Tontín y la Delincuencia.
Comenta nuestro amiguito: “Supe que el Perico fue víctima de un robo” “Saltaron muros, subieron al entretecho, rompieron el cielo de una habitación, forzaron cerraduras, destrozaron cajones y ya” “La acción cometida me permite deducir, si, si yo también deduzco, que se cree, que el (o posiblemente los) ladrón era un hombre joven, avezado en el delito, digamos un profesional; pero mi machismo me lleva a asegurar cosas discutibles, también pudo tratarse de una Lola de pantalones ajustados y blusa ciñendo un busto de esos que hacen soñar…a otros. Si, la mujer se está destacando en toditos los campos.”
Continúa el filosófico Tontín: Tengo que lucubrar sobre supuestos y mis divagaciones me llevan a lo siguiente; Ladrón sexo masculino, aproximadamente veinticinco años, ágil: saltó muros, subió al entretecho y desde ahí al piso de una habitación; confiado en su capacidad de enfrentar imprevistos y de tomar decisiones sobre la marcha tales como huir o plantarse enfrente de posibles sorprendentes; muy decidido, que en alguno de sus “trabajos” puede perder la libertad o la vida; inteligente, siguió un plan elaborado por él o enseñado por otro
Le atribuyo veinticinco años pero hubo un momento en que tuvo cero año, un momento en que nació y posiblemente la matrona dijo a la madre: “Tuviste un lindo varoncito, sanito y sin problemas.” Las condiciones que enumeramos: inteligencia, agilidad, decisión y confianza en si mismo proclaman que no fue un desnutrido en la infancia y muy probablemente no fue un abandonado en el lado material, alimentación, vestuario. ¿Dónde estará la falla? ¿Porqué llegó a la delincuencia?
Luego Tontín asegura que fue el abandono. ¿Cómo… si…? Es harto difícil entender a este amigo, dice que el asaltante de Perico no fue un abandonado y seguidamente asegura que llegó a la delincuencia por abandono y aclara Tontín: El cachorro humano necesita cuidados materiales que todos conocemos y necesita que modelen su alma y su intelecto. Si ese bello cachorrito humano que se transformó en asaltante de la casa de Perico hubiese tenido la fortuna de nacer en otro lugar, de otro padre y otra madre, hasta, quizás en la casa del lado o de enfrente, pudo haber llegado a lucir doctorados, maestrías y primeros premios diversos.
Eso si a la atención material se hubiera agregado… se interrumpe Tontín, su mirada se pierde en el horizonte y rompe el silencio corrigiendo: No, no, si a la enseñanza, de palabra y ejemplo, del valor de la verdad, del valor del respeto y de la honradez se hubiera agregado lo único que falto: EL AMOR
Continúa el filosófico Tontín: Tengo que lucubrar sobre supuestos y mis divagaciones me llevan a lo siguiente; Ladrón sexo masculino, aproximadamente veinticinco años, ágil: saltó muros, subió al entretecho y desde ahí al piso de una habitación; confiado en su capacidad de enfrentar imprevistos y de tomar decisiones sobre la marcha tales como huir o plantarse enfrente de posibles sorprendentes; muy decidido, que en alguno de sus “trabajos” puede perder la libertad o la vida; inteligente, siguió un plan elaborado por él o enseñado por otro
Le atribuyo veinticinco años pero hubo un momento en que tuvo cero año, un momento en que nació y posiblemente la matrona dijo a la madre: “Tuviste un lindo varoncito, sanito y sin problemas.” Las condiciones que enumeramos: inteligencia, agilidad, decisión y confianza en si mismo proclaman que no fue un desnutrido en la infancia y muy probablemente no fue un abandonado en el lado material, alimentación, vestuario. ¿Dónde estará la falla? ¿Porqué llegó a la delincuencia?
Luego Tontín asegura que fue el abandono. ¿Cómo… si…? Es harto difícil entender a este amigo, dice que el asaltante de Perico no fue un abandonado y seguidamente asegura que llegó a la delincuencia por abandono y aclara Tontín: El cachorro humano necesita cuidados materiales que todos conocemos y necesita que modelen su alma y su intelecto. Si ese bello cachorrito humano que se transformó en asaltante de la casa de Perico hubiese tenido la fortuna de nacer en otro lugar, de otro padre y otra madre, hasta, quizás en la casa del lado o de enfrente, pudo haber llegado a lucir doctorados, maestrías y primeros premios diversos.
Eso si a la atención material se hubiera agregado… se interrumpe Tontín, su mirada se pierde en el horizonte y rompe el silencio corrigiendo: No, no, si a la enseñanza, de palabra y ejemplo, del valor de la verdad, del valor del respeto y de la honradez se hubiera agregado lo único que falto: EL AMOR
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