martes, marzo 06, 2007

Toby: Visita accidental

El ancianito de reluciente calva practicaba su método sustitutivo de barrido de las veredas. Dudo entre referirme al barrido o a la visita. Vamos por lo último. Se le acerca un ejemplar canino de raza poddle, esta raza, aún cuando no tiene la elegante estirpe de la que yo voy a inaugurar tan pronto contraiga matrimonio, tiene sus méritos, esa abundancia, una lolita moderna diría superabundancia, de pelos largos largos muy rizados, éste era color blanco con áreas,- áreas y no manchas,- negras ¿O era al revés, negro con…..? Este perrito se acercó al humano que no tiene nada que peinar y le hizo muy claras peticiones de amistad y protección; se había extraviado, en algún lugar lo alejaron tirándole agua hasta empaparlo, el vecino Ramiro lo alejó amenazándolo con una escoba y ¿Qué hace un perrito en la calle si ningún humano lo asila? El vejete, sumando, restando y sufriendo por el mayor gasto de pellets le dijo: Bueno, entra y el jovenzuelo de dirección perdida, eso no lo había dicho, se trataba de un jovencito de más o menos mi edad, ingresó a este dudoso recinto e intentó pasar al patio pero debió quedarse en el antejardín y nosotros en el patio separados por una subdesarrollada portezuela de palitos sobrantes que el despilosado construyó hace algunos centenares de años, yo podría derribarla de un coletazo pero nunca tengo impulsos ordinarios ni soy estudiante en protesta pacífica. Luego llegó Evelyn a intentar meter en la cabeza de… ¿Les he dicho alguna vez que el humano puesto a mi servicio es calvo? Meter, inútil intento, conocimientos de computación, de esos que aprendí cuando tomaba biberón. Vio al largos pelos y se voló con él; cuente, cuente, una pregunta atropellaba a la otra ¿le dio de comer? ¿Le dio agua? ¿Le buscó garrapatas? ¿Qué nombre le puso? y afirmó: Se va a llamar rulitos. En eso estaban cuando se acerca a la reja una señora acompañada de un pequeñuela de aproximados seis años y declara su propiedad sobre el visitante.
Nombre. “chascas” El vejete abre el portón y le dice ceremoniosamente “chascas, ve con los tuyos” y el perrito que no alcanzó a ser mi amigo le hizo dos saltitos a su ama, dos saltitos a la pequeña y, no lo van a creer, entró y le hizo cinco o seis saltos de despedida al necesitado de peluca.
Hasta una próxima vez chascas casi rulito. Si necesitas asilo y protección alguna vez ven aquí, yo Toby el generoso te la proporcionaré.