sereno en la madrugada”
¿Invitados? “Si era de Coinco en algún momento iba a estar presente.” Sólo usaba su derecho de coincano”
¿Música?. “Mi tía Audolía con guitarra, alguna otra tía en el tañido y don Francisco Abarca con el acordeón. Llegados de la iglesia ellos nos tocaron el vals de tradición y terminado éste apareció una orquesta, sorpresa ideada por mi hermano menor, que la contrató en Rancagua. Repetición del vals de los recién casados y de ahí en adelante alternaban orquesta y dúo en amenizar la fiesta, que duró más de un día” “Por esa época recién había llegado a Chile el rock and roll, La orquesta no tuvo problemas en tocarlos y los coincanos en bailarlo.
Esta ceremonia y su concurrida y larga celebración fue el inicio de un matrimonio que duró 36 años. El destino llevó a Gerardo Álvarez a lugares que no conocemos portando el cariño y respeto de su esposa y de Rosa Amelia y Gerardo Ismael, hijos de ambos.
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