JUAN DE LA CRUZ PÉREZ PINO.
Nacido el 14 de diciembre de 1926, Fallecido el 13 de marzo de 2004, casado con Olga Torres durante 54 años, Padres de Patricia, Mirta y Juan.
Preguntamos a Olga que le gustaría leer con respecto a Juanito en este Boletín.
El prólogo de su respuesta es contundente: “Es costumbre y tradición hacer declaraciones exageradas de las bondades de los fallecidos y, en oportunidades mas que exageración los dichos son francamente falsos”.
Una pausa, un silencio; observo que está ordenando pensamientos. Continúa: “Que tenía defectos, si los tenía como cualquier ser humano, no tiene sentido mencionarlos y Ud. me pide que publicar; la verdad cierta y real sin adornos: Buen marido. Buen padre. Buen dueño de casa. ¿Es necesario citar ejemplos? No. Eso estuvo a la vista de todos todo el tiempo.
Fui testigo y lo escuché siempre: Buen amigo. Capaz de escuchar de verdad al aproblemado, no fingir estar oyendo con interés. Cuando correspondía o era posible se colocaba en el lugar del otro y con ello podía ofrecer consuelo, consejo eficaz y práctico, asistencia con algún trabajo, compañía.”
Después Olga tenía la satisfacción de escuchar: “Si no hubiera sido por Juanito…
La vecina Fresia Valdés me revela: “Cuando jovencita en el cementerio de Cauquenes, Maule, leí en una lápida un verso que me impresionó tanto, aprendí, conservé en la memoria y ahora, sesenta años más tarde estuve ensayándolo, recitándolo en voz alta muchas veces para decirlo en el funeral de Juanito. Me faltó el valor. [Ahora va]
Preguntamos a Olga que le gustaría leer con respecto a Juanito en este Boletín.
El prólogo de su respuesta es contundente: “Es costumbre y tradición hacer declaraciones exageradas de las bondades de los fallecidos y, en oportunidades mas que exageración los dichos son francamente falsos”.
Una pausa, un silencio; observo que está ordenando pensamientos. Continúa: “Que tenía defectos, si los tenía como cualquier ser humano, no tiene sentido mencionarlos y Ud. me pide que publicar; la verdad cierta y real sin adornos: Buen marido. Buen padre. Buen dueño de casa. ¿Es necesario citar ejemplos? No. Eso estuvo a la vista de todos todo el tiempo.
Fui testigo y lo escuché siempre: Buen amigo. Capaz de escuchar de verdad al aproblemado, no fingir estar oyendo con interés. Cuando correspondía o era posible se colocaba en el lugar del otro y con ello podía ofrecer consuelo, consejo eficaz y práctico, asistencia con algún trabajo, compañía.”
Después Olga tenía la satisfacción de escuchar: “Si no hubiera sido por Juanito…
La vecina Fresia Valdés me revela: “Cuando jovencita en el cementerio de Cauquenes, Maule, leí en una lápida un verso que me impresionó tanto, aprendí, conservé en la memoria y ahora, sesenta años más tarde estuve ensayándolo, recitándolo en voz alta muchas veces para decirlo en el funeral de Juanito. Me faltó el valor. [Ahora va]
Oh que vida tan querida
Ay que muerte tan temprana
Cuando tu alma de luces se encendía
Brillaba como el sol de la mañana
Emprendió suavemente su partida
Porque se fue en el sueño.
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